lunes, 15 de diciembre de 2014

Capítulo 31

Lexie


Había decidido ir a casa sola después de ver entrar al padre de Mark en su oficina. Nada malo iba a salir de eso e internamente esperaba que no discutieran mucho, sé cuanto le afecta esa tensa relación y me apena muchísimo que tenga que ser así. Ojalá no tuviera que sufrir así, ojalá pudiera tener el cariño que mis padres me ofrecieron pero desgraciadamente sé que no todo en la vida es como esperamos.
Tomé mis cosas y bajé en el ascensor, ya casi al llegar a planta baja este se detuvo y Frank entró.

-Frank.- Dije seria, aún no podía olvidar el encuentro en el vestuario y que posiblemente haya sido él quién quiso atropellar a Mark.
-Lex.- Dijo él guiñándome un ojo.- ¿Te vas sola?
-No, voy con Mark.- Mentí.
-Mmm...que raro suena eso. Él no está aquí, lo acabo de ver con su padre y tenían para largo rato.
-¿Qué es lo que quieres Frank?
-¿Qué son esos modales conmigo hermosa?- El ascensor se detuvo en planta baja y salí de allí lo más rápido que pude sintiendo los pasos de Frank detrás de mí.- ¿A dónde crees que vas?- Dijo tomándome del brazo una vez que estuvimos afuera de la empresa.
-Me haces daño...- Dije con lágrimas en mi rostro.
-No puedes entender que eres lo más hermoso que vi en mi vida, que te amo, él no te merece pero yo sí, puedo dártelo todo pero tu no lo valoras. Lo siento pero debo hacer esto.





No pude contestar sentí su mano en mi boca junto a algún pañuelo e inmediatamente me sumí en la oscuridad.

Me sentía fría, necesitada, perdida, no sabía cuanto tiempo había estado en ese estado pero al abrir mis ojos comprobé el horrible lugar en el que me encontraba atada de pies y manos en una silla dentro de un tipo de galpón abandonado. Las pocas ventanas cubiertas de mugre, cucarachas corrían por la habitación, el olor a humedad invadía la habitación.
El miedo aceleraba mis nervios y sentía como el frío sudor corría por mi rostro.
Escuché que pasos se acercaban y me preparé para afrontar lo peor.

-Hola amor.- Dijo la voz que menos quería escuchar.
-¿James?
-¿Quién más sino?
-¿Por qué me haces esto?
-No quería llegar a este punto pero me obligaste a tomar estas decisiones.
-Yo no he hecho nada, tú te encargaste de destruir todo lo que habíamos construido.
-¿Perdón? Tú pediste el divorcio.
-¿Qué querías que hiciera? Me engañaste. ¿Pretendías que todo siguiera su rumbo?
-Pues sí, nuestra hija nos necesitaba.
-Y mira como ha terminado.
-No te atrevas a sacar ese tema, deja de culparme por ello. Maldita zorra.- Dijo abofeteándome.
-No hay otro culpable excepto tú.- Dije escupiéndolo sintiendo como la sangre escapaba de mis labios.
-¡Dije que te calles!- Gritó él.
-Eres un miserable y me das pena, ahora engañas a tu ex amante con Sara. 
-¿Quién dijo que Sara sea mi amante?- Dijo confundido.





-¿Acaso estoy confundida?
-Con Sara estoy por otros asuntos que de no haberte relacionado con tu jefecito hoy no estarías aquí. Aunque destruirte si estaba y está en mis planes.
-¿Qué?
-Ya vas a enterarte de todo querida ahora estás muy charlatana creo que es hora de que descanses un poquito.

Sentí nuevamente el pañuelo en mi rostro y la oscuridad volvió a cegarme.
Quería sacar fuerzas de donde no tenía y luchar, tratar se seguir adelante y terminar con esa maldita pesadilla pero no podía. Aunque lo quisiera con todas mis fuerzas no podía.
Pensé en todo lo que perdería si no conseguía vivir, una vida con Mark, mis días y noches con él, ver las sonrisas de Bel, verla crecer, Amy recuperada, Chris feliz junto a su madre y Jacob. No estaba dispuesto a perderme de todo ello. Escuchaba la voz de Charlie diciendo: "Tu puedes mamá". Debía hacerlo. Debía hacerlo por ella, por mí.
Volví a abrir mis ojos con mucho esfuerzo luego de no sé cuánto tiempo, el cuerpo me pesaba y la presión de las cuerdas en mis muñecas y tobillos estaba lastimándome al punto de cortar mi circulación.
Nuevamente estaba sola, recorrí con mi mirada todo el lugar tratando de encontrar de alguna forma algún tipo de salida para poder escapar. Nada. No había nada.
Escuché pasos acercarse otra vez pero estos no eran los mismos, estos eran pasos firmes, pasos de una persona decidida, el sonido del taco golpeando contra el cemento erizaba mi piel. No quería ver su rostro tampoco para comprobar quien era. Decidí cerrar mis ojos y fingir estar durmiendo. Claramente no fue la mejor decisión sentí como me abofeteaba la cara y mi mejilla picaba por el golpe.

-Despierta, zorra.- Escuché cómo salía de su boca. Lentamente muy a mi pesar fui abriendo mis ojos.- Miren quién está aquí, la dulce y tierna Lexie Clark.
-¿Tú también?- Dije mirando con asco a Sara.
-¿Quién más idearía esto? Si fuera por esos dos inútiles perritos falderos enamorados de ti este plan sería un fracaso pero por suerte aquí estoy yo.
-¿Qué es lo que quieren? No les basta ya con arruinarnos la vida.
-¿Arruinarles? Oh no bromees querida.
-¿Bromear? Claro que no.
-Tú eres la que lo ha arruinado todo maldita infeliz, destruiste mi matrimonio, ahora quieres mi dinero, mis cosas.
-Tu matrimonio te encargaste de destruirlo mucho antes, ni de cuidar a tu hija eres capaz.
-Oh no, no puedo creer esto. ¿Tú vas a hablarme sobre como cuidar a una hija? Tú que no cuidaste de la tuya y mira como terminó muerta. No está más. Boom se fue.
-Cállate desgraciada, no te atrevas a hablar de mi hija con tu sucia boca.- Dije al borde del colapso.
-A mi me respetarás.- Dijo golpeando tan fuerte mi cara, que perdí el equilibrio en la silla y mi cabeza golpeó contra el duro concreto.

La cabeza comenzó a punzar fuerte y lo único que pedía era paz, estar sola. No quería más golpes, no quería más discusiones, no quería pensar en lo próximo que me tocaría vivir.
A lo lejos pude escuchar un gemido de dolor y luego comprobé que era Frank quién se había acercado a Sara.

-Sara, creo que ya es suficiente.
-Cállate inútil, yo decido cuándo es suficiente.
-Dijiste que no le harías daño.
-¿Y lo creíste? Eres más idiota de lo que pensaba. Ayúdala a levantarse, vendré luego. No quiero que hables con ella ¿entendido? Cuando esté más consciente llévala con James.
-Sí.

Sentí como Frank intentaba levantar la silla poco a poco tratando de reincorporarme en la posición en la que me encontraba.

-Yo no quería esto Lex.- Dijo con lágrimas derramadas por su rostro.
-Lo hecho hecho está.
-Lo siento.
-Ya es tarde. ¿Qué es lo que planean?
-No puedo decírtelo Lex.
-Entonces ya no me hables.
-Intentaré ayudar.
-Si con ayudar te refieres a esto, no lo hagas.
-No seas así Lex, cometí un error.
-Así es cometiste un error.

No volvió a hablarme. Limpió con un poco de agua las heridas de mi rostro aunque hubiera preferido que no me tocara, el simple contacto hacía mi piel arder de dolor como si de fuego se tratara.
Me dio un poco de agua  que bebí a regañadientes, el líquido raspaba mi garganta después de tanto gritar. 
Desató mis tobillos que pude ver cómo estaban cortados por la cuerda y lo mismo hizo con mis manos pero solo de la silla, mis muñecas aún permanecían unidas.
Tapó mis ojos con sus manos y me condujo por lo que habrá sido un pasillo hasta una habitación en la cual se encontraba James.

-Bien. Puedes retirarte.- Le dijo a Frank.




-Ten cuidado.- Contestó él.
-No vengas a decirme lo que debo hacer. Largo.- El obedeció y ambos quedamos a solas.
-Ahora sí. Sólo para mí.
-Por favor James, qué es lo que quieren.
-Me encanta verte así, suplicando.- Dijo acercándose lentamente hasta mí. Asco. Me daba asco.
-Prefiero que me mates antes de que me toques.
-Mmm que mala estamos, pero no te preocupes yo no tengo intenciones de matarte. Sara sí.
-¿Qué quieren?¿Dinero?
-Si fuera solo eso querida.- Pude ver un arma detrás de él. Debía encontrar alguna manera para quitársela. Rápido.
-¿Qué?
-Mira, no creo que salgas viva de este lugar. Te lo contaré.
-Antes ¿puedes desatarme?
-¿Crees que soy tan idiota?
-Por favor James, juro que no me moveré pero esto me está matando.
-Déjame ver.- Afortunadamente mi mentira no fue una mentira del todo, mis muñecas y nudillos sangraban.- De acuerdo. Como intentes algo estúpido no me lo pensaré dos veces y será el final ¿entendido? Cerraré con llave.- Hizo lo que dijo y luego me desató, quise llorar al sentir el alivio de tener mis manos libres.
-Gracias.- Primero debía ganarme su confianza. Luego intentaría ir por el arma.
-Silencio. Querías saber la verdad. Tendrás la verdad.
Solo pude asentir.
-Te fuiste de Estados Unidos, me dejaste en el hospital sin interesarte por mí, te odié a partir de ese día.
-¿Cómo no iba a odiarte yo?- Dije sin poder dar crédito a lo que decía.
-Cállate o no seguiré.- Hice caso a lo que decía.- No reparaste en todo el daño que sufrí, te seguí, te investigué. Quedé en la ruina luego del divorcio y lo que tuve que pagar en rehabilitación. Mis negocios se derrumbaron. Me propuse acabarte Lexie, pegué el grito en el cielo cuando me enteré que salías con el hijo Turner, tú ganabas, yo perdía. Me vine con mi mujer a Londres y contacté con Sara, sabía que la ex esposa iba a querer venganza. Es una mujer fácil, la seduje, un poco de blabla, sexo, dinero y cayó en la palma de mi mano. Su idea era empezar a desviar dinero de la empresa, con sus encantos ganarse a tu suegrito, generar desconfianza en algún empleado y luego dejarlos a todos en la ruina. 
-¿Para qué me quieren a mí?
-Otra manera rápida de hacernos dinero.
-¿Con un rescate?
-Claro querida, con la diferencia que no habrá rescate.
-Dijiste que no tenías intenciones de matarme.
-Yo no. Sara sí. 
-¿Nunca me has querido ni un poco?¿No te importa verme muerta?
-Lexie, no vayas por ese camino...- Esta era mi oportunidad, debía hacerme la víctima. Me puse de pie y caminé en su dirección.
-Sabes que siempre te he querido. Estaba dolida por Charlie. Apenas pude seguir con mi vida.- Dije a pocos centímetros de él.
-¿Y el jefecito?
-Es solo una distracción. ¿Cómo podría estar con alguien? Después de todo lo que ha pasado.
-Te he estado observando se te ve feliz.- Dijo confundido.
-¿Feliz?¿Cómo podría estar feliz?- Dije llorando. Y colocando mi cara muy cerca de la suya. Odiaba la situación. Me daba rechazo tenerlo tan cerca pero debía sobrevivir, tenía una familia por la que luchar y no volvería a perderla.
-Lexie...
-Sh...esto queda entre nosotros dos.

Me acerqué aún más a él y posé mis labios en los suyos. Náuseas sentí en ese momento. 
Le di un casi beso y aproveché la situación, le dí un rodillazo en su estómago y tomé el arma de su bolsillo.




-Me das asco.- Dije apuntando a su rostro.
-Maldita perra.- Dijo retorciéndose de dolor.
-Pagarás por todo.
-No te atreverías.
-Ponme a prueba.
-No será necesario.- Escuché la voz de Sara detrás de mí, cargando su arma y colocandola en mi sien. 

Era mi final. Había perdido.




2 comentarios :

  1. Señor jesus!!! Como haces estoooooooooooooooo que buen capitulo...... felicitaciones
    besos desde colombia

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