lunes, 26 de enero de 2015

Capítulo 34

Mark

Desperté por la mañana primero que Lexie. Sabía que tendríamos un duro día por delante con el tema del juicio por lo que me propuse hacerlo lo más ligero posible para ella, ya demasiadas emociones tuvo que enfrentar este último mes.

Me encaminé a la cocina para prepararle el desayuno, un café para que aguante durante el día junto a una porción de tarta de chocolate para darle ánimos.
Una vez que tuve todo listo subí a despertarla. Se la veía tan tranquila durmiendo que no quería despertarla, así era como me gustaría verla siempre, en paz. Le di suaves besos en su cara hasta que despertó con esa sonrisa tan característica de ella.

-Buen día, amor.- Dije.
-Buen día.
-¿Dormiste bien?
-Como un bebé.
-Te traje el desayuno.
-Oh Dios tarta de chocolate, ¿así serán todas nuestras mañanas?
-No te acostumbres.- Dije riendo.- Pero siempre que pueda lo haré.
-Sabes que bromeo, tenerte a mi lado al despertar es todo lo que necesito.
-¿Desde cuándo tan tierna Señorita Clark?- Dije abrazándola contra mi pecho.
-Desde que me di cuenta lo enamorada que estoy de ti y acostúmbrate al Sra. Turner.
-Me gusta como suena eso.

Lexie tomó su café y probó un poco de la tarta pero de un momento a otro su sonrisa se esfumó.

-Mark...
-¿Si amor?
-¿Crees que Sara y James pagarán por lo que hicieron?
-Claro que sí.
-¿Y si compraron a la jueza?¿Y si tienen un plan?
-No lo tendrán amor.- Dije tratando de calmarla. Últimamente tiende a alterarse mucho y eso me preocupa que termine por afectar su salud.
-¿Cómo puedes estar tan seguro?
-No lo sé cielo, solo sé que el juicio está a nuestro favor y no hay manera de que resulte lo contrario.
-Tengo miedo.- Dijo acurrucándose en mi pecho como si fuera una niña.
-Eh que es eso, ¿dónde está mi Lexie valiente?- Dije acariciando su pelo.
-Se ha ido.
-Claro que no, sé que está ahi dentro y hoy necesito de ella. ¿Puedes pedirle que salga? Por mi y por Bel.
-De acuerdo. Odio que me extorsiones.
-Contigo no queda otra.
-Ja, gracioso.
-Anda, termina tu desayuno. Te prepararé un baño.
-Sí, papá.
-Ja, ¿quién se hace la graciosa ahora?

Recibí un almohadón de lleno en mi cara al terminar la frase.

-Ah no, futura Sra. Turner esto no va a quedar así.- Dije con una mirada fulminante. 

Me abalancé sobre ella y comencé a hacerle cosquillas. Era lindo escuchar su risa, y ver como brillaban sus ojos al no poder contenerse.

-Ba...Bas...Basta. Tregua, tregua.
-Bien. Tregua. Te amo.- Dije besándola.

Me fui directo al baño y preparé el agua con sales para que se relajara. Esperé a que llegara y observé cómo se desvestía. Aún quedaba el rastro de esas cicatrices que sabía no podría borrar pero su cuerpo era arte, sus largas y suaves piernas, sus prominentes pechos, su abdomen que por las cicatrices intenta cubrir, su pelo oro, sus labios de seda, toda ella es única.
Se metió en el agua y la escuché suspirar al cerrar los ojos y apoyar su espalda en la bañera. Me coloqué de rodillas en el suelo detrás de ella y comencé un masaje en su cuello y espalda para ayudarla. 
El médico me dijo que la mejor manera de ayudar era tratar de alivianar su estrés y esto por poco que fuera un simple masaje ayudó mucho en el último mes.
Habremos estado una media hora en el baño hasta que el agua comenzó a enfriarse y la ayudé a salir. La sequé con sumo cuidado y ella fue a vestirse. Observé como se colocaba su ropa interior de encaje pero me sorprendió mirándola.

-¿Podrías dejar de observarme mientras estoy desnuda? Pareces acosador.
-Sólo admiro.
-Ya me has visto desnuda.
-Pero mis ojos nunca tienen suficiente.
-Tendrás por la noche, ahora déjame cambiarme.
-Es una promesa.
-Hecho.

Fui hasta la habitación de Bel y me la encontré aún dormida en la cama. Me acosté a un lado de ella y repartí caricias por su pequeño rostro.

-Papi.- Dijo desperezándose.
-Buenos días, princesa. ¿Cómo estás?
-Muy bien, papi.
-¿Qué vas a desayunar?
-Mmm ¿pueden ser waffles con leche?
-Waffles y leche serán. Ve cambiándote.
-¿Hoy tienen esa cosa?
-¿El juicio?
-Sí, eso.
-Si cielo, te quedarás con tu prima Chris mientras nosotros nos encargamos de ese asunto.
-¿Y el tío Jacob?
-La enfermera de tu tía Amy quería hablar conmigo pero como yo no puedo él ira.
-Oh...de acuerdo. ¿Puedo invitar a Jim?
-Mientras tu prima no tenga problema.
-Le preguntaré en la casa.
-De acuerdo. Vamos, andando.

Bajé a la cocina y traté de hacer los waffles y la leche lo más rápido posible. Por suerte Lexie ya había desayunado sino tardaríamos el doble.

-¿Necesitas ayuda?- Dijo Lexie una vez que estuvo lista.
-Mmm creo que no, ya está todo listo.
-Bel se está poniendo sus zapatillas.
-Perfecto, su desayuno ya está listo.
-¡Aquí estoy!- Gritó mi hija al bajar las escaleras.
-Tranquila hija, no es necesario gritar.- Dije.
-Ups, lo siento. Mami, ¿me haces una trenza?
-Claro, cielo.
-Ahora ya no quieres que yo te haga tus trenzas.- Dije falsamente apenado.
-Papi, tus trenzas se me caían a los cinco segundos. Pero no estés triste, puedes hacerle una trenza a mi muñeca si quieres.
-Nono está bien, creo que así como tiene el pelo le queda bien.- Lexie y Bel comenzaron a reír y yo no tuve más remedio que unirme a ellas.

Mi hija terminó el desayuno y luego de dejarla con mi sobrina nos encaminamos al juzgado. Noté como los puños de Lexie se cerraban, clara señal de nerviosismo.

-Tranquila, todo saldrá bien.
-Espero.
-Solo respira.

Bajamos juntos del auto. Tomé su mano y entramos al salón donde se llevaría a cabo el juicio. Allí se encontraban muchos de nuestros amigos y familia para darnos su apoyo.
Al cabo de unos minutos que para mí fueron eternos Lexie caminó hasta donde se encontraba el abogado que mi padre contrató "como parte de su perdón" y Sara entró luego junto a un oficial.
Quería estar junto a Lexie en ese momento para darle mi fuerza pero la ley no me lo permitía. Ella me buscó con la mirada y yo le hice un guiño para tranquilizarla.





-Bien, silencio en la sala.- Dijo una vez que la jueza estuvo lista.- Empecemos con esto.

El juicio no duró más de hora y media, Sara se defendió, James hizo lo mismo, ninguno asumió culpas pero los hechos demostraban lo contrario y contra eso nada podían hacer. 
El abogado de Lexie resultó excelente en su defensa y gracias a su trabajo lograron presentar más cargos contra ellos lo que prolongó la condena de ambos a veinte años de prisión para James y quince para Sara.
Luego de que se llevaran a ese par de lacras Lexie vino corriendo a mis brazos.

-Ya está amor, todo terminó. Te dije que todo saldría bien .




-Gracias a Dios. Gracias a ti por estar a mi lado, de verdad no sé que haría si no te tuviera.
-Por suerte no tienes que pensarlo porque me tienes. Vamos, los demás también quieren un abrazo tuyo.
-Nunca creí dar tantos abrazos en tan poco tiempo.
-Acostúmbrate.- Dije riendo.

Luego de que todos se aseguraran de que Lex estaba bien y de que ella les dijera que debía ir a casa para descansar y cobrar fuerzas fuimos hasta lo de Jacob.

-Hola tortolitos.- Dijo Chris apenas nos vio.




-Hola Chris.- Dijimos ambos.
-¿Qué tal ha ido?
-Bien, mejor de lo que podíamos esperar.
-Oh, me alegro tanto.
-¿Jacob aún no llega?
-Mmm no, tampoco lo he llamado. Quédense con Bel que está en el patio mientras yo lo llamo.
-De acuerdo.

Hicimos caso a lo que Chris nos dijo y fuimos hasta el patio para encontrarnos a Bel jugando nada más ni nada menos que con Jim.

-Hola niños.- Dijo Lex.
-¡Mami!¡Papi!¡Llegaron!
-Sí cielo, ya estamos libres y listos para jugar.
-¡Iuuupi!- Gritaron ambos

Jugamos por un rato largo a dragones y princesas hasta que Chris apareció. Su cara estaba pálida y confundida.

-Chris, ¿estás bien?
-Si, eso creo. Por favor, ven a la entrada.
-Seguro, Lex ¿te quedas con los chicos?
-Claro.

Acompañé a mi sobrina por la cocina hasta llegar a la entrada y si el rostro de ella era blanco el mío lo superaba.

-¿Amy?¿Qué haces aquí?¿Jacob? Se suponía que debías ir a hablar con la enfermera no traerte a mi hermana.
-Tranquilo hermano. Hola. Yo también me alegro de verte.- Dijo abrazándome.
-¿Qué haces aquí Amy?
-Nadie ha hecho nada malo. He mejorado, me siento mejor, me siento diferente. Ya no aguantaba estar encerrada dentro de esas cuatro paredes y eso era lo que la enfermera quería hablar contigo. Al parecer ya ha acordado con Jacob que estoy en un período de prueba para ver como funciono lejos de ese loquero.
-Ya veo...
-Sé que estás sorprendido y no me tienes fe. Pero de verdad he mejorado.
-Eso es verdad hermano, yo mismo soy testigo de esos cambios y tú no lo sabes porque no la has visto que tampoco suene como reclamo porque entiendo por todo lo que has tenido que pasar con Lex.
-Lex...si Lex...yo he hablado con ella. Quiero verla. ¿Está aquí?
-Sí, pero no sé si sea un buen momento Amy.
-¿Tienes miedo de que la ahuyente?
-No es eso.- Dije enojado.- Solo que está cansada, acabamos de salir de un juicio.
-Oh.- Dijo ella.
-Nadie está cansada y me encantaría hablar contigo Amy.- Dijo Lexie al llegar a mi lado fulminándome con la mirada.
-Ya ves por qué no debo escucharte hermanito.

Ambas se marcharon con dirección a la cocina y yo me quedé en el living aún sin poder creer la situación que estaba viviendo junto a Chris y Jacob.

-¿Por qué no te sientas Mark?- Dijo Jacob.
-Sí, eso haré.
-Mark, pensé que sabías que Amy estaba mucho mejor que antes.
-Sí, pero tampoco tanto.
-Hay que controlarla Jacob. No quiero pasar nuevamente por lo mismo.
-Y no tendrás que hacerlo, esta situación es diferente y cuenta con el apoyo de mucha gente.
-Lo sé...
-Entonces deja de ser tan pesimista.
-De acuerdo, intentaré ayudar en todo lo que pueda.
-Así me gusta.
-Chris, ¿cómo estás con todo esto?
-Aún no me lo creo pero feliz, he deseado tener conmigo a mi madre desde hace tanto tiempo que me resulta difícil creer que todo esto sea real.
-Pues lo es.- Dijo Jacob abrazándola.

Luego de que Lexie y Amy salieran tomadas del brazo como si de mejores amigas se tratara y hayan jugado con Jim y Bel nos volvimos para casa. Había sido un día agotador cargado de muchas emociones.

-Bel, sube al baño que te ayudo en un instante.- Dije.
-¿No quieres que la bañe?- Preguntó Lex.
-No amor, ya tuviste suficiente y prefiero que guardes energías para otra cosa.
-¡Si serás!- Gritó ella desde el principio de las escaleras.
-Te amo.- Grité yo.

Me dirigí al baño de Bel y la encontré prendiendo el agua.

-Vamos a bañarse señorita.
-Si papi.

Mientras le enjuagaba el cabello a mi hija ella no pudo evitar preguntar:

-Papi.
-Sí, cariño.
-¿La tía Amy vivirá con Jacob y Chris?
-Así parece. 
-¿Y tú estás de acuerdo?
-Claro que sí.
-¿Puedo visitarlos?
-Siempre que quieras.
-Papi.
-Si...
-Estoy feliz.
-Me alegra que así sea princesa.
-Tengo a una mami ahora y tú estás feliz. Ya somos una familia de verdad.
-Sí cariño, somos una familia de verdad.

Le sequé el cabello, le puse su pijama y luego de arroparla me dirigí a mi habitación.
Me sorprendí al entrar y encontrar una bandeja con comida en la cama pero lo que más llamó mi atención fue encontrar a Lexie al lado de la bandeja en un sexy conjunto de encaje.

-No podía quedarme sin hacer nada.
-Y decidiste darme un infarto.
-Tú eres el mirón.
-Lo tengo merecido. Creo que la comida puede esperar.
-Ah no de eso nada, se enfriará.
-Si que eres mandona.
-Acostúmbrate.- Dijo guiñándome un ojo.

Comí lo más rápido que pude ignorando como se reía detrás de mí. Dejé todo en la mesa y sin más me lancé a sus labios como tanto ansiaba.

-Sabes a chocolate y vino.
-Creo que es la mejor combinación.
-Coincido.- Dijo ella.

La devoré en un beso que nos consumía a los dos. Ella se aferraba a mi piel con sus dedos haciendo que todo nuestro cuerpo sintiera el fuego que estábamos desprendiendo.





Mi sexo palpitaba contra mi jean en cada roce que tenía con sus bragas. Al mismo tiempo los gemidos de ella aumentaban por esa fricción de la tela contra su sexo.

-Mark...
-¿Si?
-No voy a aguantar.
-¿Qué quieres?
-A ti. Dentro mío.
-Claro amor pero deberás esperar, hoy tengo otros planes...
-¿¡Qué!?
-Ya verás...

Y así comenzó nuestra noche entre juegos, besos, deseo y pasión.

lunes, 5 de enero de 2015

Capítulo 33

Lexie


Al abrir mis ojos, sentí como si hubiera vivido una pesadilla pero la habitación en la que me encontraba tristemente me hizo dar cuenta de que esa era mi realidad muy a mi pesar. Un hecho que desearía que borraran de mi memoria de una vez.
Sentía un fuego recorrer mi garganta y el cuerpo me pesaba, se sentía como si un camión con acoplado me hubiera pasado por encima.
Noté unas manos rodear mi vientre y por primera vez en horas sonreí al saber de quién eran esas manos.
Me di la vuelta y me encontré con los azules ojos de Mark.

-Hola mi ángel.
-Hola amor.
-¿Cómo te sientes?
-Agua.
-Enseguida. 

No pasó más de un minuto hasta que Mark llegó con un vaso y una botella de agua. Aunque el beber lastimaba mi garganta de todos modos por lo menos apagaba el ardor.

-¿Mejor?
-Sí.
-El doctor dijo que hoy ya podremos volver a casa.
-¿Qué es lo que tengo?
-Además de las heridas que te causaron no es nada más que el shock. ¿Te encuentras mejor de eso?
-Será difícil olvidarlo pero me siento más tranquila sabiendo que la policía ya los tiene. No estoy dispuesta a seguir sufriendo. 
-Me alegra escucharte decir eso amor. Creí que esto te afectaría demasiado.
-Sabes, yo también lo pensé mientras estaba atada a esa silla. Pensé que quedaría sumida en desesperación y tristeza pero luego comencé a reflexionar.
-¿Y qué reflexionaste?
-Que vine en busca de una nueva vida, te encontré, encontré a mi familia y no pienso dejar que nada arruine lo que tanto me costó encontrar. Pasamos por muchas cosas Mark y las hemos superado, esta no será la excepción.
-¿Sabes que te admiro como a nadie?
-Es bueno saberlo.- Dije sonriendo.

Me dio un suave beso en los labios y nos vimos interrumpidos por el médico.

-Buen día, ¿cómo amaneciste hoy Lexie?
-Creo que mejor de lo que podría esperar.
-Voy a revisarte. Mark, ¿podrías esperar afuera?
-De acuerdo...

El doctor comenzó a examinarme y luego de cambiarme los vendajes se sentó en una silla a mi lado.

-Bien, todo parece estar en orden pero debes seguir cuidándote ¿si? Hay otra cosa que me gustaría hablar contigo.
-¿Y qué es?
-Tengo una psicóloga que podría ayudarte...
-No necesito una psicóloga.
-Lexie...
-Estoy bien.
-Después de un shock así no sé como puedes estar bien.
-He pasado por cosas peores.
-Bien, no voy a forzarte a nada. Es tu decisión pero creo que deberías replanteártelo. Te dejo su tarjeta.
-Bien, gracias.
-Cuando quieras me avisas y firmamos los papeles del alta.
-De acuerdo.

A los pocos minutos luego de que el doctor se marchara Mark apareció.

-¿Todo bien?
-Sí.
-¿Segura?
-Si. Quiero irme de aquí.
-Bien, deja que firme los papeles y nos vamos.
-De acuerdo.

No quise ser tan fría con Mark pero la situación con el doctor me había puesto muy tensa, ya muchas veces he tratado con psicólogos y nunca me han funcionado así que no se trata de una cuestión de probar.
Pasé al baño a arreglar un poco el desastre que estaba hecha y tomé mis cosas. Mark regresó unos diez minutos después para retirarnos.
Primero pasamos por la casa de Jacob para buscar a Bel y de paso dejarlos tranquilos de que me encontraba bien.
Estacionamos en el patio delantero y Mark me ayudó a bajar del auto para poder entrar en la casa pero antes de llegar a la puerta nos encontramos a Bel jugando.
Ella se giró al escuchar nuestros pasos y sonrió al verme.





-¡Papi!¡La trajiste!¡La salvaste!- Dijo corriendo hasta Mark.
-Sí pequeña, ve a darle un abrazo pero no muy fuerte.
-¡Mamá!- Dijo corriendo a mis brazos y yo lo único que podía hacer fue caer de rodillas al suelo para abrazarla y llorar.-¿Qué pasa?¿No quieres ser mi mami?
-Oh claro que sí, cielo. Solo que me has sorprendido, lloro de felicidad.

Ella me apretó aún más y ya nada me importaba, era feliz definitivamente, Mi familia estaba completa.

-Mis dos princesas.- Dijo Mark uniéndose a nuestro abrazo.- Entremos que el tío Jacob debe estar buscándote Bel.

Cuando entramos a la casa Jacob estaba hecho un manojo de nervios y con Mark no pudimos evitar reírnos.

-¿Se te perdió algo?- Preguntó Mark.
-Yo....mmm...Mark.
-Ya deja, Bel está aquí.
-Dios, niña vas a matarme de un susto.- Dijo desplomándose en el sillón. Los tres reímos al verlo.- Lexie, ¿cómo estás?- Preguntó abrazándome casi sin dejarme respirar.
-Mejor...si me devolvieras mis pulmones.
-Aún se recupera.- Dijo Mark en su modo sobreprotector.
-Estoy bien Jacob, tranquilo. Solo necesito descansar.
-Mmm dudo que puedas hacerlo.
-¿Por qué?
-Compruébalo tú misma. Pasa al living.

Hice caso a lo que dijo y mi cara al entrar en la habitación habrá sido todo un espectáculo ya que todos estaban allí: mamá, papá, Jack, Melissa, Christine.
Tuve que pasar por una gran ronda de abrazos, besos, preguntas hasta que Mark notó mi cara de cansancio y dijo:

-Bien creo que es hora de que la paciente descanse, ya tuvo mucho por hoy. Pero... aprovechando que ya estamos aquí hay algo que quiero decir.

Se aclaró la garganta, se lo veía nervioso, se aflojó la camisa y prosiguió.

-Bueno...todos saben que amo con locura a esta mujer. Sinceramente me enamoré la primera vez que la vi, aunque ella ni notó mi presencia, luego pasamos por un par de inconvenientes pero a pesar de todo logramos superarlos. Aunque ella haya sido muy testaruda y peleadora logró apoderarse de mí. Acá frente a mí, tengo a la mujer más fuerte y valiente que conocí en mi vida, aquí frente a mí tengo a la persona que más admiro. Aquí tengo al amor de mi vida, por eso... Lexie Clark ¿aceptas casarte conmigo?

Mi cuerpo temblaba al escuchar sus palabras, miles de preguntas revoloteaban en mi panza, una sensación de vértigo llenó mi interior. ¿Podría casarme de nuevo?¿No alejaría a Mark con mis miedos?¿La convivencia no arruinaría todo?
Él sacó un anillo hermoso de una cajita que reflejaba el azul de sus ojos, se lo veía lleno de ilusión y esperanzas ¿quién era yo para quitarle eso? Me dio todo y me ofrece la oportunidad de tener una nueva vida ¿por qué tendría que desperdiciarla?

-Sí, Mark. Acepto.

Con una hermosa sonrisa se acercó a mí, me besó lleno de felicidad pero siempre teniendo cuidado.

-Voy a matarte cuando estemos solos. Agonice mientras no contestabas.- Dijo en mi oído.
-Lo siento.- Susurré sonriendo.

Nuevamente pasé por la ronda de besos y abrazos aunque esta vez no fui la única que sufrió la tortura.
Me quedé por unos minutos más junto a ellos hasta que el cansancio me venció y subí a la habitación de huéspedes para descansar antes de ir a la casa de Mark.
Me acosté en la cama y cubriéndome con una manta cerré mis ojos pensando en todas las emociones a las que había dado lugar. El miedo a que algo salga mal y salir herida, la felicidad de formar una familia, la emoción del casamiento, el amor que crece cada día por Mark y el temor sobre que pasaría con Sara, James y Frank...
De repente, el pánico me invadió. ¡Frank! Escuché el disparo.

-¡Mark!- Grité desde la habitación. Escuchaba los fuertes pasos subir las escaleras.
-¿¡Estás bien!?- Preguntó entre preocupado y agitado.
-Sí.
-Dios mío, vas a matarme antes de casarnos.
-¿Qué ocurrió con Frank?
-Lex...
-Dime, yo escuché el disparo.
-Está en el hospital, la herida rozó el corazón y debieron operarlo de urgencia. Aún está en terapia y estos días serán críticos para él. Hay que esperar.
-Dios...
-Él me ayudó a rescatarte ¿sabes?
-Sabía que en el fondo no podía ser tan malo. Siempre fue un buen amigo.
-Un tanto demasiado enamorado pero lo comprendo ¿quién no se enamoraría de esta belleza?
-Cállate.- Dije sonriendo.

Mark se acostó conmigo en la cama y dejando que apoyara mi cabeza en su pecho comenzó a repartir caricias por mi brazo.

-¿No deberías ir con los demás?
-Ya se han ido. Sólo quedan Chris, Jacob y Bel.
-Quieres que vayamos a tu casa.
-Es nuestra casa.
-Mark, no estamos casados.
-No, pero lo estaremos.
-¿Qué dirán tus padres?
-Al diablo con mis padres.
-Mark...deben saberlo.
-Sí pero estoy más allá de lo que tengan para decir.
-De acuerdo puede no importarte su opinión pero debes decirlo.
-Está bien, lo haré.
-Bien, así me gusta.
-Extrañaba a mi ángel mandón.
-Nunca se irá.
-Eso espero.

Nos quedamos descansando un rato más en la habitación hasta que decidimos volver a la casa. Bel necesitaba de nosotros, ya había pasado mucho tiempo con su prima y con Jacob.
Al entrar en la casa, sentí otra sensación. Sentí que era mi hogar, mi refugio. Me sentía en casa.

UN MES DESPUÉS...

Hoy oficialmente diremos la fecha de casamiento con Mark en nuestra fiesta de compromiso. Ha sido un día difícil ya que han trasladado para mañana el día del juicio. Tener que ver las caras de Sara y James nuevamente me eriza la piel. Luego de que Mark se enterara de que el médico había pedido ayuda a la psicóloga no tuve otra opción que aceptar no sin antes pasar por una fuerte discusión con Mark. A final de cuentas, sé que todo lo hace porque quiere verme bien.
Desafortunadamente, Frank no superó la operación, me entristeció enterarme de la noticia era un buen chico a pesar de haberse descarrilado. Intentó ayudar y así terminó, creo que no se merecía ese final. 
Por otro lado, no todo fue malo ya que me enteré que seré "tía". Mel y Jacob tendrán un hijo y eso me ha llenado de felicidad. Ver que mis dos mejores amigos se encuentran en ese estado de plenitud es todo lo que podría pedir.

-¡Mamá!¿Ya estás lista?- Preguntó Bel abriendo la puerta de la habitación.
-Sí, cielo.
-Wow, estás guapísima.- Dijo abrazándome.
-Tú también cariño, el vestido te queda hermoso. ¿Quieres que te haga un peinado?
-Siii.

Mi relación con Bel es cada día mejor, he superado el miedo a reemplazar a Charlotte o de ser incapaz de cuidar de ella. Esta psicóloga me ha ayudado mucho en el proceso de aceptarme como madre y es una de las cosas que más rescato. Esta niña me ha demostrado lo que es el amor de una hija de maneras inimaginables, no pensé que podría querer tanto a un niño luego de la muerte de mi hija pero aquí estoy con mi princesa a punto de anunciar mi casamiento.

-Lista. Perfecta.
-¡Quedó muy lindo!¡Gracias!
-No hay de qué, ¿bajamos?
-¿Quieres que baje contigo?
-Claro. Necesito de una princesa para aparecer.
-Sii. Vamos.

Tomé su pequeña manito y comenzamos a bajar las escaleras. Lo primero que vi fue el brillo en los ojos de Mark al vernos juntas. Yo también quería llorar en ese mismo instante, llorar de felicidad como últimamente me sucedía pero no podía hacerlo frente a todos.
Al llegar al pie de las escaleras Mark me besó y luego Mel corrió para abrazarme.

-Estoy tan feliz por ti, amiga.
-Y yo por ti, ¿qué tal el renacuajo?
-Esperando a tener un "hermanito"
-Mel...
-Vamos Lex, sé que están bien con Bel pero podrían darle una hermanita o hermanito.
-Aún es muy pronto, no sé si estoy lista. No por lo que ocurrió pero aún no me siento preparada.
-Claro que sí, solo que no te das cuenta.
-Ya veremos...¿dónde está Jacob?
-Está retrasado pero viene en camino.
-Más le vale.

Luego mis padres se acercaron hasta nosotras. Mel decidió darnos nuestro espacio por lo que decidió irse con Bel.

-Estamos orgullosos de ti hija.- Dijo mi padre.
-Gracias pa.
-De verdad hija, te veías tan triste y marchita ahora has florecido se te ve radiante y me llena de felicidad verte así.- Dijo mi madre.
-Así me siento, feliz. Esta pequeña familia me hace feliz.
-Y así seguirá siendo porque te mereces solo cosas buenas, eres una excelente hija, madre, futura esposa, amiga. Siento reventar de alegría mi pecho al decir que eres mi hija. Algo bueno habremos hecho con tu padre para tenerte. 
-¿Me dan un momento?
-Claro cielo, ¿estás bien?
-Sí, solo necesito un poco de aire.

Salí rápidamente al balcón. Necesitaba llorar y no quería hacerlo allí adentro. Si antes tenía ganas de llorar con las palabras de mi madre no habría pañuelo que aguantara.




-¿Amor estás bien?
-Sí, enseguida voy.
-¿Qué ocurre?¿Estás bien?
-Sí, solo todas estas emociones.
-Mi ángel llorón. Ven aquí.- Dijo dándome un fuerte abrazo.- He hablado con mis padres, no estaban muy contentos con la noticia pero lo aceptaron. No creo que hoy vengan.
-Está bien, pero al menos les has avisado. Era lo correcto.
-Lo sé, hice bien en escucharte.
-Claro que sí.
-¿Volvemos?
-Sí, volvamos.

Volvimos a entrar a la casa, disfrutamos de la compañía de amigos y familia. Tuvimos un almuerzo realmente agradable pero el momento había llegado, había que anunciar el día de nuestro casamiento. El día en que nos uniríamos definitivamente.

-Bien, necesito la atención de todos por favor.- Dijo Mark haciendo que todos dejaran de hablar.- Este almuerzo tenía un propósito y agradecemos que hayan venido, con Lexie queremos contarles que nos casaremos en dos meses. Quizás muchos lo vean pronto otros muy tarde pero la verdad necesitamos organizar nuestras prioridades y como ya saben venimos de un mes cargado de cosas; si fuera por mi me casaría con este ángel que está a mi lado en este mismo instante pero ha pasado por mucho y merece algo mejor. Esperamos que todos puedan asistir.

Recibimos un caluroso aplauso de todos nuestros amigos y luego de pasar un rato más junto a ellos empezaron a retirarse. Bel también se fue ya que pasaría la noche con mis padres para darnos un espacio a Mark y a mí. Ellos aman con locura a Bel y piensan en vender nuestra casa en Estados Unidos para vivir aquí cerca de nosotros, no quieren perderse de momentos tan especiales.

-Al fin solos.- Dijo Mark tomándome por la cintura para llevarme en brazos hasta nuestra habitación.
-¿Era necesario subir así?- Dije una vez que pise tierra.
-Tenía ganas.- Dijo sonriendo.
-¿Sabes de qué tengo ganas yo?
-Mmm prefiero que me muestres antes que saberlo.

Lentamente me acerqué a él para posar mis labios sobre los suyos. No lo besé, quería sentir el calor de su piel, quería nuestras bocas unidas.
Luego lo besé pero de forma delicada, comenzando así una tortura para ambos que nos necesitábamos. 
Nuestro beso fue tornándose poco a poco en un deseo desesperado. Nuestras ropas comenzaron a dejar un camino por la habitación hasta que ambos quedamos desnudos en la cama. Mark repartía besos por mi cuerpo, en especial aquellas zonas donde las cicatrices se hacían notar. Bajó por mi cuello, sabiendo que es mi debilidad, continuó por mis hombres y se desvío a mi torso hasta llegar a mis pechos donde se tomó su tiempo para dedicarles la atención que necesitaban. El calor de su boca en mi piel me volvía loca y hacía imposible que me controlara, no podía quedarme quieta.
Comencé a frotar mi cuerpo contra el suyo sintiendo su erección en mi centro de placer haciéndole notar lo húmeda que estaba.

-¿Qué quieres?- Dijo con voz ronca escondiendo su cabeza en mi cuello y siguiendo mi juego.
-¿A ti?
-¿Cuándo?
-Ya.
-Sus deseos son órdenes.

El calor me invadió al sentirlo dentro de mí, nos quemábamos juntos entre besos y caricias.
Mark hizo sus embestidas más fuertes y no mucho tiempo después ambos alcanzamos el placer.




La sonrisa de Mark al caer rendidos en la cama era de las mejores cosas que podía disfrutar.

-Te amo.- Dijo
-Sabes que te amo a ti.
-Me gusta que me lo digas.
-Sabes no puedo creer como llegamos hasta aquí.
-Yo tampoco, pero estoy feliz porque encontré lo que estaba buscando.
-¿Una rubia?- Dije riendo.
-Muy graciosa. No, el amor, una familia.

Le di un suave beso en los labios, y abrazados como estamos acostumbrados nos quedamos dormidos.









lunes, 29 de diciembre de 2014

Capítulo 32

Mark


El aire ya no era suficiente para mis pulmones, se suponía que debía protegerla, se suponía que nada debía pasarle. Unos minutos. Solo bastaron unos minutos para que le fallara.
Desde el primer día en que la vi supe que ella sería la mujer que cambiaría mi vida, que daría un giro a todo lo que había construido y así lo hizo. Así es Lexie. Un huracán. Un huracán de emociones, uno de esos por los que debes empezar de nuevo. No puedo permitirme la posibilidad de tener una vida sin ella. No ahora.
Había hecho todo lo posible como buscarla por la empresa o consultar con seguridad pero no había hecho hasta lo imposible y no pararía hasta encontrarla.
Subí a mi auto y mientras conducía para llegar a casa marqué el número del detective.

-Mark. ¿Todo en orden?
-Hola detective, no. Las cosas no están en orden.
-¿Qué sucede?
-Lexie ha desaparecido.
-Bien. Sabíamos que esto podía suceder.
-¿Perdón?- Dije casi gritando.
-Mark, a lo que me refiero es que sabemos que esta gente está detrás de ustedes dos. Intentaron matarte ¿qué les impediría secuestrar a Lexie?
-Sí, tienes razón pero necesito encontrarla.
-Escucha, esto es lo que haremos. Tengo todos los datos de los lugares hasta los que he seguido a este trío. Consultaré con un amigo que trabaja en la policía. Tú encárgate de lo que debas arreglar y te llamo cuando ya tenga la dirección exacta.
-De acuerdo.
-Llámame si recibes un llamado o cualquier cosa que necesites.
-Está bien. Gracias detective.
-Adiós.

Más tranquilo, si es que así se puede decir, al saber que tendría la ayuda del detective estacioné en casa. Luego recordé que Bel estaba en la escuela y prefería hablar con ella y supiera las cosas por su padre. No por terceros.
Bastantes cosas venía ocultándole a mi hija y aunque sé que es demasiado pequeña para entender ciertas cosas se merece saber cómo es que funciona todo. No quiero que viva en una mentira.
Esperé a que la larga fila de niños saliera de la puerta delantera de la escuela y luego retiré a Bel.

-Hola papi.- Dijo saltando a mis brazos.
-Hola pequeña.- Dije cargándola en mis brazos.
-Estás triste.
-Sí cielo.
-¿Qué ocurre?
-Vamos al auto y en casa te lo contaré.

Una vez que llegamos a casa ella tomó asiento en el sillón y yo me puse de frente para poder hablar.




-Bueno papi ya puedes contarme.
-Bueno cielo...antes de que Lexie estuviera con papi ella estaba casada.
-¿De verdad?
-Sí, ella tenía una vida. Las cosas no salieron bien con ese hombre y ella vino a vivir aquí.
-¿Y ahora qué ocurre?

-Ese hombre es malo y se ha llevado a Lexie.
-Tienes que encontrarla papi.
-Sí cielo, el detective se está encargando de encontrar una dirección.
-No quiero que le pase nada malo ni a ti.
-Nada malo va a pasar.
-¿Lo prometes?
-Lo prometo. Y también prometo que cuando termine toda esta locura le pediré a Lexie que se case conmigo y venga a vivir con nosotros.
-Iuuuuupi. Seremos una familia. ¿Ella será mi mamá?
-Ella ya es tu mamá si tu así lo quieres.
-Claro que sí.
-Bien, me alegra que estés bien con eso.
-Siiii, ve a buscarla papi porfis,
-Si cariño, primero debo dejarte con el tío Jacob.
-De acuerdo.

Conduje hasta la casa de Jacob y luego de explicarle la situación, sin que Bel escuchara la parte de Sara, dejé todo para que durmiera allí.
De camino a la delegación de policías mi celular sonó, atendí con la esperanza de tener noticias del detective pero era un número desconocido.

-Diga.
-Hola Mark, soy la madre de Lexie.- Dijo entre llantos.
-Hola Mary.
-Ya dime.
-¿Qué cosa?
-Algo le pasó a mi niña.
-¿Cómo lo sabe?
-Tuve un presentimiento, la he llamado al celular, a su casa pero no contesta.
-¿Puede darme su dirección? Así podré explicarle con más calma.
-Te espero en el café de la esquina de la empresa.
-De acuerdo, voy de camino.

Estacioné a una cuadra del café, nervioso por la reacción de la madre de Lexie, también por lo que pensaría de mí al no poder cuidar como debía de su hija.

-Hola Mark.- Dijo sorprendiéndome con un abrazo.
-Hola Mary.
-Siéntate.

Pedimos dos cafés bien fuertes para poder hacer menos dolorosa la charla y comencé a explicarle.

-Mira Mary, tú bien sabes como se tornó la relación entre James y Lexie.
-Sí, sé que también estuvo por acá.
-Así es, tenemos la sospecha o más la certeza de que él junto a mi ex esposa y Frank, su amigo estuvieron tramando algo en nuestra contra por lo que lo más probable es que hayan sido ellos quienes se llevaron a Lexie. Ella ha desaparecido.

Ella no dijo nada, quedó petrificada mirando a la nada misma hasta que en un momento pareció volver a la vida.




-¿Por qué está todo mal?¿Por qué mi hija no puede tener paz?¿Por qué mi hija no puede ser feliz?
-Te entiendo Mary.
-No, no me entiendes. Tú no has visto crecer a tu hija, ver como la embarazan, la engañan, le mienten en la cara, matan a su hija. No me entiendes y no lo harás porque Dios me oiga y nunca te ocurra algo así.
-Estoy tan desesperado por encontrar a Lexie como tú.
-Entonces búscala, muévete.
-Estoy esperando indicaciones del detective.
-Lo siento Mark, no quise sonar así de grosera pero me has dejado en shock.
-Lo sé, ¿por qué no la alcanzo hasta el hotel?
-No, de ninguna manera. Llévame a la comisaría donde están tratando el caso. No me moveré de allí hasta no ver a mi hija.
-De acuerdo. Vamos.

Entendía la posición de Mary, más allá de no poder sentir el dolor de ver a un hijo sufrir al menos imagino cómo se sentiría y es por eso que comprendo el por qué se comportó así conmigo.
Conduje hasta la comisaría y allí nos encontramos con el detective trabajando muy concentrado con un grupo de policías.

-Detective.
-Mark, que bueno que llegaste.
-Ella es Mary, la madre de Lexie.
-Siento mucho conocerla en estas circunstancias señora.
-Lo mismo digo.- Dijo Mary con voz apenada.
-Llegan justo a tiempo estoy un noventa por ciento seguro que se encuentran en esta dirección.
-Bien, iré de inmediato.
-No, espera Mark. Debemos calcular bien nuestros pasos o todo será en vano.
-No hay tiempo que perder.
-Lo sé pero tampoco servirá de algo hacer las cosas mal.
-¿Y bien?¿Cuál es el plan?
-Yo iré en una patrulla con los policías bordeando el depósito por la parte delantera, otras dos a los costados y la idea es que tú vayas por la parte trasera y trates de "negociar" con Sara. Te colocaremos un dispositivo que grabará todo lo que ella diga y a la vez nosotros podremos escuchar. De este modo una vez que los tengamos ya están arruinados.
-De acuerdo.
-¿Estás listo?
-Sí.
-Ahora sí. Andando entonces.
-Ten cuidado Mark, trae a mi hija de nuevo.- Dijo Mary dándome un abrazo.
-Tranquila, volveremos a salvo.

El camino hasta el depósito se me hizo eterno, los nervios estaban matándome y mis manos sudaban.

-Tranquilo Mark, los nervios no servirán de nada.- Escuché al detective decir por el auricular.
-¿Cómo lo sabe?
-Te conozco chico, sé que estás muriendo de nervios.
-Está en riesgo la vida del amor de mi vida.
-Lo sé, todo va a salir según lo planeado.
-Eso espero.

Bajé con sumo cuidado del auto y caminé hacia la puerta trasera. Toqué una, dos, tres veces hasta que la puerta se abrió.

-¿Qué haces tú aquí?- Dijo una muy desconcertada Sara.
-Sé que tienes a Lexie aquí.
-Y al parecer también quieres unirte a la fiesta.
-¿Qué es lo que quieres Sara?
-Mmm tantas cosas cariño, ¿por qué no entras?

Hice caso a lo que dijo y entré a ese horrible lugar, apestaba, la húmedad, la mugre y los insectos lo hacían aún más inmundo.

-Toma asiento querido.- Con asco me senté en una de las sucias sillas.
-¿Y bien que puedo hacer por ti?- Dijo paseándose de punta a punta con sus tacones.
-Liberar a Lexie.
-Oh no cielo, eso aún no. Primero quiero divertirme con la zorrita.
-No te atrevas a hacerle daño.
-No pidas cosas imposibles. Creí que eras más inteligente.
-¿Qué es lo que quieres?
-Mmm en primer lugar quiero los bienes que me quitaste.
-Eso no era tuyo.
-Estábamos casados, por supuesto que sí.
-Esos bienes correspondían a mi esfuerzo de trabajo.
-Como digas pero quiero eso de vuelta, en segundo lugar quiero tu puesto en la empresa y por último serás nuevamente mi esposo.
-¿¡Qué!?¿¡Te has vuelto loca!?
-No querido, es el precio a pagar si tanto quieres a la zorrita. Debo mantener las apariencias de buena mujer.¿Aceptas?- Di que sí, escuché decir por el auricular.
-Sí.
-Mmm eso fue raro, ¿desde cuándo Mark Turner acepta las cosas tan rápido?
-Frank.- Gritó ella y el desgraciado apareció.- Encárgate de él, iré a ver a la zorra.

Sara se marchó y yo quedé junto a Frank, tenía que encontrar la manera de saber donde tenían a Lexie.




-Frank.
-No me hables.
-Por favor, ¿dónde está?
-Ya cállate
-Sé que la quieres, ¿por qué haces esto?
-Porque si ella no es mía tampoco será tuya.
-¿Así es como la quieres?¿No te importa su felicidad?
-Claro que sí.
-Entonces ayúdame a sacarla de aquí.
-No puedo, harás que nos maten a todos.
-No, yo tengo un plan.
-¿Y cuál es ese plan?
-Primero dime donde está Lexie.
-Está aquí.
-Ya sé que está aquí, pero ¿dónde?
-Un piso más arriba.
-Tienes que ayudarme a llegar allí.
-¿Y cómo lo haremos?
-Tú entrarás normal a la habitación y yo me escabulliré. Cuando sea el momento te daré la señal para que me ayudes y podamos sacarla. ¿De acuerdo?
-Está bien.
-Gracias.
-No lo hago por ti. Lo hago por ella.
-Sea como sea, gracias.

En silencio subimos por unas largas escaleras hasta el primer piso, si la planta baja apestaba este piso parecía de película de terror.
Frank me condujo hasta una habitación en la que en el centro había una cabina. Allí pude ver a James y a Lexie herida por los golpes. Quise correr hasta donde se encontraba pero arruniaría todo. Frank se colocó en una punta y yo en otra osbervando la situación. 
Lexie parecía estar conversando con él hasta que en un momento ella comenzó a caminar hasta donde James se encontraba al parecer para besarlo. Mi ira comenzó a aumentar por un momento pero sabía que así no era Lexie y algo debería estar tramando, la ira cedió y el temor se apoderó de mí.
Lexie golpeó a James y quitándole el arma le apuntó. Sara entró a los pocos segundos cargando un arma lista para dispararle a Lexie. No podía permitirlo.
Hice la señal y Frank entró en la cabina, con un golpe seco en la cabeza de Sara se deshizo de ella y luego apuntó a James.





-Ahora Lexie, corre.- Gritó Frank.

Lexie asustada comenzó a correr aún herida y yo la tomé para cargarla en mi hombro.

-Suéltame, suéltame.- Dijo dando patadas al aire.
-Shhh, soy yo. Soy yo.
-¿Mark?
-Si mi ángel, tranquila. Debemos salir de aquí.

Corrí como nunca antes había corrido. Tenía que salvarla, tenía que salvarnos, teníamos una vida que vivir juntos.
Llegamos a la puerta por la que había entrado pero estaba cerrada. Maldita sea. 

-Detective, la puerta está cerrada. Demonios. Necesito que entre. No hay tiempo.- Un disparo se escuchó. O Frank había tenido éxito o había fallado y esperaba que la primera opción haya sido la realidad.
-Tranquilo Mark, ya mismo aviso que entren.
-¡Rápido!

Lexie estaba a mi lado, pérdida con la mirada en el piso.

-Amor, amor ¿estás bien?- Uná lágrima se escurrió por su rostro.
-No.
-Estoy aquí bebé, estoy contigo.- Dije abrazándola.

Temblaba y lloraba en mis brazos y yo lo único que quería era matar a todos los que la hicieron sufrir de este modo.

-Oh, pero que tierna escena...La verdad me conmueves tanto cariño.- Dijo James. Frank había fallado.
-Aléjate.- Dijo Lexie.
-¿No confías en tu hombrecito?
-¿Qué demonios quieres James?- Dije escondiendo a Lexie detrás de mí.
-Quiero lo que es mío.
-Lexie dejó de ser tuya hace mucho tiempo y tampoco es una cosa. Es una mujer libre que puede decidir qué es lo que quiere.
-Oh pero mira el defensor de las mujeres. Eres patético.
-Tal vez, pero no más que tú armando todo este circo.
-¿Circo? Quieres un espectáculo entonces, abre bien los ojos querida porque verás a tu amorcito morir entonces.
-¡Alto!¡Las manos en la cabeza!- Escuché a un oficial gritar mientras abría la puerta. Estabamos a salvo, por fin a salvo.- Suelte el arma, está bajo arresto.

Dos oficiales más se acercaron a él y le colocaron las esposas. Parecía un toro atado, lleno de ira.

-Me las pagarán juro que me las pagarán.
-Oficial, Sara se encuentra arriba.- Dije ignorando a James.

Una ambulancia no tardó en llegar y subí junto a Lexie para que pudieran atenderla lo más rápido posible. Le colocaron un saco para calmar los escalofríos y sus manos ensangrentadas se aferraban a este.






Me partía el alma verla en ese estado pero encontraría la manera de que olvidara todo el dolor y pudiera entregarse a la felicidad que disfrutara de una nueva vida junto a mí y Bel.
Formar nuestra familia, construir nuestro futuro a la par.

Llegamos en unos pocos minutos al hospital más cercano, la enfermera se llevó a Lexie y yo esperé en la sala a que trajeran noticias.

-¿Señor Turner?- Dijo un médico.
-Soy yo.
-Bien, soy el Dr. Williams.
-¿Tiene noticias doctor?
-Sí, afortunadamente no hay nada de qué preocuparse. Solo fueron golpes que sin embargo fueron duros para ella, la sangre de las manos fue producto de las cuerdas a las que estaba amarrada y que fueron cortando su circulación al punto de cortarle la piel también. Las heridas se sanarán de a poco, debe ser muy cuidadosa de dedicarle su tiempo cada noche para que sanen bien. La tendremos en observación debido al shock que sufrió. Mañana podrá volver a su vida normal.
-¿Puedo pasar a verla?
-Por supuesto.

El médico me condujo por un pasillo hasta llegar a la habitación, luego de agradecerle por su ayuda entré.

-Hola mi ángel.
-Hola.- Dijo en un hilo de voz.- Acuéstate a mi lado.
-¿Entraremos?
-Sí.

Hice lo que me pidió y me acosté a su lado.

-Tuve miedo Mark.
-Lo sé amor, pero ahora ya estás a salvo.
-¿Qué sucedió con ellos?
-Están detenidos. Ya nos encargaremos del juicio ahora solo necesito que no pienses más en ellos.
-Están locos.
-Lo sé, Bel quería verte.- Dije para que dejara el tema.
-Yo también quiero verla.
-Creo que será mejor que mañana te vea, hoy necesitas descansar. ¿Por qué no duermes un rato?
-¿Te quedas conmigo?
-Para siempre.

Ella sonrió, se acurrucó en mi pecho y cerró sus ojos inmediatamente. Al fin tenia la paz que tanto necesitaba, se sentía como una noche de insomnio cuando parece que nunca llegará la madrugada pero al final llegó la calma.