lunes, 29 de diciembre de 2014

Capítulo 32

Mark


El aire ya no era suficiente para mis pulmones, se suponía que debía protegerla, se suponía que nada debía pasarle. Unos minutos. Solo bastaron unos minutos para que le fallara.
Desde el primer día en que la vi supe que ella sería la mujer que cambiaría mi vida, que daría un giro a todo lo que había construido y así lo hizo. Así es Lexie. Un huracán. Un huracán de emociones, uno de esos por los que debes empezar de nuevo. No puedo permitirme la posibilidad de tener una vida sin ella. No ahora.
Había hecho todo lo posible como buscarla por la empresa o consultar con seguridad pero no había hecho hasta lo imposible y no pararía hasta encontrarla.
Subí a mi auto y mientras conducía para llegar a casa marqué el número del detective.

-Mark. ¿Todo en orden?
-Hola detective, no. Las cosas no están en orden.
-¿Qué sucede?
-Lexie ha desaparecido.
-Bien. Sabíamos que esto podía suceder.
-¿Perdón?- Dije casi gritando.
-Mark, a lo que me refiero es que sabemos que esta gente está detrás de ustedes dos. Intentaron matarte ¿qué les impediría secuestrar a Lexie?
-Sí, tienes razón pero necesito encontrarla.
-Escucha, esto es lo que haremos. Tengo todos los datos de los lugares hasta los que he seguido a este trío. Consultaré con un amigo que trabaja en la policía. Tú encárgate de lo que debas arreglar y te llamo cuando ya tenga la dirección exacta.
-De acuerdo.
-Llámame si recibes un llamado o cualquier cosa que necesites.
-Está bien. Gracias detective.
-Adiós.

Más tranquilo, si es que así se puede decir, al saber que tendría la ayuda del detective estacioné en casa. Luego recordé que Bel estaba en la escuela y prefería hablar con ella y supiera las cosas por su padre. No por terceros.
Bastantes cosas venía ocultándole a mi hija y aunque sé que es demasiado pequeña para entender ciertas cosas se merece saber cómo es que funciona todo. No quiero que viva en una mentira.
Esperé a que la larga fila de niños saliera de la puerta delantera de la escuela y luego retiré a Bel.

-Hola papi.- Dijo saltando a mis brazos.
-Hola pequeña.- Dije cargándola en mis brazos.
-Estás triste.
-Sí cielo.
-¿Qué ocurre?
-Vamos al auto y en casa te lo contaré.

Una vez que llegamos a casa ella tomó asiento en el sillón y yo me puse de frente para poder hablar.




-Bueno papi ya puedes contarme.
-Bueno cielo...antes de que Lexie estuviera con papi ella estaba casada.
-¿De verdad?
-Sí, ella tenía una vida. Las cosas no salieron bien con ese hombre y ella vino a vivir aquí.
-¿Y ahora qué ocurre?

-Ese hombre es malo y se ha llevado a Lexie.
-Tienes que encontrarla papi.
-Sí cielo, el detective se está encargando de encontrar una dirección.
-No quiero que le pase nada malo ni a ti.
-Nada malo va a pasar.
-¿Lo prometes?
-Lo prometo. Y también prometo que cuando termine toda esta locura le pediré a Lexie que se case conmigo y venga a vivir con nosotros.
-Iuuuuupi. Seremos una familia. ¿Ella será mi mamá?
-Ella ya es tu mamá si tu así lo quieres.
-Claro que sí.
-Bien, me alegra que estés bien con eso.
-Siiii, ve a buscarla papi porfis,
-Si cariño, primero debo dejarte con el tío Jacob.
-De acuerdo.

Conduje hasta la casa de Jacob y luego de explicarle la situación, sin que Bel escuchara la parte de Sara, dejé todo para que durmiera allí.
De camino a la delegación de policías mi celular sonó, atendí con la esperanza de tener noticias del detective pero era un número desconocido.

-Diga.
-Hola Mark, soy la madre de Lexie.- Dijo entre llantos.
-Hola Mary.
-Ya dime.
-¿Qué cosa?
-Algo le pasó a mi niña.
-¿Cómo lo sabe?
-Tuve un presentimiento, la he llamado al celular, a su casa pero no contesta.
-¿Puede darme su dirección? Así podré explicarle con más calma.
-Te espero en el café de la esquina de la empresa.
-De acuerdo, voy de camino.

Estacioné a una cuadra del café, nervioso por la reacción de la madre de Lexie, también por lo que pensaría de mí al no poder cuidar como debía de su hija.

-Hola Mark.- Dijo sorprendiéndome con un abrazo.
-Hola Mary.
-Siéntate.

Pedimos dos cafés bien fuertes para poder hacer menos dolorosa la charla y comencé a explicarle.

-Mira Mary, tú bien sabes como se tornó la relación entre James y Lexie.
-Sí, sé que también estuvo por acá.
-Así es, tenemos la sospecha o más la certeza de que él junto a mi ex esposa y Frank, su amigo estuvieron tramando algo en nuestra contra por lo que lo más probable es que hayan sido ellos quienes se llevaron a Lexie. Ella ha desaparecido.

Ella no dijo nada, quedó petrificada mirando a la nada misma hasta que en un momento pareció volver a la vida.




-¿Por qué está todo mal?¿Por qué mi hija no puede tener paz?¿Por qué mi hija no puede ser feliz?
-Te entiendo Mary.
-No, no me entiendes. Tú no has visto crecer a tu hija, ver como la embarazan, la engañan, le mienten en la cara, matan a su hija. No me entiendes y no lo harás porque Dios me oiga y nunca te ocurra algo así.
-Estoy tan desesperado por encontrar a Lexie como tú.
-Entonces búscala, muévete.
-Estoy esperando indicaciones del detective.
-Lo siento Mark, no quise sonar así de grosera pero me has dejado en shock.
-Lo sé, ¿por qué no la alcanzo hasta el hotel?
-No, de ninguna manera. Llévame a la comisaría donde están tratando el caso. No me moveré de allí hasta no ver a mi hija.
-De acuerdo. Vamos.

Entendía la posición de Mary, más allá de no poder sentir el dolor de ver a un hijo sufrir al menos imagino cómo se sentiría y es por eso que comprendo el por qué se comportó así conmigo.
Conduje hasta la comisaría y allí nos encontramos con el detective trabajando muy concentrado con un grupo de policías.

-Detective.
-Mark, que bueno que llegaste.
-Ella es Mary, la madre de Lexie.
-Siento mucho conocerla en estas circunstancias señora.
-Lo mismo digo.- Dijo Mary con voz apenada.
-Llegan justo a tiempo estoy un noventa por ciento seguro que se encuentran en esta dirección.
-Bien, iré de inmediato.
-No, espera Mark. Debemos calcular bien nuestros pasos o todo será en vano.
-No hay tiempo que perder.
-Lo sé pero tampoco servirá de algo hacer las cosas mal.
-¿Y bien?¿Cuál es el plan?
-Yo iré en una patrulla con los policías bordeando el depósito por la parte delantera, otras dos a los costados y la idea es que tú vayas por la parte trasera y trates de "negociar" con Sara. Te colocaremos un dispositivo que grabará todo lo que ella diga y a la vez nosotros podremos escuchar. De este modo una vez que los tengamos ya están arruinados.
-De acuerdo.
-¿Estás listo?
-Sí.
-Ahora sí. Andando entonces.
-Ten cuidado Mark, trae a mi hija de nuevo.- Dijo Mary dándome un abrazo.
-Tranquila, volveremos a salvo.

El camino hasta el depósito se me hizo eterno, los nervios estaban matándome y mis manos sudaban.

-Tranquilo Mark, los nervios no servirán de nada.- Escuché al detective decir por el auricular.
-¿Cómo lo sabe?
-Te conozco chico, sé que estás muriendo de nervios.
-Está en riesgo la vida del amor de mi vida.
-Lo sé, todo va a salir según lo planeado.
-Eso espero.

Bajé con sumo cuidado del auto y caminé hacia la puerta trasera. Toqué una, dos, tres veces hasta que la puerta se abrió.

-¿Qué haces tú aquí?- Dijo una muy desconcertada Sara.
-Sé que tienes a Lexie aquí.
-Y al parecer también quieres unirte a la fiesta.
-¿Qué es lo que quieres Sara?
-Mmm tantas cosas cariño, ¿por qué no entras?

Hice caso a lo que dijo y entré a ese horrible lugar, apestaba, la húmedad, la mugre y los insectos lo hacían aún más inmundo.

-Toma asiento querido.- Con asco me senté en una de las sucias sillas.
-¿Y bien que puedo hacer por ti?- Dijo paseándose de punta a punta con sus tacones.
-Liberar a Lexie.
-Oh no cielo, eso aún no. Primero quiero divertirme con la zorrita.
-No te atrevas a hacerle daño.
-No pidas cosas imposibles. Creí que eras más inteligente.
-¿Qué es lo que quieres?
-Mmm en primer lugar quiero los bienes que me quitaste.
-Eso no era tuyo.
-Estábamos casados, por supuesto que sí.
-Esos bienes correspondían a mi esfuerzo de trabajo.
-Como digas pero quiero eso de vuelta, en segundo lugar quiero tu puesto en la empresa y por último serás nuevamente mi esposo.
-¿¡Qué!?¿¡Te has vuelto loca!?
-No querido, es el precio a pagar si tanto quieres a la zorrita. Debo mantener las apariencias de buena mujer.¿Aceptas?- Di que sí, escuché decir por el auricular.
-Sí.
-Mmm eso fue raro, ¿desde cuándo Mark Turner acepta las cosas tan rápido?
-Frank.- Gritó ella y el desgraciado apareció.- Encárgate de él, iré a ver a la zorra.

Sara se marchó y yo quedé junto a Frank, tenía que encontrar la manera de saber donde tenían a Lexie.




-Frank.
-No me hables.
-Por favor, ¿dónde está?
-Ya cállate
-Sé que la quieres, ¿por qué haces esto?
-Porque si ella no es mía tampoco será tuya.
-¿Así es como la quieres?¿No te importa su felicidad?
-Claro que sí.
-Entonces ayúdame a sacarla de aquí.
-No puedo, harás que nos maten a todos.
-No, yo tengo un plan.
-¿Y cuál es ese plan?
-Primero dime donde está Lexie.
-Está aquí.
-Ya sé que está aquí, pero ¿dónde?
-Un piso más arriba.
-Tienes que ayudarme a llegar allí.
-¿Y cómo lo haremos?
-Tú entrarás normal a la habitación y yo me escabulliré. Cuando sea el momento te daré la señal para que me ayudes y podamos sacarla. ¿De acuerdo?
-Está bien.
-Gracias.
-No lo hago por ti. Lo hago por ella.
-Sea como sea, gracias.

En silencio subimos por unas largas escaleras hasta el primer piso, si la planta baja apestaba este piso parecía de película de terror.
Frank me condujo hasta una habitación en la que en el centro había una cabina. Allí pude ver a James y a Lexie herida por los golpes. Quise correr hasta donde se encontraba pero arruniaría todo. Frank se colocó en una punta y yo en otra osbervando la situación. 
Lexie parecía estar conversando con él hasta que en un momento ella comenzó a caminar hasta donde James se encontraba al parecer para besarlo. Mi ira comenzó a aumentar por un momento pero sabía que así no era Lexie y algo debería estar tramando, la ira cedió y el temor se apoderó de mí.
Lexie golpeó a James y quitándole el arma le apuntó. Sara entró a los pocos segundos cargando un arma lista para dispararle a Lexie. No podía permitirlo.
Hice la señal y Frank entró en la cabina, con un golpe seco en la cabeza de Sara se deshizo de ella y luego apuntó a James.





-Ahora Lexie, corre.- Gritó Frank.

Lexie asustada comenzó a correr aún herida y yo la tomé para cargarla en mi hombro.

-Suéltame, suéltame.- Dijo dando patadas al aire.
-Shhh, soy yo. Soy yo.
-¿Mark?
-Si mi ángel, tranquila. Debemos salir de aquí.

Corrí como nunca antes había corrido. Tenía que salvarla, tenía que salvarnos, teníamos una vida que vivir juntos.
Llegamos a la puerta por la que había entrado pero estaba cerrada. Maldita sea. 

-Detective, la puerta está cerrada. Demonios. Necesito que entre. No hay tiempo.- Un disparo se escuchó. O Frank había tenido éxito o había fallado y esperaba que la primera opción haya sido la realidad.
-Tranquilo Mark, ya mismo aviso que entren.
-¡Rápido!

Lexie estaba a mi lado, pérdida con la mirada en el piso.

-Amor, amor ¿estás bien?- Uná lágrima se escurrió por su rostro.
-No.
-Estoy aquí bebé, estoy contigo.- Dije abrazándola.

Temblaba y lloraba en mis brazos y yo lo único que quería era matar a todos los que la hicieron sufrir de este modo.

-Oh, pero que tierna escena...La verdad me conmueves tanto cariño.- Dijo James. Frank había fallado.
-Aléjate.- Dijo Lexie.
-¿No confías en tu hombrecito?
-¿Qué demonios quieres James?- Dije escondiendo a Lexie detrás de mí.
-Quiero lo que es mío.
-Lexie dejó de ser tuya hace mucho tiempo y tampoco es una cosa. Es una mujer libre que puede decidir qué es lo que quiere.
-Oh pero mira el defensor de las mujeres. Eres patético.
-Tal vez, pero no más que tú armando todo este circo.
-¿Circo? Quieres un espectáculo entonces, abre bien los ojos querida porque verás a tu amorcito morir entonces.
-¡Alto!¡Las manos en la cabeza!- Escuché a un oficial gritar mientras abría la puerta. Estabamos a salvo, por fin a salvo.- Suelte el arma, está bajo arresto.

Dos oficiales más se acercaron a él y le colocaron las esposas. Parecía un toro atado, lleno de ira.

-Me las pagarán juro que me las pagarán.
-Oficial, Sara se encuentra arriba.- Dije ignorando a James.

Una ambulancia no tardó en llegar y subí junto a Lexie para que pudieran atenderla lo más rápido posible. Le colocaron un saco para calmar los escalofríos y sus manos ensangrentadas se aferraban a este.






Me partía el alma verla en ese estado pero encontraría la manera de que olvidara todo el dolor y pudiera entregarse a la felicidad que disfrutara de una nueva vida junto a mí y Bel.
Formar nuestra familia, construir nuestro futuro a la par.

Llegamos en unos pocos minutos al hospital más cercano, la enfermera se llevó a Lexie y yo esperé en la sala a que trajeran noticias.

-¿Señor Turner?- Dijo un médico.
-Soy yo.
-Bien, soy el Dr. Williams.
-¿Tiene noticias doctor?
-Sí, afortunadamente no hay nada de qué preocuparse. Solo fueron golpes que sin embargo fueron duros para ella, la sangre de las manos fue producto de las cuerdas a las que estaba amarrada y que fueron cortando su circulación al punto de cortarle la piel también. Las heridas se sanarán de a poco, debe ser muy cuidadosa de dedicarle su tiempo cada noche para que sanen bien. La tendremos en observación debido al shock que sufrió. Mañana podrá volver a su vida normal.
-¿Puedo pasar a verla?
-Por supuesto.

El médico me condujo por un pasillo hasta llegar a la habitación, luego de agradecerle por su ayuda entré.

-Hola mi ángel.
-Hola.- Dijo en un hilo de voz.- Acuéstate a mi lado.
-¿Entraremos?
-Sí.

Hice lo que me pidió y me acosté a su lado.

-Tuve miedo Mark.
-Lo sé amor, pero ahora ya estás a salvo.
-¿Qué sucedió con ellos?
-Están detenidos. Ya nos encargaremos del juicio ahora solo necesito que no pienses más en ellos.
-Están locos.
-Lo sé, Bel quería verte.- Dije para que dejara el tema.
-Yo también quiero verla.
-Creo que será mejor que mañana te vea, hoy necesitas descansar. ¿Por qué no duermes un rato?
-¿Te quedas conmigo?
-Para siempre.

Ella sonrió, se acurrucó en mi pecho y cerró sus ojos inmediatamente. Al fin tenia la paz que tanto necesitaba, se sentía como una noche de insomnio cuando parece que nunca llegará la madrugada pero al final llegó la calma.

lunes, 15 de diciembre de 2014

Capítulo 31

Lexie


Había decidido ir a casa sola después de ver entrar al padre de Mark en su oficina. Nada malo iba a salir de eso e internamente esperaba que no discutieran mucho, sé cuanto le afecta esa tensa relación y me apena muchísimo que tenga que ser así. Ojalá no tuviera que sufrir así, ojalá pudiera tener el cariño que mis padres me ofrecieron pero desgraciadamente sé que no todo en la vida es como esperamos.
Tomé mis cosas y bajé en el ascensor, ya casi al llegar a planta baja este se detuvo y Frank entró.

-Frank.- Dije seria, aún no podía olvidar el encuentro en el vestuario y que posiblemente haya sido él quién quiso atropellar a Mark.
-Lex.- Dijo él guiñándome un ojo.- ¿Te vas sola?
-No, voy con Mark.- Mentí.
-Mmm...que raro suena eso. Él no está aquí, lo acabo de ver con su padre y tenían para largo rato.
-¿Qué es lo que quieres Frank?
-¿Qué son esos modales conmigo hermosa?- El ascensor se detuvo en planta baja y salí de allí lo más rápido que pude sintiendo los pasos de Frank detrás de mí.- ¿A dónde crees que vas?- Dijo tomándome del brazo una vez que estuvimos afuera de la empresa.
-Me haces daño...- Dije con lágrimas en mi rostro.
-No puedes entender que eres lo más hermoso que vi en mi vida, que te amo, él no te merece pero yo sí, puedo dártelo todo pero tu no lo valoras. Lo siento pero debo hacer esto.





No pude contestar sentí su mano en mi boca junto a algún pañuelo e inmediatamente me sumí en la oscuridad.

Me sentía fría, necesitada, perdida, no sabía cuanto tiempo había estado en ese estado pero al abrir mis ojos comprobé el horrible lugar en el que me encontraba atada de pies y manos en una silla dentro de un tipo de galpón abandonado. Las pocas ventanas cubiertas de mugre, cucarachas corrían por la habitación, el olor a humedad invadía la habitación.
El miedo aceleraba mis nervios y sentía como el frío sudor corría por mi rostro.
Escuché que pasos se acercaban y me preparé para afrontar lo peor.

-Hola amor.- Dijo la voz que menos quería escuchar.
-¿James?
-¿Quién más sino?
-¿Por qué me haces esto?
-No quería llegar a este punto pero me obligaste a tomar estas decisiones.
-Yo no he hecho nada, tú te encargaste de destruir todo lo que habíamos construido.
-¿Perdón? Tú pediste el divorcio.
-¿Qué querías que hiciera? Me engañaste. ¿Pretendías que todo siguiera su rumbo?
-Pues sí, nuestra hija nos necesitaba.
-Y mira como ha terminado.
-No te atrevas a sacar ese tema, deja de culparme por ello. Maldita zorra.- Dijo abofeteándome.
-No hay otro culpable excepto tú.- Dije escupiéndolo sintiendo como la sangre escapaba de mis labios.
-¡Dije que te calles!- Gritó él.
-Eres un miserable y me das pena, ahora engañas a tu ex amante con Sara. 
-¿Quién dijo que Sara sea mi amante?- Dijo confundido.





-¿Acaso estoy confundida?
-Con Sara estoy por otros asuntos que de no haberte relacionado con tu jefecito hoy no estarías aquí. Aunque destruirte si estaba y está en mis planes.
-¿Qué?
-Ya vas a enterarte de todo querida ahora estás muy charlatana creo que es hora de que descanses un poquito.

Sentí nuevamente el pañuelo en mi rostro y la oscuridad volvió a cegarme.
Quería sacar fuerzas de donde no tenía y luchar, tratar se seguir adelante y terminar con esa maldita pesadilla pero no podía. Aunque lo quisiera con todas mis fuerzas no podía.
Pensé en todo lo que perdería si no conseguía vivir, una vida con Mark, mis días y noches con él, ver las sonrisas de Bel, verla crecer, Amy recuperada, Chris feliz junto a su madre y Jacob. No estaba dispuesto a perderme de todo ello. Escuchaba la voz de Charlie diciendo: "Tu puedes mamá". Debía hacerlo. Debía hacerlo por ella, por mí.
Volví a abrir mis ojos con mucho esfuerzo luego de no sé cuánto tiempo, el cuerpo me pesaba y la presión de las cuerdas en mis muñecas y tobillos estaba lastimándome al punto de cortar mi circulación.
Nuevamente estaba sola, recorrí con mi mirada todo el lugar tratando de encontrar de alguna forma algún tipo de salida para poder escapar. Nada. No había nada.
Escuché pasos acercarse otra vez pero estos no eran los mismos, estos eran pasos firmes, pasos de una persona decidida, el sonido del taco golpeando contra el cemento erizaba mi piel. No quería ver su rostro tampoco para comprobar quien era. Decidí cerrar mis ojos y fingir estar durmiendo. Claramente no fue la mejor decisión sentí como me abofeteaba la cara y mi mejilla picaba por el golpe.

-Despierta, zorra.- Escuché cómo salía de su boca. Lentamente muy a mi pesar fui abriendo mis ojos.- Miren quién está aquí, la dulce y tierna Lexie Clark.
-¿Tú también?- Dije mirando con asco a Sara.
-¿Quién más idearía esto? Si fuera por esos dos inútiles perritos falderos enamorados de ti este plan sería un fracaso pero por suerte aquí estoy yo.
-¿Qué es lo que quieren? No les basta ya con arruinarnos la vida.
-¿Arruinarles? Oh no bromees querida.
-¿Bromear? Claro que no.
-Tú eres la que lo ha arruinado todo maldita infeliz, destruiste mi matrimonio, ahora quieres mi dinero, mis cosas.
-Tu matrimonio te encargaste de destruirlo mucho antes, ni de cuidar a tu hija eres capaz.
-Oh no, no puedo creer esto. ¿Tú vas a hablarme sobre como cuidar a una hija? Tú que no cuidaste de la tuya y mira como terminó muerta. No está más. Boom se fue.
-Cállate desgraciada, no te atrevas a hablar de mi hija con tu sucia boca.- Dije al borde del colapso.
-A mi me respetarás.- Dijo golpeando tan fuerte mi cara, que perdí el equilibrio en la silla y mi cabeza golpeó contra el duro concreto.

La cabeza comenzó a punzar fuerte y lo único que pedía era paz, estar sola. No quería más golpes, no quería más discusiones, no quería pensar en lo próximo que me tocaría vivir.
A lo lejos pude escuchar un gemido de dolor y luego comprobé que era Frank quién se había acercado a Sara.

-Sara, creo que ya es suficiente.
-Cállate inútil, yo decido cuándo es suficiente.
-Dijiste que no le harías daño.
-¿Y lo creíste? Eres más idiota de lo que pensaba. Ayúdala a levantarse, vendré luego. No quiero que hables con ella ¿entendido? Cuando esté más consciente llévala con James.
-Sí.

Sentí como Frank intentaba levantar la silla poco a poco tratando de reincorporarme en la posición en la que me encontraba.

-Yo no quería esto Lex.- Dijo con lágrimas derramadas por su rostro.
-Lo hecho hecho está.
-Lo siento.
-Ya es tarde. ¿Qué es lo que planean?
-No puedo decírtelo Lex.
-Entonces ya no me hables.
-Intentaré ayudar.
-Si con ayudar te refieres a esto, no lo hagas.
-No seas así Lex, cometí un error.
-Así es cometiste un error.

No volvió a hablarme. Limpió con un poco de agua las heridas de mi rostro aunque hubiera preferido que no me tocara, el simple contacto hacía mi piel arder de dolor como si de fuego se tratara.
Me dio un poco de agua  que bebí a regañadientes, el líquido raspaba mi garganta después de tanto gritar. 
Desató mis tobillos que pude ver cómo estaban cortados por la cuerda y lo mismo hizo con mis manos pero solo de la silla, mis muñecas aún permanecían unidas.
Tapó mis ojos con sus manos y me condujo por lo que habrá sido un pasillo hasta una habitación en la cual se encontraba James.

-Bien. Puedes retirarte.- Le dijo a Frank.




-Ten cuidado.- Contestó él.
-No vengas a decirme lo que debo hacer. Largo.- El obedeció y ambos quedamos a solas.
-Ahora sí. Sólo para mí.
-Por favor James, qué es lo que quieren.
-Me encanta verte así, suplicando.- Dijo acercándose lentamente hasta mí. Asco. Me daba asco.
-Prefiero que me mates antes de que me toques.
-Mmm que mala estamos, pero no te preocupes yo no tengo intenciones de matarte. Sara sí.
-¿Qué quieren?¿Dinero?
-Si fuera solo eso querida.- Pude ver un arma detrás de él. Debía encontrar alguna manera para quitársela. Rápido.
-¿Qué?
-Mira, no creo que salgas viva de este lugar. Te lo contaré.
-Antes ¿puedes desatarme?
-¿Crees que soy tan idiota?
-Por favor James, juro que no me moveré pero esto me está matando.
-Déjame ver.- Afortunadamente mi mentira no fue una mentira del todo, mis muñecas y nudillos sangraban.- De acuerdo. Como intentes algo estúpido no me lo pensaré dos veces y será el final ¿entendido? Cerraré con llave.- Hizo lo que dijo y luego me desató, quise llorar al sentir el alivio de tener mis manos libres.
-Gracias.- Primero debía ganarme su confianza. Luego intentaría ir por el arma.
-Silencio. Querías saber la verdad. Tendrás la verdad.
Solo pude asentir.
-Te fuiste de Estados Unidos, me dejaste en el hospital sin interesarte por mí, te odié a partir de ese día.
-¿Cómo no iba a odiarte yo?- Dije sin poder dar crédito a lo que decía.
-Cállate o no seguiré.- Hice caso a lo que decía.- No reparaste en todo el daño que sufrí, te seguí, te investigué. Quedé en la ruina luego del divorcio y lo que tuve que pagar en rehabilitación. Mis negocios se derrumbaron. Me propuse acabarte Lexie, pegué el grito en el cielo cuando me enteré que salías con el hijo Turner, tú ganabas, yo perdía. Me vine con mi mujer a Londres y contacté con Sara, sabía que la ex esposa iba a querer venganza. Es una mujer fácil, la seduje, un poco de blabla, sexo, dinero y cayó en la palma de mi mano. Su idea era empezar a desviar dinero de la empresa, con sus encantos ganarse a tu suegrito, generar desconfianza en algún empleado y luego dejarlos a todos en la ruina. 
-¿Para qué me quieren a mí?
-Otra manera rápida de hacernos dinero.
-¿Con un rescate?
-Claro querida, con la diferencia que no habrá rescate.
-Dijiste que no tenías intenciones de matarme.
-Yo no. Sara sí. 
-¿Nunca me has querido ni un poco?¿No te importa verme muerta?
-Lexie, no vayas por ese camino...- Esta era mi oportunidad, debía hacerme la víctima. Me puse de pie y caminé en su dirección.
-Sabes que siempre te he querido. Estaba dolida por Charlie. Apenas pude seguir con mi vida.- Dije a pocos centímetros de él.
-¿Y el jefecito?
-Es solo una distracción. ¿Cómo podría estar con alguien? Después de todo lo que ha pasado.
-Te he estado observando se te ve feliz.- Dijo confundido.
-¿Feliz?¿Cómo podría estar feliz?- Dije llorando. Y colocando mi cara muy cerca de la suya. Odiaba la situación. Me daba rechazo tenerlo tan cerca pero debía sobrevivir, tenía una familia por la que luchar y no volvería a perderla.
-Lexie...
-Sh...esto queda entre nosotros dos.

Me acerqué aún más a él y posé mis labios en los suyos. Náuseas sentí en ese momento. 
Le di un casi beso y aproveché la situación, le dí un rodillazo en su estómago y tomé el arma de su bolsillo.




-Me das asco.- Dije apuntando a su rostro.
-Maldita perra.- Dijo retorciéndose de dolor.
-Pagarás por todo.
-No te atreverías.
-Ponme a prueba.
-No será necesario.- Escuché la voz de Sara detrás de mí, cargando su arma y colocandola en mi sien. 

Era mi final. Había perdido.




lunes, 8 de diciembre de 2014

Capítulo 30

Mark

Vi como Lexie se quedaba paralizada por unos segundos y lágrimas corrían por su rostro, parecía en shock como si de un fantasma se tratase.

-Lex, amor ¿qué ocurre?
-Yo...
-Lex, me estás asustando.
-Papá...
-¿Qué?
-Es...es...¡Papá!






Como un rayo salió de mi abrazo para dirigirse a quién entonces supuse era su padre que se encontraba junto a su madre allí en la plaza pasando las fuentes de agua.
Lex se abalanzó sobre él y pude ver el cariño que había entre ellos, un abrazo lleno de amor y ternura como el que yo siento cada vez que abrazo a mi pequeña.
Les dejé su espacio familiar hasta que al cabo de unos minutos Lexie me hizo señas para que me acercara.

-Buen día, Sr. Clark. Soy Mark Turner. Un placer conocerlo.
-Oh muchacho, deja los formalismos eres el responsable de que mi niña sonría puedes llamarme Greg.
-De acuerdo Greg, un placer.
-Lo mismo digo Mark.
-¿Qué hacían por aquí?- Preguntó la madre de Lexie.
-Salimos a caminar no sabía que vendrían, alguien podría haberme avisado...- Dijo mirando a su padre.
-Era una sorpresa hija, era la idea.
-Y yo diciéndote que te ayudaría con los pasajes, mentiroso.
-Pequeñas mentiritas.- Dijo con una sonrisa.-¿Quieren almorzar con nosotros?
-Claro papá, no te veo hace meses y pretendes que no almuerce contigo.
-Bueno...estás con tu pareja quizás querían unos momentos a solas.
-¿Mark a ti te molestaría venir?
-No, en absoluto. Me encantaría.
-No se diga más entonces.- Dijo su madre.

Pasamos un almuerzo agradable entre los comentarios graciosos y sarcásticos de la madre de Lexie, las bromas de su padre y las historias más vergonzosas de su niñez.

El lugar era perfecto para nosotros, era cálido y con una armonía que lo hacía perfecto, como si desde siempre hubiéramos sido una familia. De hecho así se sentía. Con Lexie, en el poco tiempo que pasamos juntos sentí mucho más cariño que el que tuve a lo largo de toda mi vida. Con ella todo era diferente, me sentía contenido.
Cuando estaban a punto de servirnos el postre las luces fueron apagándose de a poco y por los altavoces avisaron que quienes quisieran podían pasar al centro del salón a bailar. Las jóvenes parejas como así también mayores con mucha alegría fueron agolpándose para bailar contagiando al resto de los comensales que allí estaban. No iba a perderme la oportunidad de ningún modo.

-Lexie...-Dije mirándola pícaramente.

-Oh no de ningún modo.
-Claro que sí.
-Claro que no...
-Oh vamos hija, no seas amargada. Tu padre y yo iremos, mueve ese cuerpito nena.
-Escucha a tu madre.- Dije yo entre risas.
-Ja ja muy gracioso.
-Vamos...¿Por mí?- Dije poniendo cara de bueno para convencerla.





-Si pones esa cara como voy a negarme. Te odio.
-Yo te amo.
-Vamos.- Dijo con su mirada asesina pero con una sonrisa en su rostro.

Una alegre música comenzó a sonar por los parlantes. Bailar con Lexie era como flotar en el cielo. Nos movíamos solos, como si estuviéramos hechos para estar juntos. Entre risas, roces, besos bailamos hasta que nuestros pies dolían. Sus padres ya se habían marchado ya que estaban cansados por el viaje y Greg no se encontraba al cien por cien de salud por lo que luego de beber un par de tragos con Lexie decidimos volver a casa.

-Lo he pasado muy bien.- Dijo Lexie una vez que llegamos a casa.
-No era tan malo bailar después de todo eh...
-No, no lo era.
-Ahora...hay una cosa que quise hacer todo el día y no he podido por tus padres.
-¿Ah si?
-Sí.
-¿Y qué es eso?
-Ven aquí y te lo mostraré.

Con su mirada seductora que estaba matándome se acercó lentamente a mí hasta quedar a centímetros de mi cara.
En un susurro dijo contra mis labios.

-¿Qué es entonces?
-Esto.

Sin importar nada me abalancé sobre ella y la arrinconé contra un mueble, la besé desesperado recorriendo su cuerpo con mis manos. La necesitaba. Necesitaba estar dentro de ella y el deseo me consumía poco a poco.

-Menos mal que no lo has hecho delante de mis padres.
-Ya ves que no podía.
-Te necesito.
-Y yo a ti.

Comencé a desabotonar su camisa y a repartir suaves mordiscones por su cuello. Ella gemía de placer y sólo escucharla me estaba volviendo loco.
De repente, ella quedó paralizada como había quedado al ver a su padre.

-¿Qué ocurre?- Dije desconcertado.
-Bel.- Dijo en un susurro.

Lentamente giré mi cabeza para comprobar que Bel estaba allí observándonos casi petrificada detrás de un mueble.




-Cielo...-Dije yo.
-Papá, estabas atacando a Lexie.-Dijo saliendo de su estado de shock.
-No cariño, claro que no.
-Sí, yo lo vi.
-Déjame a mi Mark.-Dijo Lexie.

Ella fue hasta donde Bel se encontraba, la cargó en sus brazos y se acurrucó junto a ella en el sillón.

-Cariño, tú sabes que papi y yo nos queremos mucho. A veces los adultos para demostrar ese amor solemos besarnos y darnos abrazos. Es por eso que papi hizo lo que hizo, no me estaba atacando.
-¿Estás segura?
-Claro Bel.
-Ufff que bueno, no quería que se pelearan.
-Claro que no estábamos peleando hija.- Dije acercándome a ellas.
-Entonces...Jim dice que está enamorado de mí. ¿Debe hacerme eso?
-¿¡Qué!? De ninguna manera. Bajo ninguna circunstancia. No, Bel, ¿entendiste? No.
-Está bien, está bien. No te pongas así papi.- Dijo asustada.
-Yo creo que papi está un poco celoso.- Dijo Lexie riendo.
-Nadie va a acercarse a mis mujeres.- Dije abrazándolas y acurrucándonos a los tres en el sillón.

Jugamos un rato con Bel y cuando la noche llegaba dejé que Lexie se marchara para que pudiera ir a ver a sus padres antes de volver a su casa.
Yo por mi parte llamé a la enfermera de Amy para consultar su estado que al parecer y afortunadamente todo marchaba como estaba planeado, sin altercados y con buen comportamiento.
Antes de hacer la cena llamé a Jacob para que viniera a mi casa, para poder así darle un espacio a Chris y yo hablar con mi amigo que después de tantos días venía ayudándome.
Preparé la cena y luego de terminar de cocinar todo el timbre de la puerta sonó.

-Jacob.
-Mark.- Dijo abrazándome.
-Pasa.

Había sido astuto en darle su comida a Bel antes de que él viniera ya que con ella presente no habría forma de hablar con mi amigo.

-¿Cómo van las cosas con Chris?
-No me quejo, pensé que sería menos receptiva conmigo o que se sentiría invadida pero resultó todo lo contrario lo pasamos muy bien juntos, nos divertimos, cuando ella me pide tener un tiempo sola la dejo, si necesita que la escuchen la escucho, vamos juntos a visitar a Amy. Ella progresa cada vez más. No puedo quejarme todo marcha como esperaba e incluso mejor.
-Me alegro por eso. Sé que Chris puede resultar un tanto complicada pero de alguna manera hay que entenderla.
-Claramente, siempre pienso dos veces antes de responder algo. ¿Y tú?¿Cómo van las cosas con Lexie?
-Excelente. Nunca fui tan feliz en mi vida. Con cada minuto que pasa me vuelve loco, por momentos siento una opresión en el pecho como si la felicidad fuera demasiado para tolerar. Sacaría un anillo en cada momento que paso con ella y le pediría que sea mi mujer, que se case conmigo, que viva conmigo, que sea la madre de Bel, que tengamos muchos hijos más.
-Wow, no estabas enamorado...
-Me ha pegado duro.
-Me di cuenta.- Dijo riendo.
-¿Qué sucedió ayer?
-Eso es lo que impide que nos relajamos por completo. Primero está el imbécil de su amigo o ex amigo ya no sé que son, que también traba en la empresa. Lo vi en actitudes sospechosas y estoy setenta por ciento seguro que fue él quién quiso atropellarme con su auto.
-Desgraciado.
-Así es. Ahora lo que estoy averiguando con mi detective es si él tiene algún tipo de relación con James y Sara o solo busca arruinarme por su cuenta.
-¿Y cómo va el proceso?
-Lento. Espero que el detective pueda tener algo con certeza para esta semana. No podemos vivir así sin saber qué es lo siguiente que puede pasarnos. ¿Entiendes que también pueden meterse con mi hija? Si lo que buscan es hacernos daños.
-No voy a permitirlo.
-Eso yo tampoco.
-Pero no tengo todas las armas para protegernos a todos.
-Sabes que para lo que seas puedes contar conmigo, me llamas y aquí estoy.
-Lo sé hermano y gracias.
-No agradezcas.
-Hoy Bel me vió en casi pleno acto sexual con Lexie.
-¿¡Qué!?
-Eso, no sabía que la habías traído a casa.
-Sí, olvidé decirte ella estaba dormida y luego me avisaste que volvías por eso me fui.
-Bueno, ella estaba detrás de un mueble pero por suerte Lexie la vió y habló con ella.
-¿Quedó bien después de eso?
-Eso creo, ya le advertí que Jim no puede hacerle eso de ninguna manera.
-Buen consejo.
-Ese niño va a traerme problemas.
-Mark, son niños.
-Justamente por eso. 


Terminamos de cenar poniéndonos al día de todas las cosas que no habíamos podido decirnos y luego volvió a su casa con Chris. Yo ordené, me duché y me acosté para levantarme temprano e ir a trabajar a la mañana siguiente. 

Luego de dejar a Bel en el jardín y de advertirle que recordara lo que habíamos hablado de Jim conduje hasta la empresa. Esta vez estacioné dentro por seguridad.
Al subir hasta mi piso me dirigí directamente hasta la oficina de Lexie pero no la encontré allí a pesar de que sus cosas estaban sobre el escritorio por lo que probé suerte en la cocina. Allí finalmente la encontré desayunando.

-¿Molesto?- Dije al entrar.
-Tu café te está esperando.
-Por estas cosas te quiero.- Dije sentándome a su lado.
-¿Sólo por eso?
-Bueno...algún par de cosas más también.- Dije riendo.




-Tonto.- Recuérdame vengarme por eso luego.
-¿Has visto a Frank?- Dije poniéndome serio.
-No y espero no tener que verlo.
-Tranquila. Esperaré unas horas y llamaré al detective. Cualquier actitud rara que veas o encuentres sospechosa solo debes decírmelo ¿si?
-De acuerdo. Quiero que todo esto termine.
-Yo también amor. No puedo creer en el drama que se convertido nuestra vida y pensar que lo único que quieren es el dinero y el poder.
-Sabes, me dan lástima.
-Yo también lo creo.
-¿Crees que sabremos cómo son las cosas pronto?
-Yo creo que estamos a punto y estamos tan cerca del fuego que corremos el peligro de quemarnos.
-No quiero que nada de te pase, ni a ti, ni a Bel, ni a mis amigos, a nadie.
-Nada malo va a pasar mientras pueda controlarlo.
-Espero. ¿Has hablado con tu padre?
-Aún no, pero supongo que no tardará en llegar otra discusión pronto.
-No quiero que te pelees por mí Mark.
-Por ti o por quién sea pelearmos Lex, siempre ha sido así.
-Lamento que las cosas tengan que ser así.
-Yo también lo siento, cariño.
-Bueno, iré a trabajar quizás ahorramos la discusión.
-Ve, te veo luego.

Nos despedimos con un beso y después de terminar mi café fui a mi oficina a trabajar. Leer y firmar tantos contratos me estaba destrozando la cabeza, a la vez debía revisar que todo lo que decían estuviera verificado. Incluso la letra chica.
Cuando llegó el horario de salida agradecí internamente el poder salir de ese infierno de cuatro paredes.
Tomaba mis cosas para marcharme cuando mi padre entró por la puerta. Genial, ahora sí llegaba el infierno.

-Mark.
-Padre.
-¿Cómo estás?
-¿De verdad?
-¿Vamos a pelear?
-Claramente así que mejor haz las cosas rápido y nos ahorramos la introducción.
-¿Cómo vas con lo de Lexie?
-Ya estoy cerca.
-Sigues convencido de que no ha sido ella eh.
-Por supuesto.
-Te recuerdo que el mes está por terminar y yo cada vez me inclino más a mi teoría. 
-Me alegro por ti, pero ya verás cuando tengas la verdad delante de tus narices.
-Solo tú puedes sacarla de esto.
-Lo sé.
-No puedo creer lo ciego que eres.
-Yo no puedo creer como tú no te das cuenta de cómo son las cosas.
-¿Yo? ¿Y tú sí?
-Sí, yo sé como son las cosas.
-Mejor que lo sepas porqu...aguarda.- Su celular sonaba.- ¿Diga?, ¿Qué?, ¿Dónde?, ¿En qué momento?, De acuerdo.
-¿Qué ocurre?- Dije luego de que cortó.
-Una empleada ha sido raptada, se la han llevado en un auto sin patente.
-Maldita sea, demonios.

Salí lo más rápido que pude hasta la oficina de Lexie pero ella no estaba, tampoco sus cosas. Llamé a su celular, no contestaba. Miré las cámaras de seguridad pero habían sido desconectadas. En la entrada me informaron que Frank ya se había marchado. Comencé a desesperarme y el aire no era suficiente para mis pulmones. Ya lo sabía. Se la habían llevado. Los desgraciados se la habían llevado.