lunes, 5 de enero de 2015

Capítulo 33

Lexie


Al abrir mis ojos, sentí como si hubiera vivido una pesadilla pero la habitación en la que me encontraba tristemente me hizo dar cuenta de que esa era mi realidad muy a mi pesar. Un hecho que desearía que borraran de mi memoria de una vez.
Sentía un fuego recorrer mi garganta y el cuerpo me pesaba, se sentía como si un camión con acoplado me hubiera pasado por encima.
Noté unas manos rodear mi vientre y por primera vez en horas sonreí al saber de quién eran esas manos.
Me di la vuelta y me encontré con los azules ojos de Mark.

-Hola mi ángel.
-Hola amor.
-¿Cómo te sientes?
-Agua.
-Enseguida. 

No pasó más de un minuto hasta que Mark llegó con un vaso y una botella de agua. Aunque el beber lastimaba mi garganta de todos modos por lo menos apagaba el ardor.

-¿Mejor?
-Sí.
-El doctor dijo que hoy ya podremos volver a casa.
-¿Qué es lo que tengo?
-Además de las heridas que te causaron no es nada más que el shock. ¿Te encuentras mejor de eso?
-Será difícil olvidarlo pero me siento más tranquila sabiendo que la policía ya los tiene. No estoy dispuesta a seguir sufriendo. 
-Me alegra escucharte decir eso amor. Creí que esto te afectaría demasiado.
-Sabes, yo también lo pensé mientras estaba atada a esa silla. Pensé que quedaría sumida en desesperación y tristeza pero luego comencé a reflexionar.
-¿Y qué reflexionaste?
-Que vine en busca de una nueva vida, te encontré, encontré a mi familia y no pienso dejar que nada arruine lo que tanto me costó encontrar. Pasamos por muchas cosas Mark y las hemos superado, esta no será la excepción.
-¿Sabes que te admiro como a nadie?
-Es bueno saberlo.- Dije sonriendo.

Me dio un suave beso en los labios y nos vimos interrumpidos por el médico.

-Buen día, ¿cómo amaneciste hoy Lexie?
-Creo que mejor de lo que podría esperar.
-Voy a revisarte. Mark, ¿podrías esperar afuera?
-De acuerdo...

El doctor comenzó a examinarme y luego de cambiarme los vendajes se sentó en una silla a mi lado.

-Bien, todo parece estar en orden pero debes seguir cuidándote ¿si? Hay otra cosa que me gustaría hablar contigo.
-¿Y qué es?
-Tengo una psicóloga que podría ayudarte...
-No necesito una psicóloga.
-Lexie...
-Estoy bien.
-Después de un shock así no sé como puedes estar bien.
-He pasado por cosas peores.
-Bien, no voy a forzarte a nada. Es tu decisión pero creo que deberías replanteártelo. Te dejo su tarjeta.
-Bien, gracias.
-Cuando quieras me avisas y firmamos los papeles del alta.
-De acuerdo.

A los pocos minutos luego de que el doctor se marchara Mark apareció.

-¿Todo bien?
-Sí.
-¿Segura?
-Si. Quiero irme de aquí.
-Bien, deja que firme los papeles y nos vamos.
-De acuerdo.

No quise ser tan fría con Mark pero la situación con el doctor me había puesto muy tensa, ya muchas veces he tratado con psicólogos y nunca me han funcionado así que no se trata de una cuestión de probar.
Pasé al baño a arreglar un poco el desastre que estaba hecha y tomé mis cosas. Mark regresó unos diez minutos después para retirarnos.
Primero pasamos por la casa de Jacob para buscar a Bel y de paso dejarlos tranquilos de que me encontraba bien.
Estacionamos en el patio delantero y Mark me ayudó a bajar del auto para poder entrar en la casa pero antes de llegar a la puerta nos encontramos a Bel jugando.
Ella se giró al escuchar nuestros pasos y sonrió al verme.





-¡Papi!¡La trajiste!¡La salvaste!- Dijo corriendo hasta Mark.
-Sí pequeña, ve a darle un abrazo pero no muy fuerte.
-¡Mamá!- Dijo corriendo a mis brazos y yo lo único que podía hacer fue caer de rodillas al suelo para abrazarla y llorar.-¿Qué pasa?¿No quieres ser mi mami?
-Oh claro que sí, cielo. Solo que me has sorprendido, lloro de felicidad.

Ella me apretó aún más y ya nada me importaba, era feliz definitivamente, Mi familia estaba completa.

-Mis dos princesas.- Dijo Mark uniéndose a nuestro abrazo.- Entremos que el tío Jacob debe estar buscándote Bel.

Cuando entramos a la casa Jacob estaba hecho un manojo de nervios y con Mark no pudimos evitar reírnos.

-¿Se te perdió algo?- Preguntó Mark.
-Yo....mmm...Mark.
-Ya deja, Bel está aquí.
-Dios, niña vas a matarme de un susto.- Dijo desplomándose en el sillón. Los tres reímos al verlo.- Lexie, ¿cómo estás?- Preguntó abrazándome casi sin dejarme respirar.
-Mejor...si me devolvieras mis pulmones.
-Aún se recupera.- Dijo Mark en su modo sobreprotector.
-Estoy bien Jacob, tranquilo. Solo necesito descansar.
-Mmm dudo que puedas hacerlo.
-¿Por qué?
-Compruébalo tú misma. Pasa al living.

Hice caso a lo que dijo y mi cara al entrar en la habitación habrá sido todo un espectáculo ya que todos estaban allí: mamá, papá, Jack, Melissa, Christine.
Tuve que pasar por una gran ronda de abrazos, besos, preguntas hasta que Mark notó mi cara de cansancio y dijo:

-Bien creo que es hora de que la paciente descanse, ya tuvo mucho por hoy. Pero... aprovechando que ya estamos aquí hay algo que quiero decir.

Se aclaró la garganta, se lo veía nervioso, se aflojó la camisa y prosiguió.

-Bueno...todos saben que amo con locura a esta mujer. Sinceramente me enamoré la primera vez que la vi, aunque ella ni notó mi presencia, luego pasamos por un par de inconvenientes pero a pesar de todo logramos superarlos. Aunque ella haya sido muy testaruda y peleadora logró apoderarse de mí. Acá frente a mí, tengo a la mujer más fuerte y valiente que conocí en mi vida, aquí frente a mí tengo a la persona que más admiro. Aquí tengo al amor de mi vida, por eso... Lexie Clark ¿aceptas casarte conmigo?

Mi cuerpo temblaba al escuchar sus palabras, miles de preguntas revoloteaban en mi panza, una sensación de vértigo llenó mi interior. ¿Podría casarme de nuevo?¿No alejaría a Mark con mis miedos?¿La convivencia no arruinaría todo?
Él sacó un anillo hermoso de una cajita que reflejaba el azul de sus ojos, se lo veía lleno de ilusión y esperanzas ¿quién era yo para quitarle eso? Me dio todo y me ofrece la oportunidad de tener una nueva vida ¿por qué tendría que desperdiciarla?

-Sí, Mark. Acepto.

Con una hermosa sonrisa se acercó a mí, me besó lleno de felicidad pero siempre teniendo cuidado.

-Voy a matarte cuando estemos solos. Agonice mientras no contestabas.- Dijo en mi oído.
-Lo siento.- Susurré sonriendo.

Nuevamente pasé por la ronda de besos y abrazos aunque esta vez no fui la única que sufrió la tortura.
Me quedé por unos minutos más junto a ellos hasta que el cansancio me venció y subí a la habitación de huéspedes para descansar antes de ir a la casa de Mark.
Me acosté en la cama y cubriéndome con una manta cerré mis ojos pensando en todas las emociones a las que había dado lugar. El miedo a que algo salga mal y salir herida, la felicidad de formar una familia, la emoción del casamiento, el amor que crece cada día por Mark y el temor sobre que pasaría con Sara, James y Frank...
De repente, el pánico me invadió. ¡Frank! Escuché el disparo.

-¡Mark!- Grité desde la habitación. Escuchaba los fuertes pasos subir las escaleras.
-¿¡Estás bien!?- Preguntó entre preocupado y agitado.
-Sí.
-Dios mío, vas a matarme antes de casarnos.
-¿Qué ocurrió con Frank?
-Lex...
-Dime, yo escuché el disparo.
-Está en el hospital, la herida rozó el corazón y debieron operarlo de urgencia. Aún está en terapia y estos días serán críticos para él. Hay que esperar.
-Dios...
-Él me ayudó a rescatarte ¿sabes?
-Sabía que en el fondo no podía ser tan malo. Siempre fue un buen amigo.
-Un tanto demasiado enamorado pero lo comprendo ¿quién no se enamoraría de esta belleza?
-Cállate.- Dije sonriendo.

Mark se acostó conmigo en la cama y dejando que apoyara mi cabeza en su pecho comenzó a repartir caricias por mi brazo.

-¿No deberías ir con los demás?
-Ya se han ido. Sólo quedan Chris, Jacob y Bel.
-Quieres que vayamos a tu casa.
-Es nuestra casa.
-Mark, no estamos casados.
-No, pero lo estaremos.
-¿Qué dirán tus padres?
-Al diablo con mis padres.
-Mark...deben saberlo.
-Sí pero estoy más allá de lo que tengan para decir.
-De acuerdo puede no importarte su opinión pero debes decirlo.
-Está bien, lo haré.
-Bien, así me gusta.
-Extrañaba a mi ángel mandón.
-Nunca se irá.
-Eso espero.

Nos quedamos descansando un rato más en la habitación hasta que decidimos volver a la casa. Bel necesitaba de nosotros, ya había pasado mucho tiempo con su prima y con Jacob.
Al entrar en la casa, sentí otra sensación. Sentí que era mi hogar, mi refugio. Me sentía en casa.

UN MES DESPUÉS...

Hoy oficialmente diremos la fecha de casamiento con Mark en nuestra fiesta de compromiso. Ha sido un día difícil ya que han trasladado para mañana el día del juicio. Tener que ver las caras de Sara y James nuevamente me eriza la piel. Luego de que Mark se enterara de que el médico había pedido ayuda a la psicóloga no tuve otra opción que aceptar no sin antes pasar por una fuerte discusión con Mark. A final de cuentas, sé que todo lo hace porque quiere verme bien.
Desafortunadamente, Frank no superó la operación, me entristeció enterarme de la noticia era un buen chico a pesar de haberse descarrilado. Intentó ayudar y así terminó, creo que no se merecía ese final. 
Por otro lado, no todo fue malo ya que me enteré que seré "tía". Mel y Jacob tendrán un hijo y eso me ha llenado de felicidad. Ver que mis dos mejores amigos se encuentran en ese estado de plenitud es todo lo que podría pedir.

-¡Mamá!¿Ya estás lista?- Preguntó Bel abriendo la puerta de la habitación.
-Sí, cielo.
-Wow, estás guapísima.- Dijo abrazándome.
-Tú también cariño, el vestido te queda hermoso. ¿Quieres que te haga un peinado?
-Siii.

Mi relación con Bel es cada día mejor, he superado el miedo a reemplazar a Charlotte o de ser incapaz de cuidar de ella. Esta psicóloga me ha ayudado mucho en el proceso de aceptarme como madre y es una de las cosas que más rescato. Esta niña me ha demostrado lo que es el amor de una hija de maneras inimaginables, no pensé que podría querer tanto a un niño luego de la muerte de mi hija pero aquí estoy con mi princesa a punto de anunciar mi casamiento.

-Lista. Perfecta.
-¡Quedó muy lindo!¡Gracias!
-No hay de qué, ¿bajamos?
-¿Quieres que baje contigo?
-Claro. Necesito de una princesa para aparecer.
-Sii. Vamos.

Tomé su pequeña manito y comenzamos a bajar las escaleras. Lo primero que vi fue el brillo en los ojos de Mark al vernos juntas. Yo también quería llorar en ese mismo instante, llorar de felicidad como últimamente me sucedía pero no podía hacerlo frente a todos.
Al llegar al pie de las escaleras Mark me besó y luego Mel corrió para abrazarme.

-Estoy tan feliz por ti, amiga.
-Y yo por ti, ¿qué tal el renacuajo?
-Esperando a tener un "hermanito"
-Mel...
-Vamos Lex, sé que están bien con Bel pero podrían darle una hermanita o hermanito.
-Aún es muy pronto, no sé si estoy lista. No por lo que ocurrió pero aún no me siento preparada.
-Claro que sí, solo que no te das cuenta.
-Ya veremos...¿dónde está Jacob?
-Está retrasado pero viene en camino.
-Más le vale.

Luego mis padres se acercaron hasta nosotras. Mel decidió darnos nuestro espacio por lo que decidió irse con Bel.

-Estamos orgullosos de ti hija.- Dijo mi padre.
-Gracias pa.
-De verdad hija, te veías tan triste y marchita ahora has florecido se te ve radiante y me llena de felicidad verte así.- Dijo mi madre.
-Así me siento, feliz. Esta pequeña familia me hace feliz.
-Y así seguirá siendo porque te mereces solo cosas buenas, eres una excelente hija, madre, futura esposa, amiga. Siento reventar de alegría mi pecho al decir que eres mi hija. Algo bueno habremos hecho con tu padre para tenerte. 
-¿Me dan un momento?
-Claro cielo, ¿estás bien?
-Sí, solo necesito un poco de aire.

Salí rápidamente al balcón. Necesitaba llorar y no quería hacerlo allí adentro. Si antes tenía ganas de llorar con las palabras de mi madre no habría pañuelo que aguantara.




-¿Amor estás bien?
-Sí, enseguida voy.
-¿Qué ocurre?¿Estás bien?
-Sí, solo todas estas emociones.
-Mi ángel llorón. Ven aquí.- Dijo dándome un fuerte abrazo.- He hablado con mis padres, no estaban muy contentos con la noticia pero lo aceptaron. No creo que hoy vengan.
-Está bien, pero al menos les has avisado. Era lo correcto.
-Lo sé, hice bien en escucharte.
-Claro que sí.
-¿Volvemos?
-Sí, volvamos.

Volvimos a entrar a la casa, disfrutamos de la compañía de amigos y familia. Tuvimos un almuerzo realmente agradable pero el momento había llegado, había que anunciar el día de nuestro casamiento. El día en que nos uniríamos definitivamente.

-Bien, necesito la atención de todos por favor.- Dijo Mark haciendo que todos dejaran de hablar.- Este almuerzo tenía un propósito y agradecemos que hayan venido, con Lexie queremos contarles que nos casaremos en dos meses. Quizás muchos lo vean pronto otros muy tarde pero la verdad necesitamos organizar nuestras prioridades y como ya saben venimos de un mes cargado de cosas; si fuera por mi me casaría con este ángel que está a mi lado en este mismo instante pero ha pasado por mucho y merece algo mejor. Esperamos que todos puedan asistir.

Recibimos un caluroso aplauso de todos nuestros amigos y luego de pasar un rato más junto a ellos empezaron a retirarse. Bel también se fue ya que pasaría la noche con mis padres para darnos un espacio a Mark y a mí. Ellos aman con locura a Bel y piensan en vender nuestra casa en Estados Unidos para vivir aquí cerca de nosotros, no quieren perderse de momentos tan especiales.

-Al fin solos.- Dijo Mark tomándome por la cintura para llevarme en brazos hasta nuestra habitación.
-¿Era necesario subir así?- Dije una vez que pise tierra.
-Tenía ganas.- Dijo sonriendo.
-¿Sabes de qué tengo ganas yo?
-Mmm prefiero que me muestres antes que saberlo.

Lentamente me acerqué a él para posar mis labios sobre los suyos. No lo besé, quería sentir el calor de su piel, quería nuestras bocas unidas.
Luego lo besé pero de forma delicada, comenzando así una tortura para ambos que nos necesitábamos. 
Nuestro beso fue tornándose poco a poco en un deseo desesperado. Nuestras ropas comenzaron a dejar un camino por la habitación hasta que ambos quedamos desnudos en la cama. Mark repartía besos por mi cuerpo, en especial aquellas zonas donde las cicatrices se hacían notar. Bajó por mi cuello, sabiendo que es mi debilidad, continuó por mis hombres y se desvío a mi torso hasta llegar a mis pechos donde se tomó su tiempo para dedicarles la atención que necesitaban. El calor de su boca en mi piel me volvía loca y hacía imposible que me controlara, no podía quedarme quieta.
Comencé a frotar mi cuerpo contra el suyo sintiendo su erección en mi centro de placer haciéndole notar lo húmeda que estaba.

-¿Qué quieres?- Dijo con voz ronca escondiendo su cabeza en mi cuello y siguiendo mi juego.
-¿A ti?
-¿Cuándo?
-Ya.
-Sus deseos son órdenes.

El calor me invadió al sentirlo dentro de mí, nos quemábamos juntos entre besos y caricias.
Mark hizo sus embestidas más fuertes y no mucho tiempo después ambos alcanzamos el placer.




La sonrisa de Mark al caer rendidos en la cama era de las mejores cosas que podía disfrutar.

-Te amo.- Dijo
-Sabes que te amo a ti.
-Me gusta que me lo digas.
-Sabes no puedo creer como llegamos hasta aquí.
-Yo tampoco, pero estoy feliz porque encontré lo que estaba buscando.
-¿Una rubia?- Dije riendo.
-Muy graciosa. No, el amor, una familia.

Le di un suave beso en los labios, y abrazados como estamos acostumbrados nos quedamos dormidos.









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