jueves, 2 de octubre de 2014

Capítulo 22

Mark

Desperté por los rayos del sol que se asomaban por la ventana, abrí lentamente los ojos y lo que vi parecía un sueño. Tenía en mis brazos a mi ángel rubio, brindándome su paz y calor. Su cabeza estaba contra mi pecho y sus brazos rodeaban mi cintura. Quité una mano para poder acariciar su suave rostro. Se la veía tan relajada que no quería despertarla.Todo era perfecto. La mejor manera de comenzar el día. Creo que no podría encontrar una imagen más perfecta que este momento.
Ella se removió en mis brazos y abrió sus ojos. Al verme me dedicó una sonrisa somnolienta.

-¿Estoy soñando?- Dijo ella.
-No lo sé. Estoy tratando de comprobarlo.
Me acerqué a sus labios y la besé delicadamente.
-No. Esto es bien real.
Ella me sonrió ampliamente esta vez.
-¿Qué hora es?
-¿Tan rápido te quieres marchar?
-Sabes que sólo pregunto Mark.
-Es temprano. De todos modos, hoy no iremos a la empresa quiero disfrutar el día contigo.
-Mark, no podemos. 
-Claro que sí, soy tu jefe.
-No es por eso. Mira, tu padre me llamó ayer y estoy citada para ir antes de mi entrada.
-¿Y por qué ha llamado?- Dije frunciendo el ceño.
-No lo sé.
-¿Ahora me lo dices?
-No me vengas con el mal humor a mi Mark.
-Lo siento, lo siento. Espérame un segundo. Ahora vengo.
-¿Mark?¿Qué harás?
-Tranquila, yo me encargo. Toma una ducha si quieres.

Salí de mi habitación y tomé mi celular, enseguida llamé a mi padre.
-Hola Mark.
-¿Para que necesitas a Lexie hoy?- No me tomé la molestia de saludarlo.
-Debo hablar seriamente con ella.
-¿A qué se debe eso?
-Tema entre ella y yo.
-Claro, porque yo estoy pintado en la empresa.
-Al parecer sí, porque rara vez te veo sentado en tu escritorio haciendo lo que te corresponde.
-¿Estás bromeando verdad?
-Desafortunadamente no. Una cadena de errores es lo que tienes por vida. 
-¿Qué?¿De qué hablas?
-Dejar a una mujer increíble como Sara para irte con esa mujerzuela ladrona.
-¿Estás hablando de Lexie?- Dije subiendo el tono de voz.
-Claro que sí.
-Escúchame bien porque ya estoy harto de repetirlo. Aquí la mala de la historia no es Lexie no sé que cuento tienes en la cabeza pero no quiero volver a escucharte decir algo malo de ella porque te juro que vas a conocerme. En segundo lugar, no sé por qué te molestas en llamarla ladrona si es la persona más honesta que pude llegar a conocer y lo más cerca que tú estarás de una en tu vida.
-Deberías actualizarte entonces hijo, porque tu noviecita ha robado dinero de la empresa.
-¿Qué?
-Lo que escuchaste, por eso está citada.
-¿Lo dices por esa extracción que se hizo?
-¿Y tú como lo sabes?
-Me ha llamado el Sr. Thorne ayer.
-Ya ves entonces como son las cosas.
-¿Qué es lo que te hace pensar que ella de entre todas las personas pudo haber sido la culpable?
-Tengo una nota.
-Eso no me dice nada, además puedo jugarme la vida que ella no ha sido y te lo demostraré. Yo encontraré al culpable.
-Ya no tengo más ganas de hablar contigo. Te doy un plazo de un mes para que veas que no soy tan monstruo como crees. Si para fin de mes no encuentras al culpable, será despedida y acudiré a la policía ¿entendido?
-Como quieras.
Corté realmente enojado. No le diría nada a Lexie, la quiero fuera de este maldito asunto. Ya bastante preocupaciones tuvo como para sumarle otra más.

Volví a entrar a mi habitación y mi mandíbula cayó por el piso cuando vi a Lexie solo con una minúscula toalla cubriendo su cuerpo perfecto.
-Me he dado un baño.
-Puedo...verlo...
-¿Está todo bien?
-Sí...si...más que bien.
Ella soltó una carcajada.
-Lo digo porque supongo que has hablado con tu padre.
-Oh, sí. No era nada, era unas dudas que tenía pero ya está resuelto.
-El me dijo que era alarmante.
-Es que era un contrato muy importante.
-Pero dijo que lo habían llamado.
-Por esa misma razón, Lex. Ya no te preocupes. Tienes el día libre y lo disfrutaremos. Pero antes que nada, si tienes algo de piedad por mí por favor ponte ropa.
Ella volvió a reírse y yo me metí directo en el baño para darme una ducha fría y bajar el calor que recorría mi cuerpo.
Es increíble el efecto que causa en mí sin siquiera tocarla. Tenía todo el día planeado. Bel no iría a la escuela quería disfrutar junto a ella también y aprovechar el momento para ver como congeniaban mis dos ángeles. Luego, por fin, le daría a Lexie lo que ambos queremos. El momento por el que tanto hemos esperado.

Al salir de la ducha, me afeité y me cambié. Cuando salí del cuarto de baño Lexie no estaba. Bajé las escaleras y el olor a tostadas recién hechas me guió hasta la cocina.
-Eso huele bien.- Dije tomando asiento.
-No soy muy buena con los desayunos, hice café, jugo de naranja y tostadas.
-Es perfecto. No era necesario.
-Algo debía hacer...
-Se me ocurren mejores cosas para que hagas.
-Yo lo propuse anoche pero no has querido.
-Tranquila mi ángel. Tranquila.
Desayunamos muy tranquilos y al terminar limpiamos los platos sucios, como siempre interrumpiéndonos con besos.
-¿No debes llevar a Bel a la escuela?-Dijo Lexie.
-Quería que pasara el día con nosotros, ¿te molesta?
-No...creo que será bueno. Me hará bien.- Dijo sonriendo.
-Entonces no perdamos tiempo.

Subimos al auto y fuimos directo a la casa de Jim. Apenas estacionamos ellos ya estaban en la puerta.
-Hola papi, hola Lexie.- Dijo Bel sonriendo.
-Hola mi pequeña.- Dije agachándome a su altura para llenarla de besos.
-Hola Bel.- Dijo Lexie acariciando su cabello. Ambas se sonrieron e hicieron que una amplia sonrisa apareciera en mi rostro.
-Hola Mark.- Dijo Howard saliendo hasta la entrada.
-Hola Howard. Ella es Lexie, Lexie él es Howard, el padre de Jim.
-Encantada.- Dijo ella tendiendo su mano. Howard me miró y guiño un ojo, ahora sabía de quién hablaba la tarde anterior.
-Un placer. Mark, si quieres yo llevo a los niños a la escuela.
-No es necesario, hoy Bel no asistirá a la escuela.
-¿Por qué papi?- Dijo mi hija enojada.
-Iremos a pasear con Lexie.
-¿Enserio?- Dijo mi hija con los ojos abiertos como platos.
-Sí, cielo. ¿Quieres venir?
-Siiii
Todos reímos al ver su emoción. Luego de agradecerle a Howard por todas las molestias y de que Bel se despidiera de Jim y su perro, subimos al auto.
-¿A dónde iremos papi?- Dijo mi hija.
-Eso mismo, ¿a dónde iremos papi?- Dijo Lexie. No pude evitar estallar en carcajadas al escucharla decir eso y lo mismo ocurrió con ella.
-¿¡Lexie mi papá es tú papá!?- Dijo Bel alarmada.
Nuevamente no pudimos parar de reír hasta que ella contestó.
-No Bel, sólo bromeaba.
-Bueno, iremos al lugar preferido de Bel.- Dije yo.
-¿Al zoológico?
-Sí, cariño.
-Siii. ¿Y compraremos helado?
-El que a ti te gusta.
-Siiii.

Luego de veinte minutos llegamos al zoológico. El día era espléndido por lo que íbamos a poder disfrutar a pleno de todos los animales.
Tomé la mano de Bel y ella tomó la de Lexie, quedando en el medio de ambos. Sacamos los tickets para entrar y la guía llegó hasta nosotros.
-Buenos días. Bienvenidos a London Zoo. Mi nombre es Lisa y seré su guía hoy. Si desean podemos darles trajes que ofrecemos para que puedan interactuar con los animales y no arruinen su ropa.
-Yo estaré bien. ¿Ustedes?- Lexie y Bel se miraron y con un asentimiento entre ellas dijeron:
-Nos pondremos los trajes.

Tomé asiento en un banco mientras esperaba a que mis chicas se cambiaran. Cuando estuvieron listas ambas se acercaron con una sonrisa.




-Mira papi, parecemos guías.- Dijo mi hija.
-Las guías más bonitas.
-¿Verdad que sí?- Dijo Bel, dando una vuelta y contoneando sus caderas.
Lexie y yo no pudimos contener la risa por su actitud. Al cabo de unos minutos la guía se acercó a nosotros y comenzamos el recorrido. 
Alimentamos, fotografiamos y jugamos con todo animal habido y por haber. Bel explotaba de felicidad, sé que la naturaleza es lo que más ama y verla tan cariñosa con los animales me transmite su alegría. Lexie mantuvo su sonrisa durante todo el día, acompañó a Bel a todo lugar que ella quería ir y le compró varias golosinas ya que yo soy muy estricto en cuanto a los dulces.
La tarde ya estaba cayendo y los tres estábamos cansados de tanto caminar. La segunda parte de mi plan se acercaba y para eso necesitaba hablar un momento con mi hija.

-Lexie, debo hablar con Bel ¿me permites un minuto?
-Oh claro, iré al baño.- Dijo desconcertada.
Me acerqué a Bel y la llevé a un banco.
-Cariño, ¿a ti te molestaría quedarte con el tío Jacob y tu prima Chris esta noche?
-Pero papi estoy pasando más tiempo en su casa que en la mía.- Dijo haciendo un puchero.
-Lo siento, mi cielo. Muero por estar contigo pero quiero darle una sorpresa a Lexie y para eso necesito tener la casa sola.
-¿Por qué?- Dijo intrigada.
-Es una sorpresa grande, ¿pero me harás ese favor?
-Está bien. Sólo porque me trajiste al zoológico.
-Sabía que me ayudarías, princesa mía.
La abracé muy fuerte contra mi pecho y Lexie se acercó a nosotros.
-¿Están listos?- Preguntó.
-Más que listos.- Dije guiñándole un ojo a mi hija.
Nos dirigimos hasta el estacionamiento y la persona que menos quería ver en el día apareció. Sara.




-Vaya, vaya. La familia feliz llegó.
-Sara no hagas esto. No en frente de Bel.
-La niña es grande. ¿Estás contenta con tu nueva mami?- Dijo Sara mirando con odio a Bel.
Mi hija no contestó y se aferró a las piernas de Lexie buscando refugio. Ella la cargó en sus brazos y permitió que Bel escondiera su cabeza en su cuello.
-Mark, te espero en el auto.- Dijo Lexie muy seria.
-Ve ya las alcanzo.
Sara soltó una risa desquiciada y dijo:
-Me sorprendes. A pesar de lo que dice tu padre sigues por el mal camino, eres más inútil de lo que pensé.
-Sara, no me importa lo que tú y mi padre digan o piensen. Hace mucho tiempo ya dejaron de significar algo para mí.
-Mira nada más, desde cuando Mark Tuner se ha vuelto tan liberal...
-¿Qué es lo que haces aquí?
-Caminaba, verificaba...
-¿Verificabas qué?
-Ya no debo rendirte cuentas, esa frase me suena familiar. Oh, si. Tú las has dicho al firmar el divorcio.
-No empieces con eso.Tengo una familia como tú has dicho que atender así que si me disculpas debo irme.
-Te lo advertí Mark. Tú no me escuchaste.

Ignoré su comentario y continué mi marcha hasta el auto. Me detuve justo en la puerta trasera para escuchar como Lexie calmaba a Bel que estaba llorando:
-Tranquila Bel. No debes preocuparte por lo que ella diga o cómo te mire. Tienes un padre excelente que te adora y te da lo mejor. Eso es lo que verdaderamente importa.
-¿Tú serás mi mamá?
-Yo...

No quería que Lexie pasara por ese momento por lo que consideré oportuno interrumpirlas.
-Bueno, ya todo está listo. Llevaremos a Lexie a su casa primero ¿de acuerdo?
-Está bien.- Dijo Isabella.
Ambos la acomodamos en el asiento trasero y puse el auto en marcha. Para que mi plan funcionara primero tenía que asegurarme que ella aceptara venir a casa.
-Lex, ¿podrías venir a cenar hoy a casa?
-Mark, ¿no crees que fue suficiente por hoy?- Dijo ella.
-Nunca tendré suficiente de ti.- Dije en voz baja para que mi hija no escuchara.
-Yo...
-Di que sí, por favor.
-Está bien. Como negarme si pones esa cara y esa voz.
-Nunca falla.- Dije sonriendo.

Dejamos a Lexie en su casa y acordamos encontrarnos dentro de tres horas. Al llegar a casa, Bel se había quedado dormida en su asiento. La saqué de su silla y la cargué en mis brazos hasta llegar al sillón del living.
-Despierta mi bella durmiente.- Dije repartiendo besos en su cara.
Ella me miró y noté la tristeza en sus ojos.




-¿Qué pasa mi cielo?- Dije acariciando su rostro.
-Sara.
-Siento que hayas tenido que verla cariño.
-Es mala.
-Sé que lo es pero no debes hacerle caso a nada de lo que diga.
-Sólo hay una cosa que me gustó de lo que dijo.
-¿Qué cosa?- Dije confundido.
-Me gustaría que Lexie fuera mi mamá.

Quedé boquiabierto ante su confesión. Una película comenzó a correr por mi cabeza. Lexie como mi esposa. Lexie como la madre de mi hija. Lexie compartiendo cumpleaños. Lexie despertando a mi lado. Hacer el amor con Lexie. Lexie, Lexie, solo Lexie. Todo era más que perfecto.

-Papi, ¿estás bien?- Dijo Bel.
-Lo siento, cielo. ¿Por qué te gustaría que Lexie fuera tu madre?
-Es buena. Juega conmigo, me escucha y me da consejos, y es divertida.
-Te voy a contar un secreto.
-Siii.
-A mi también me gustaría que fuera tu mami.
-Entonces pídeselo papi, porfis, porfis.
-Todo a su tiempo pequeña.
-¿Tú crees que querrá?
-Esperemos que sí. Ahora andando que sino no podré darle su sorpresa. 

Bel subió a su habitación a preparar sus cosas y yo aproveché para adornar el baño. Desparramé pétalos de rosas, coloqué una botella de champagne, frutillas con chocolate a una lado de la bañadera y encendí velas. Todo tenía que quedar perfecto.
Cuando terminé bajé hasta la entrada. Bel ya estaba esperándome con su bolso.
-Bien, vamos a lo del tío Jacob.
Conduje hasta lo de mi amigo y toqué timbre.
-Hola Mark, hola pequeña.- Dijo al abrirnos la puerta.
-Hola tío Jacob.- Dijo abrazándolo.
-Pasen.
-Yo no puedo.- Dije.
-Oh, ya veo por donde viene la cosa entonces. Lexie, ¿cierto?
-Lo siento, sé que te debo millones de favores. Solo una vez más por favor.
-Para que están los amigos. Ve, yo la cuido.
-Gracias. Siempre serás el mejor.
-Lo sé.
-Pasaré por Bel en la mañana.
-De acuerdo. Suerte.- Dijo guiñándome un ojo.
Me despedí de ellos y conduje hasta casa. Todavía me quedaba una hora y media para poder preparar la cena.

Compré los ingredientes que necesitaba y el postre que con Lexie nunca falla. Comencé por hornear el pollo y luego preparé los champignones con salsa blanca para acompañar. Mientras esperaba a que se cocinara todo subí al baño para comprobar que todo estuviera listo.
Volví a la planta baja, puse la mesa y prendí unas velas. Puntual como habíamos quedado Lexie llamó a mi puerta. Se la veía hermosa con un pantalón demasiado ceñido a sus piernas que siempre me vuelven loco y una blusa que dejaba al descubierto sus hombros.

-Estás preciosa.- Dije depositando un beso en sus labios.
-Gracias.- Dijo sonrojándose.
-Pasa.
Ella tomó asiento en la mesa y yo fui en busca de la comida para servir.
-Espero que te guste.- Dije luego de haber servido la comida en su plato.
Tomó su tenedor y probó el primer bocado, cerrando sus ojos mientras disfrutaba de la comida y yo de verla hacerlo.
-Es delicioso Mark. Eres excelente.
-No me gusta alardear.
-Ya me he dado cuenta.- Dijo sonriendo.-¿Dónde está Bel?
-La he dejado con Jacob.
-Pobrecita, la tienes dando vueltas por todos lados.
-Lo sé pero quería tenerte para mí.
-Ya me has tenido todo el día Mark.
-No como yo quiero.- Sus ojos se abrieron completamente.
-¿Y cómo me quieres tú?
-Ya lo verás.
-Mmm cuanto misterio.
-Lo amerita la situación.
Ella me dedicó una sonrisa cómplice.
-¿Sabes que mañana debo ir a trabajar cierto?
-Sí, por eso no hay problema.
-Mark, no volveré a faltar.
-Nadie ha hablado de faltar.
-¿Qué es lo que estás tramando?
-Shh tú tranquila no te preocupes por nada.
Siguió probando la comida y luego vi que quedó mirando un punto fijo como si estuviera pensando.
-¿En qué piensas?- Dije.
-En todo lo que ha ocurrido en poco más de un mes. En nuestro primer encuentro. Los gritos, las peleas, los celos, tu faceta romántica, tus sorpresas, tus secretos, tus problemas. En fin, todo lo que nos ha ocurrido y sin embargo no lo cambiaría por nada.
-Yo tampoco mi ángel. Creo que todo lo que nos ha ocurrido y lo que aún nos espera es lo que nos hará fuertes.
-Eso espero.
-Estoy seguro que podemos rearmar nuestras vidas si nos lo proponemos y nos damos la oportunidad.
-Yo ya te la di, ahora queda en nosotros aprovecharla o no.
-Me quedo con la primera opción.- Lexie sonrió.

Disfrutamos de una cena exquisita y juntos limpiamos como solemos hacerlo siempre, entre juegos, besos y risas. Ahora llegaba la parte que por tanto tiempo había ansiado.
-Necesito que me acompañes.- Dije tomando su mano.
-Mark...yo debería irme.
-No, por favor. Aún me queda algo.
-Dios...vas a volverme loca. Está bien.
-Gracias.- Dije besando su mano.

Subimos hasta mi habitación y la llevé hasta mi cuarto. Antes de entrar al baño coloqué mi mano sobre sus ojos y cuando ya estuvimos dentro de este dejé que los abriera. Me coloqué detrás de ella y esperé su reacción.




-Mark...Esto...esto es perfecto.
-Es lo que te mereces.
-Es más de lo que merezco.
-Por supuesto que no. Me he quedado corto.
-Gracias. Nadie nunca había hecho algo así por mi.- Dijo volteándose para mirarme con una lágrima en su rostro.
-¿Estás llorando?- Dije desconcertado.
-De emoción.
La abracé lo más fuerte que pude, para sentirla lo más cerca posible de mí. Quería que notara todo lo que me hacía sentir.
-¿Dejas que me bañe contigo?- Le dije.
-Sí.- Respondió ella.

Pronto las risas se apagaron y todo se convirtió en miradas de deseo y ansiedad. Comencé por quitar su blusa. La retiré suavemente para disfrutar el contacto de mis dedos con su piel y poder apreciar su glorioso cuerpo. Su pecho estaba enfundado en un sostén de encaje que le quedaba magnífico. Lo desabroché y su pecho quedó a mi merced. Dirigí mi boca a sus senos y comencé a mordisquear uno para luego pasar al otro. Lexie gimió de placer apenas puse mis labios en su cuerpo.

Luego bajé hasta su ombligo y repartí delicados besos y mordiscones alrededor de él. Al mismo tiempo que trazaba dibujos con mi lengua. Desabroché su pantalón y junto a este su braga de encaje. Creí morir al sentir su sexo en mi boca. Lexie colocó sus manos sobre mi cabeza para quedar aún más cerca de ella pero decidí dejar el resto para después. 

La ayudé a meterse en la bañera e inmediatamente me desvestí y me metí detrás de ella.La dureza de mi entrepierna rozaba contra su espalda. Las burbujas se pegaron a nuestros cuerpos escondiendo nuestras partes más íntimas. 
Tomé una esponja y comencé a frotarla por su cuerpo, sintiendo como se relajaba y apoyaba su espalda contra mi pecho. Al terminar, tomé una frutilla y mojándola en la salsa de chocolate se la dí en la boca disfrutando de esa exquisita combinación de sus labios luego. Nos relajamos por un largo rato, sin hablar. Solo disfrutando de la paz y el contacto del otro, lo que tanto necesitábamos.

Cuando el agua ya se estaba enfriando la ayudé a salir y pasando una toalla alrededor de su cuerpo la acompañé hasta la habitación.
Nuestros cuerpos quedaron expuestos y con una suave caricia recorrí sus labios.
-Te deseo.- Dije en un susurro.
-Hazme tuya.- Dijo ella con los ojos cerrados.
-Repítelo pero mírame a los ojos.
Obedeciendo a lo que había dicho, los abrió y dijo.
-Hazme tuya Mark.
-Tus deseos son órdenes.


La llevé hasta la cama y me coloqué encima de ella tratando de que mi cuerpo no pesara sobre el suyo, mis manos se posaron sobre sus muslos desnudos, dejando suaves caricias desde sus rodillas y por la parte externa de los muslos. Repetí varias veces esta operación, observando atentamente como Lexie se estremecía.
Le dí la vuelta y dejé un camino de besos por toda su columna, mientras con mis manos trabajaba en su perfecto trasero.
Luego, pasé mi mano por su parte más íntima pero mis dedos solo lo rozaron levemente, volví a sus senos para presionarlos y bajé nuevamente a su centro de placer donde me dediqué por un largo tiempo a morder, lamer y besar. Su sabor era único y escuchar sus jadeos erizaba mi piel de excitación. 
-Por Dios...Mark...
Presionando mi lengua contra su clítoris noté como al cabo de unos minutos su sexo convulsionaba de forma brusca en mi boca. No le di tregua, colé un dedo en su interior realizando movimientos ascendentes y descendentes prolongando así su orgasmo.
Subí mi mirada a la de ella y noté la excitación y placer en sus ojos. Una sensación de felicidad se extendió por mi cuerpo.
Ya no pude contenerme más, tomé un preservativo y acerqué mi miembro erecto a su entrada, rocé con este su sexo y luego empujé suavemente. Creí tocar el cielo al estar dentro de ella y sentir como sus paredes aprisionaban mi miembro amoldándose para adaptarse.
-Estás muy estrecha.- Dije.
-Mark...hace un año...
-Shh... no hace falta. 
Empujé un poco más, y al no poder resistir más la tentación, me introduje por completo, volviéndome loco con sus gemidos de placer, los atrapé en un beso hambriento. Pronto nuestras caderas se unieron en un perfecto ir y venir.
Golpe tras golpe entre ambos sexos podía sentir el fuego de estos. Mi cuerpo ardía. 
Lexie cambió nuestras posiciones, colocándose a horcajadas sobre mí. Apretó sus manos con las mías entrelazando nuestros dedos para así cobrar impulso y deslizarse hacia adelante y atrás en una fricción que me llevaba al borde de la locura, hasta que no aguantamos más y susurrando nuestros nombres llegamos al orgasmo.
En mi habitación sólo se escuchaban nuestras respiraciones agitadas que con el correr de los minutos fueron cesando.
Finalmente, Lexie se desplomó en mis brazos y apoyando su cabeza en mi pecho dijo:
-Gracias por esto. Me has hecho feliz.
-Gracias a ti mi ángel. Descansa.
Le di un suave beso en su frente y nos acomodamos para dormir bien pegados el uno al otro. Definitivamente la noche había sido perfecta.

5 comentarios :

  1. ¡Vaya capítulo! Tierno, romántico y... caliente, muy caliente. No me cansaré de decir lo perfecto que es Mark, no solo con Lexie si no también con la pequeña Bel. Me gusta ver como Lexie va avanzando, ha dejado atrás ese corazón helado que tanto la caracterizaba para dar paso a una nueva Lexie llena de oportunidades para dar y para darse a ella misma.
    Odio a Sara,. Eso es todo lo que puedo decir sobre esa mujer.
    Un capítulo increíble, podría decirse que uno de mis favoritos.
    un besazo enorme

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    1. Capítulo fuerte jaja
      Mark, Lexie y Bel son un trío perfecto. Una linda combinación.
      Yo también odio a Sara y cómo no odiarla con lo fría y mala que es.
      Un beso grande linda.

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  2. Lo Digo desde el primer capitulo que has escrito ME ENCANTAAAAAAAAA!!!
    Que precioso quedo amor, pero algo me dice que no todo sera tan facil y que de verdad los perros ladraran (Los padres y la zorra)
    Un besote mi Barbi!!!

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    1. Gracias linda por tu comentario.
      Me alegro que haya quedado bien el capítulo, quería que se notara el amor que siente Mark por ella y la dedicación al preparar la sorpresa para Lexie.
      Te mando un beso enorme!

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  3. OH por dios no habia tenido tiempo de leerlo me encanto pero la bruja tiene que ver en lo que esta ocurriendo mark no se ha dado cuenta aun es que me vas a volver loca con todas las suposiciones que tengo en mi cabeza.... excelente cap me ha encantado... exitos

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