Al llegar a casa y no encontrar a Lexie en la cama tal como la había dejado antes de irme a trabajar el miedo me invadió. La busqué por todos los rincones de la casa, grité su nombre pero no recibía respuesta. Probé llamarla al celular y afortunadamente no tardó en contestar.
-¿Mark?
-¿Dónde demonios estás?- Grité.
-Eh, tranquilo. Estoy en la casa.
-No me mientas porque aquí estoy y a menos que seas fantasma en la casa no estás.
-Estoy en la terraza Mark.
-¿Qué haces en la terraza? Estás enferma, debes descansar.
-Ahora bajo.
-Ya.
No me contestó simplemente cortó la llamada, respiré profundo y traté tranquilizarme. Verla tan decaída no me pone de buen humor, tampoco el haberla visto vomitar. Preparé un té para ambos y esperé en el sillón a que bajara.
Mi boca quedó abierta al ver que no bajaba sola sino que nada mas ni nada menos que con mi padre.
-¿Qué haces aquí?- Pregunté.
-Quiero hablar contigo hijo.
-Más te vale que no le hayas hecho nada.
-Mark, tranquilo. Hemos conversado sin ningún problema creo que tú también puedes hacerlo.- Dijo Lexie desafiándome con la mirada.
-¿Segura que estás bien?
-Sí, ahora ve y habla con tu padre.
-De acuerdo.
Entramos a mi estudio y tomamos asiento, la confusión me invadió inmediatamente.
-¿Qué es lo que haces aquí?
-Tranquilo hijo, no estoy aquí para pelear.
-Bien, dime entonces...
-Hijo, vengo a pedirte disculpas.
-Por...
-Por no haberte dado el amor que merecías a ti y tu hermana, por pensar que el dinero resolvería todo, por confiar en Sara, por alejarme de ti, por no aceptar a Lexie en su momento.
-Ya veo...
-¿Crees que algún día podrás perdonarme?
-Te perdono porque eres mi padre, ganar esa confianza y comodidad llevará trabajo pero estoy dispuesto a rearmar la familia si tu también te lo propones.
-No hay nada que quiera más en estos momentos.
-Bien, entonces.
-¿Podría darte un abrazo?
-Sí, papá.
No recuerdo la última vez que mi padre me abrazó, creo que fue en algún cumpleaños de pequeño. Se sintió extraño, cálido, pero extraño. Tardaré en acostumbrarme a esto. El arrepentimiento en la cara de mi padre se veía sincero.
-Si necesitas ayuda con la boda solo debes decírmelo.
-Por ahora creo que venimos bien.
-¿Sabes el estado de Amy?
-Ha salido.
-¿Cómo?
-Está a prueba, ha mejorado bastante.
-¿Dónde está?
-En casa de Jacob.
-Iré a verla si no te molesta.
-No me molesta pero por favor se cuidadoso no sé como puede reaccionar al verte.
-Si, tienes razón. Lo consultaré con tu madre primero.
-Me parece una buena idea.
-Bueno, no te molesto más hijo. Me voy.
-Te acompaño a la salida. Debo ir a buscar a Bel a la escuela.
-¿Crees que pueda estar con ella el fin de semana?
-Seguro. Así nos dará tiempo a Lexie y a mí para ver detalles de la boda.
-Perfecto entonces.
-Bien, vamos.
Mi padre se despidió de Lexie con un abrazo, y yo me acerqué a ella para indicarle con la mirada que todo estaba bien.
-Amor iré a buscar a Bel.
-¿Quieres que te acompañe?
-No, tú descansa. Ya vuelvo.
-De acuerdo.
Subí al auto y en el camino a la escuela no pude evitar pensar en lo sucedido con mi padre. Por un lado me alegra y alivia que haya decidido cambiar de postura pero por otro lado me genera desconfianza. No tuve una buena infancia gracias a él y eso es algo difícil de olvidar, pero estoy dispuesto a perdonar.
Bajé para esperar a mi niña y al cabo de unos minutos ella salió.
-Paaaapi.- Dijo corriendo hacia mis brazos.
-Hola princesa.
-¿Cómo está mami?
-Mejor, vamos con ella. No la hagamos esperar.
La senté en el asiento trasero y luego volví a subirme.
-Papi.
-¿Si, cielo?
-¿Por qué no le dices a mami que venga a vivir con nosotros?
-Mmm debería decírselo, de todos modos en muy poco tiempo ya va a tener que instalarse completamente.
-Sii. Y también quiero otra cosa.
-¿Qué?
-Un hermanito.
-Bel...
-Porfis, porfis. Todos mis amigos tienen menos yo.
-No todo es tan fácil princesa.
Ella hizo un puchero y no volvió a insistir nuevamente con el tema afortunadamente. No hay nada que quiera más que ser padre de un bebé con Lexie. Tener esa unión para toda la vida fruto de nuestro amor pero sé que no es el momento. Ella ya perdió a su hija, recién se acostumbra a tener otra y quedar embarazada creo que le traería una conmoción muy grande, por ahora no quiero que pase por eso.
Al llegar a la casa, Bel bajó de un salto del auto y entró corriendo. Yo entré después de unos minutos y me encontré a Bel abrazada a Lexie en el sillón.
-¿Puedo unirme a ustedes?
-Si papi.- Dijo mi niña haciendo lugar.
-Las amo.- Dije besando la cabeza de ambas.
-Y yo a ustedes.- Dijo Lex.
Preparamos la cena juntos, nos divertimos en la mesa contando anécdotas y luego de limpiar arropamos a Bel para irnos a la cama con Lex. Le comenté lo que había hablado con mi padre. Ella se puso muy feliz al ver que estaba la posibilidad de que nuestra relación mejorara y si eso hacía feliz a mi mujer no dudaría en hacer lo mejor posible.
Desperté a la mañana siguiente para hacer el desayuno y llevar a Bel a la escuela, Lexie aún no había despertado y tampoco quería que lo hiciera. Debía descansar y estaba más que seguro de que tendríamos una discusión porque ella querría trabajar.
Salí silenciosamente de la casa y llevé conmigo las llaves, no había forma de que saliera. Sabía que luego tendríamos guerra pero al menos me aseguraba que se recuperara completamente.
Dejé a Bel en el jardín y fui a la oficina. Apagué el celular para no discutir y solo enfrentarla al volver a casa.
El día en la empresa fue agobiante. El papeleo ya me tenía cansado lo único que quería era volver a casa y disfrutar de mi familia.
Ordené mi escritorio listo para salir pero no pude ni ponerme de pie que alguien ya estaba tocando la puerta.
Suspiré y dejé que la persona entrara.
-¿Mary?- Me sorprendió ver a mi suegra entrar en la oficina.
-Oh Mark, disculpa que te moleste así pero es que Lexie no contesta su teléfono, he venido hasta aquí a buscarla y me dicen que no ha venido a trabajar. ¿Qué ocurre?¿Qué le ha pasado a mi hija?- Dijo muy preocupada.
-Oh lo siento mucho, creo que todo esto es culpa mía.
-¿Qué pasó?- Preguntó confundida.
-Lex no está bien de salud como pudo ver. Por eso decidí quitarle las llaves para que no viniera a trabajar.
-¡Mark! ¿Cómo vas a dejarla encerrada? Podrías haber hablado con ella.
-Es que es tan testaruda.
-Lo sé. pero imagina si algo le pasa dentro de la casa.
-No quiero ni imaginarlo.
-Vamos ya mismo quiero ver con mis propios ojos que mi hija se encuentra bien.- Dijo enojada.
Fuimos en menos de dos minutos hasta el auto y ella no habló durante el trayecto. En verdad no la culpaba, había encerrado en la casa a su hija enferma.
Al llegar bajamos lo más rápido que pudimos del auto y entramos en la casa. El olor a pollo recién horneado nos envolvió.
-Oh hija. Estás bien.- Dijo corriendo para abrazar a Lexie que estaba cocinando.
-Si mamá.
-No contestabas tus llamadas.
-Ah, dejé el celular arriba. Algo tenía que hacer.- Dijo fulminándome con la mirada.
-Bien...iré al baño.- Dijo Mary.
Me acerqué cautelosamente a ella esperando que lanzara su furia contra mí pero nada ocurrió.
-¿Amor?
-¿Qué quieres?- Sus palabras mostraban la frustración.
-Yo...lamento esto, no quería hacerlo fue por..
-Calla. No quiero hablar contigo ahora.
-Debemos hablar amor.
-Eso no pareció importarte esta mañana. Ahora no voy a hablar contigo, Mi madre está aquí y voy a cenar en paz.
-Sí, está bien. Tienes razón.
Prefería mil veces que escupiera fuego que recibir esa indiferencia por parte de ella. Demonios, si no es por un tercero soy yo que arruina las cosas.
Nos sentamos en la mesa los tres ya que Bel dormiría en casa de Jim y Lexie sirvió la cena, esta vez sin mirarme ni por un instante.
-Bien, quiero hacer un brindis.- Dijo la madre de Lexie.- Por estos dos tortolitos que aunque se peleen se que todo lo podrán solucionar, ojalá sean felices.
Lexie hizo una mueca ante sus palabras y yo le agradecí. Cenamos entre preguntas de Mary, monosílabos de Lexie y yo intentando aparentar comodidad con mi suegra.
No se quedó mucho tiempo luego del postre y después de haber ayudado a Lexie con la cocina se fue.
Al quedarnos solos me sentí un adolescente nervioso tratando de no perder a su novia por una estupidez.
No estaba dispuesto a perderla por un error tan absurdo. Me acerqué lentamente a ella que se encontraba en el sillón .
-¿Podremos hablar ahora?- Dije.
-Sí.
-Lo siento Lex. ¿Si? Sé que no debí haberte dejado sola aquí encerrada sin ayuda pero lo hice para cuidarte.
-Ja, si que eres gracioso ¿cuidarme?- De un momento a otro pasé del nerviosismo al enojo ¿cómo podía dudar de mis intenciones?
-Sí Lexie, para cuidarte. Porque te amo tanto que me duele el corazón, porque me importas más que mi propia vida, porque no quiero verte mal, no quiero verte enferma. Quería que descansaras, sabía que querrías trabajar y no quería otra discusión pero mira ahora de nada sirvió. Aquí estamos peleando y tú dudas de que lo hice por amor. ¿En verdad crees en mi Lexie Clark?¡Dímelo porque si no crees es mejor dejar la idea del casamiento!- Dije alterado. La cara de Lexie se transformó y las lágrimas comenzaron a brotar de su rostro. La miré confundido y me acerqué a ella para abrazarla.
-Yo...lo siento Mark...no quise decir eso. Sé que querías cuidarme.- Dijo llorando en mi cuello.
-Shhh, tranquila. Siento haberte gritado y lamento haberte dejado sola. Quiero que estés sana y fuerte ¿si? Te amo con mi vida.
-Y yo a ti Mark.
Sellamos la discusión con un necesitado beso y cargándola en brazos la llevé hasta la cama donde nos fundimos uno dentro del otro. Sin prisas, con amor.
Desperté en la mañana por los rayos del sol que se colaban por la ventana, me giré para abrazar a Lexie pero ella no estaba en la cama. Me incorporé de golpe y la observé desnuda en la ventana perdida en sus pensamientos.
-¿Estás bien amor?- Dije abrazándola por detrás.
-Sí, solo estaba pensando.
-¿En qué?
-Mark, tengo miedo.
-¿De qué?
-Creo que podría estar embarazada.