lunes, 29 de diciembre de 2014

Capítulo 32

Mark


El aire ya no era suficiente para mis pulmones, se suponía que debía protegerla, se suponía que nada debía pasarle. Unos minutos. Solo bastaron unos minutos para que le fallara.
Desde el primer día en que la vi supe que ella sería la mujer que cambiaría mi vida, que daría un giro a todo lo que había construido y así lo hizo. Así es Lexie. Un huracán. Un huracán de emociones, uno de esos por los que debes empezar de nuevo. No puedo permitirme la posibilidad de tener una vida sin ella. No ahora.
Había hecho todo lo posible como buscarla por la empresa o consultar con seguridad pero no había hecho hasta lo imposible y no pararía hasta encontrarla.
Subí a mi auto y mientras conducía para llegar a casa marqué el número del detective.

-Mark. ¿Todo en orden?
-Hola detective, no. Las cosas no están en orden.
-¿Qué sucede?
-Lexie ha desaparecido.
-Bien. Sabíamos que esto podía suceder.
-¿Perdón?- Dije casi gritando.
-Mark, a lo que me refiero es que sabemos que esta gente está detrás de ustedes dos. Intentaron matarte ¿qué les impediría secuestrar a Lexie?
-Sí, tienes razón pero necesito encontrarla.
-Escucha, esto es lo que haremos. Tengo todos los datos de los lugares hasta los que he seguido a este trío. Consultaré con un amigo que trabaja en la policía. Tú encárgate de lo que debas arreglar y te llamo cuando ya tenga la dirección exacta.
-De acuerdo.
-Llámame si recibes un llamado o cualquier cosa que necesites.
-Está bien. Gracias detective.
-Adiós.

Más tranquilo, si es que así se puede decir, al saber que tendría la ayuda del detective estacioné en casa. Luego recordé que Bel estaba en la escuela y prefería hablar con ella y supiera las cosas por su padre. No por terceros.
Bastantes cosas venía ocultándole a mi hija y aunque sé que es demasiado pequeña para entender ciertas cosas se merece saber cómo es que funciona todo. No quiero que viva en una mentira.
Esperé a que la larga fila de niños saliera de la puerta delantera de la escuela y luego retiré a Bel.

-Hola papi.- Dijo saltando a mis brazos.
-Hola pequeña.- Dije cargándola en mis brazos.
-Estás triste.
-Sí cielo.
-¿Qué ocurre?
-Vamos al auto y en casa te lo contaré.

Una vez que llegamos a casa ella tomó asiento en el sillón y yo me puse de frente para poder hablar.




-Bueno papi ya puedes contarme.
-Bueno cielo...antes de que Lexie estuviera con papi ella estaba casada.
-¿De verdad?
-Sí, ella tenía una vida. Las cosas no salieron bien con ese hombre y ella vino a vivir aquí.
-¿Y ahora qué ocurre?

-Ese hombre es malo y se ha llevado a Lexie.
-Tienes que encontrarla papi.
-Sí cielo, el detective se está encargando de encontrar una dirección.
-No quiero que le pase nada malo ni a ti.
-Nada malo va a pasar.
-¿Lo prometes?
-Lo prometo. Y también prometo que cuando termine toda esta locura le pediré a Lexie que se case conmigo y venga a vivir con nosotros.
-Iuuuuupi. Seremos una familia. ¿Ella será mi mamá?
-Ella ya es tu mamá si tu así lo quieres.
-Claro que sí.
-Bien, me alegra que estés bien con eso.
-Siiii, ve a buscarla papi porfis,
-Si cariño, primero debo dejarte con el tío Jacob.
-De acuerdo.

Conduje hasta la casa de Jacob y luego de explicarle la situación, sin que Bel escuchara la parte de Sara, dejé todo para que durmiera allí.
De camino a la delegación de policías mi celular sonó, atendí con la esperanza de tener noticias del detective pero era un número desconocido.

-Diga.
-Hola Mark, soy la madre de Lexie.- Dijo entre llantos.
-Hola Mary.
-Ya dime.
-¿Qué cosa?
-Algo le pasó a mi niña.
-¿Cómo lo sabe?
-Tuve un presentimiento, la he llamado al celular, a su casa pero no contesta.
-¿Puede darme su dirección? Así podré explicarle con más calma.
-Te espero en el café de la esquina de la empresa.
-De acuerdo, voy de camino.

Estacioné a una cuadra del café, nervioso por la reacción de la madre de Lexie, también por lo que pensaría de mí al no poder cuidar como debía de su hija.

-Hola Mark.- Dijo sorprendiéndome con un abrazo.
-Hola Mary.
-Siéntate.

Pedimos dos cafés bien fuertes para poder hacer menos dolorosa la charla y comencé a explicarle.

-Mira Mary, tú bien sabes como se tornó la relación entre James y Lexie.
-Sí, sé que también estuvo por acá.
-Así es, tenemos la sospecha o más la certeza de que él junto a mi ex esposa y Frank, su amigo estuvieron tramando algo en nuestra contra por lo que lo más probable es que hayan sido ellos quienes se llevaron a Lexie. Ella ha desaparecido.

Ella no dijo nada, quedó petrificada mirando a la nada misma hasta que en un momento pareció volver a la vida.




-¿Por qué está todo mal?¿Por qué mi hija no puede tener paz?¿Por qué mi hija no puede ser feliz?
-Te entiendo Mary.
-No, no me entiendes. Tú no has visto crecer a tu hija, ver como la embarazan, la engañan, le mienten en la cara, matan a su hija. No me entiendes y no lo harás porque Dios me oiga y nunca te ocurra algo así.
-Estoy tan desesperado por encontrar a Lexie como tú.
-Entonces búscala, muévete.
-Estoy esperando indicaciones del detective.
-Lo siento Mark, no quise sonar así de grosera pero me has dejado en shock.
-Lo sé, ¿por qué no la alcanzo hasta el hotel?
-No, de ninguna manera. Llévame a la comisaría donde están tratando el caso. No me moveré de allí hasta no ver a mi hija.
-De acuerdo. Vamos.

Entendía la posición de Mary, más allá de no poder sentir el dolor de ver a un hijo sufrir al menos imagino cómo se sentiría y es por eso que comprendo el por qué se comportó así conmigo.
Conduje hasta la comisaría y allí nos encontramos con el detective trabajando muy concentrado con un grupo de policías.

-Detective.
-Mark, que bueno que llegaste.
-Ella es Mary, la madre de Lexie.
-Siento mucho conocerla en estas circunstancias señora.
-Lo mismo digo.- Dijo Mary con voz apenada.
-Llegan justo a tiempo estoy un noventa por ciento seguro que se encuentran en esta dirección.
-Bien, iré de inmediato.
-No, espera Mark. Debemos calcular bien nuestros pasos o todo será en vano.
-No hay tiempo que perder.
-Lo sé pero tampoco servirá de algo hacer las cosas mal.
-¿Y bien?¿Cuál es el plan?
-Yo iré en una patrulla con los policías bordeando el depósito por la parte delantera, otras dos a los costados y la idea es que tú vayas por la parte trasera y trates de "negociar" con Sara. Te colocaremos un dispositivo que grabará todo lo que ella diga y a la vez nosotros podremos escuchar. De este modo una vez que los tengamos ya están arruinados.
-De acuerdo.
-¿Estás listo?
-Sí.
-Ahora sí. Andando entonces.
-Ten cuidado Mark, trae a mi hija de nuevo.- Dijo Mary dándome un abrazo.
-Tranquila, volveremos a salvo.

El camino hasta el depósito se me hizo eterno, los nervios estaban matándome y mis manos sudaban.

-Tranquilo Mark, los nervios no servirán de nada.- Escuché al detective decir por el auricular.
-¿Cómo lo sabe?
-Te conozco chico, sé que estás muriendo de nervios.
-Está en riesgo la vida del amor de mi vida.
-Lo sé, todo va a salir según lo planeado.
-Eso espero.

Bajé con sumo cuidado del auto y caminé hacia la puerta trasera. Toqué una, dos, tres veces hasta que la puerta se abrió.

-¿Qué haces tú aquí?- Dijo una muy desconcertada Sara.
-Sé que tienes a Lexie aquí.
-Y al parecer también quieres unirte a la fiesta.
-¿Qué es lo que quieres Sara?
-Mmm tantas cosas cariño, ¿por qué no entras?

Hice caso a lo que dijo y entré a ese horrible lugar, apestaba, la húmedad, la mugre y los insectos lo hacían aún más inmundo.

-Toma asiento querido.- Con asco me senté en una de las sucias sillas.
-¿Y bien que puedo hacer por ti?- Dijo paseándose de punta a punta con sus tacones.
-Liberar a Lexie.
-Oh no cielo, eso aún no. Primero quiero divertirme con la zorrita.
-No te atrevas a hacerle daño.
-No pidas cosas imposibles. Creí que eras más inteligente.
-¿Qué es lo que quieres?
-Mmm en primer lugar quiero los bienes que me quitaste.
-Eso no era tuyo.
-Estábamos casados, por supuesto que sí.
-Esos bienes correspondían a mi esfuerzo de trabajo.
-Como digas pero quiero eso de vuelta, en segundo lugar quiero tu puesto en la empresa y por último serás nuevamente mi esposo.
-¿¡Qué!?¿¡Te has vuelto loca!?
-No querido, es el precio a pagar si tanto quieres a la zorrita. Debo mantener las apariencias de buena mujer.¿Aceptas?- Di que sí, escuché decir por el auricular.
-Sí.
-Mmm eso fue raro, ¿desde cuándo Mark Turner acepta las cosas tan rápido?
-Frank.- Gritó ella y el desgraciado apareció.- Encárgate de él, iré a ver a la zorra.

Sara se marchó y yo quedé junto a Frank, tenía que encontrar la manera de saber donde tenían a Lexie.




-Frank.
-No me hables.
-Por favor, ¿dónde está?
-Ya cállate
-Sé que la quieres, ¿por qué haces esto?
-Porque si ella no es mía tampoco será tuya.
-¿Así es como la quieres?¿No te importa su felicidad?
-Claro que sí.
-Entonces ayúdame a sacarla de aquí.
-No puedo, harás que nos maten a todos.
-No, yo tengo un plan.
-¿Y cuál es ese plan?
-Primero dime donde está Lexie.
-Está aquí.
-Ya sé que está aquí, pero ¿dónde?
-Un piso más arriba.
-Tienes que ayudarme a llegar allí.
-¿Y cómo lo haremos?
-Tú entrarás normal a la habitación y yo me escabulliré. Cuando sea el momento te daré la señal para que me ayudes y podamos sacarla. ¿De acuerdo?
-Está bien.
-Gracias.
-No lo hago por ti. Lo hago por ella.
-Sea como sea, gracias.

En silencio subimos por unas largas escaleras hasta el primer piso, si la planta baja apestaba este piso parecía de película de terror.
Frank me condujo hasta una habitación en la que en el centro había una cabina. Allí pude ver a James y a Lexie herida por los golpes. Quise correr hasta donde se encontraba pero arruniaría todo. Frank se colocó en una punta y yo en otra osbervando la situación. 
Lexie parecía estar conversando con él hasta que en un momento ella comenzó a caminar hasta donde James se encontraba al parecer para besarlo. Mi ira comenzó a aumentar por un momento pero sabía que así no era Lexie y algo debería estar tramando, la ira cedió y el temor se apoderó de mí.
Lexie golpeó a James y quitándole el arma le apuntó. Sara entró a los pocos segundos cargando un arma lista para dispararle a Lexie. No podía permitirlo.
Hice la señal y Frank entró en la cabina, con un golpe seco en la cabeza de Sara se deshizo de ella y luego apuntó a James.





-Ahora Lexie, corre.- Gritó Frank.

Lexie asustada comenzó a correr aún herida y yo la tomé para cargarla en mi hombro.

-Suéltame, suéltame.- Dijo dando patadas al aire.
-Shhh, soy yo. Soy yo.
-¿Mark?
-Si mi ángel, tranquila. Debemos salir de aquí.

Corrí como nunca antes había corrido. Tenía que salvarla, tenía que salvarnos, teníamos una vida que vivir juntos.
Llegamos a la puerta por la que había entrado pero estaba cerrada. Maldita sea. 

-Detective, la puerta está cerrada. Demonios. Necesito que entre. No hay tiempo.- Un disparo se escuchó. O Frank había tenido éxito o había fallado y esperaba que la primera opción haya sido la realidad.
-Tranquilo Mark, ya mismo aviso que entren.
-¡Rápido!

Lexie estaba a mi lado, pérdida con la mirada en el piso.

-Amor, amor ¿estás bien?- Uná lágrima se escurrió por su rostro.
-No.
-Estoy aquí bebé, estoy contigo.- Dije abrazándola.

Temblaba y lloraba en mis brazos y yo lo único que quería era matar a todos los que la hicieron sufrir de este modo.

-Oh, pero que tierna escena...La verdad me conmueves tanto cariño.- Dijo James. Frank había fallado.
-Aléjate.- Dijo Lexie.
-¿No confías en tu hombrecito?
-¿Qué demonios quieres James?- Dije escondiendo a Lexie detrás de mí.
-Quiero lo que es mío.
-Lexie dejó de ser tuya hace mucho tiempo y tampoco es una cosa. Es una mujer libre que puede decidir qué es lo que quiere.
-Oh pero mira el defensor de las mujeres. Eres patético.
-Tal vez, pero no más que tú armando todo este circo.
-¿Circo? Quieres un espectáculo entonces, abre bien los ojos querida porque verás a tu amorcito morir entonces.
-¡Alto!¡Las manos en la cabeza!- Escuché a un oficial gritar mientras abría la puerta. Estabamos a salvo, por fin a salvo.- Suelte el arma, está bajo arresto.

Dos oficiales más se acercaron a él y le colocaron las esposas. Parecía un toro atado, lleno de ira.

-Me las pagarán juro que me las pagarán.
-Oficial, Sara se encuentra arriba.- Dije ignorando a James.

Una ambulancia no tardó en llegar y subí junto a Lexie para que pudieran atenderla lo más rápido posible. Le colocaron un saco para calmar los escalofríos y sus manos ensangrentadas se aferraban a este.






Me partía el alma verla en ese estado pero encontraría la manera de que olvidara todo el dolor y pudiera entregarse a la felicidad que disfrutara de una nueva vida junto a mí y Bel.
Formar nuestra familia, construir nuestro futuro a la par.

Llegamos en unos pocos minutos al hospital más cercano, la enfermera se llevó a Lexie y yo esperé en la sala a que trajeran noticias.

-¿Señor Turner?- Dijo un médico.
-Soy yo.
-Bien, soy el Dr. Williams.
-¿Tiene noticias doctor?
-Sí, afortunadamente no hay nada de qué preocuparse. Solo fueron golpes que sin embargo fueron duros para ella, la sangre de las manos fue producto de las cuerdas a las que estaba amarrada y que fueron cortando su circulación al punto de cortarle la piel también. Las heridas se sanarán de a poco, debe ser muy cuidadosa de dedicarle su tiempo cada noche para que sanen bien. La tendremos en observación debido al shock que sufrió. Mañana podrá volver a su vida normal.
-¿Puedo pasar a verla?
-Por supuesto.

El médico me condujo por un pasillo hasta llegar a la habitación, luego de agradecerle por su ayuda entré.

-Hola mi ángel.
-Hola.- Dijo en un hilo de voz.- Acuéstate a mi lado.
-¿Entraremos?
-Sí.

Hice lo que me pidió y me acosté a su lado.

-Tuve miedo Mark.
-Lo sé amor, pero ahora ya estás a salvo.
-¿Qué sucedió con ellos?
-Están detenidos. Ya nos encargaremos del juicio ahora solo necesito que no pienses más en ellos.
-Están locos.
-Lo sé, Bel quería verte.- Dije para que dejara el tema.
-Yo también quiero verla.
-Creo que será mejor que mañana te vea, hoy necesitas descansar. ¿Por qué no duermes un rato?
-¿Te quedas conmigo?
-Para siempre.

Ella sonrió, se acurrucó en mi pecho y cerró sus ojos inmediatamente. Al fin tenia la paz que tanto necesitaba, se sentía como una noche de insomnio cuando parece que nunca llegará la madrugada pero al final llegó la calma.

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