lunes, 27 de octubre de 2014

Capítulo 26

Mark

¿Acababa de llamarla amor? Ahora si lograría alejarla por completo de mí, ¿cómo pude ser tan idiota de soltar una bomba así como así? Más después de haber gritado como lo había hecho segundos atrás.

-Lexie...yo...
-¿Vas a hablar o a seguir tartamudeando?
-No sé qué decirte.
-Dijimos que iríamos lento y me llamas amor de la nada, ¿Mark tú me amas?
-Dios, Lexie. ¿Por qué tienes que hacer las cosas tas complicadas?
-¿Yo las hago complicadas? Responde a mi pregunta Mark. ¿Me amas?

Pensé en mentir y decirle que aún no sentía amor que todavía era muy pronto pero ya había metido la pata y si quería sinceridad eso tendría.

-Sí Lexie, si te amo. El momento más feliz del día es verte cada mañana, el momento más triste es al dejarte en tu casa. Te amo. Te amo desde el primer momento en que te ví aquí. Sabía que te encontraría incluso antes de conocerte. Sé que no te gustan las palabras cursis o que te diga cosas como esta pero querías sinceridad pues ahí la tienes y si no es lo que esperabas lo siento pero son mis sentimientos.

Lexie se abalanzó a mis brazos y comenzó a sollozar en mi cuello, la atraje en un abrazo y acaricié su pelo intentando calmarla.

-Gracias.- Dijo luego de unos minutos.
-¿Gracias por qué?
-Por decir lo que acabas de decir.
-Es lo que siento y no deberías agradecérmelo.
-Quisiera poder decir algo tan bonito como lo que acabas de decir Mark pero por ahora simplemente no puedo, dame tiempo. Sé que lo paso bien contigo, sé que cada vez me encariño más contigo y tu familia, sé que me haces bien pero aún no puedo decirte esas palabras porque una vez que las diga eso significará que me tienes para siempre ¿entiendes? Y si algo malo pasa entre nosotros yo no podré seguir adelante una vez más.

Su confesión me sorprendió pero eso demostraba el daño que la pérdida de su hija y el engaño de su ex marido provocó en ella dando lugar a una mujer con miedo a amar y ser amada, con miedo a formar una familia, con miedo a tener una nueva vida. Sin embargo, estaba dispuesto a esperar el tiempo necesario y ayudarla a dejar atrás sus temores para poder seguir adelante.

-No necesito que digas nada Lexie, con tus actos demuestras todo. Nada malo va a pasarnos y yo me encargaré de ello.
-Te creo Mark.
-Bien. Por otro lado no me olvido de lo que ese imbécil te hizo, voy a encargarme de ello, esto no va a quedar así.
-Ten cuidado ¿si? No lo conoces y tampoco de lo que es capaz.
-No me importa de lo que sea capaz pero nadie va a ponerte un dedo encima a menos que sea yo y para otras cosas.- Dije guiñándole un ojo para sacarle una sonrisa.
-Eres idiota.
-Ya lo sé y es por ti. Además...¿a qué venías cuando entraste?
-Venía a decirte que Chris iba a salir con un amigo, Jacob no le da permiso y tú podrías dárselo.
-Mmm...¿y quién es ese amigo?
-Un amigo de su escuela.- Mentí ya que no tenía idea con quién iba a verse.
-¿Tú confías en ese chico Lex?- Y a esto qué se suponía que debía contestar.
-Sí...
-Bien confío en ti, entonces dile que puede salir.
-Gracias.- Dije depositando un beso en sus labios.
-Te veo luego mi ángel.

Luego de que Lexie se fuera a su oficina me tomé unos momentos para pensar todas las emociones que Lexie había logrado sacar de mí.
Yo también salía de una relación desastrosa ella no era la única y aún así logró cambiarme por completo dándome las ganas para volver a creer en el amor, ganas de volver a formar una familia, ganas de volver a ser feliz.
Cada día me sorprende más los avances que ella tiene, desde un principio pensé que sería muy difícil que aceptara a Bel sin embargo ahora las veo más unidas que nunca y eso me pone muy feliz no solo por Lexie sino también por mi hija.
Tomé una foto que siempre tengo en mi escritorio y me quedé observándola por varios minutos.
                                       
     

En ella estaba yo en mi sillón con Isabella en mis piernas dándole de tomar su biberón ya que Sara no quería amamantar porque decía que dañaría su estética. 
Se la veía tan pequeñita a mi bebé y ahora es toda una niña grande, me asusta lo rápido que crece pero más allá de todo sé que será algún día una mujer estupenda y desde ya estoy orgulloso de ella; lo que me recuerda que debo ir a comprar el perro como su regalo, no sé como hará pero si se comprometió a cuidarlo entonces confiaré en su palabra.
A la hora del almuerzo recibí un llamado de la enfermera del psiquiátrico para comentarme como iban las cosas, ya que desde su desaparición no había tenido noticias.

-Buenos días Sr. Tuner.
-Buenos días. 
-Llamaba para comentarle el estado de su hermana.
-¿Y bien?
-Su hermana ha mejorado mucho, desde que volvió no ha tenido ningún ataque ni regresión. Las continuas visitas de su amigo ayudan mucho y a ella le hace bien para distraerse y divertirse un rato. Se la ve más animada y receptiva.
-Eso se escucha bien.- Dije soltando un suspiro aliviado.
-Es bueno Sr. Turner, es bueno. Ya verá.
-Gracias por haberme informado.
-No hay de qué. Nos mantendremos en contacto.
-Por supuesto.
-Hasta luego.
-Adiós.

Corté aliviado luego de las buenas noticias de la enfermera y fui hasta la cocina para comer algo.
Al llegar me encontré a Lexie tratando de llegar a uno de los estantes para agarrar café.
Me coloqué detrás de ella pegando mi cuerpo al suyo y tomando el café del estante susurré en su oído:

-¿Buscabas esto?
-¡Mark!¡Me asustaste!- Dijo sobresaltada.
-Lo siento.- Dije besando su cuello.
-Auch.- Dijo quejándose de dolor.
-¿Te duele?
-Un poco.
-Voy a matarlo.
-Ya no quiero tocar ese tema Mark.
-Si tienes razón.

Tomamos asiento en una de las mesas mientras yo comía y ella tomaba un café con tarta de chocolate obviamente.

-Debo comprar el regalo de Isabella podrías acompañarme.- Dije.
-¿Qué vas a comprarle?
-Un perro.
-¿Un perro? Es una responsabilidad enorme.
-Lo sé, lo mismo le dije a Bel pero está encaprichada.
-Me la imagino.- Dijo riendo ampliamente.
-Me gusta verte así.- Ella se sonrojó.
-¿Así cómo?
-Riendo.
-Ya deja de decir esas cosas.
-Está bien, está bien.
-¿Ya tienes tu traje de super héroe?
-Estoy en ello.
-Yo también, no puedo creer que me hayas arrastrado a hacer eso.
-Todo sea por Bel. ¿Qué te parece si mañana hacemos un picnic a la tarde?
-Mark, debemos trabajar.
-¿Te olvidas que soy tu jefe?
-No, pero si mal no recuerdo mi trabajo cuelga de un hilo y no puedo permitirme salir antes.
-Claro que sí y si tanto te preocupa diré que tenemos reunión.
-Dios Mark, vamos a terminar los dos de patitas en la calle.
-Créeme que no.
-Eso espero.
-Bien, señorita ocupada voy a terminar los papeles. Te llevo luego a tu casa ¿si?
-No es necesario Mark.
-Por favor Lex, no quiero discutir.
-Está bien, de acuerdo.
-Mucho mejor.

Aliviado volví a mi oficina para dedicarme a tener adelantado los contratos y poder irme con Lexie temprano y llegar a tiempo para buscar a Isabella a la escuela al día siguiente.
Cuando la tarde llegaba dejé todo listo, tomé mis cosas y fui hasta la oficina de Lexie para ver si ya estaba lista. Al entrar la vi en sostén junto a la puerta, con su pequeña falda y tacos, intenté contenerme pero simplemente no pude.
La tomé por el brazo y devoré sus labios hambriento de ella. Repartí caricias por su cuello maltratado al mismo tiempo que dejaba besos en aquella zona. La llevé contra el escritorio y empujé mi sexo contra el suyo para que notara como me estaba poniendo.
Ella tomó mi miembro y comenzó a masajearlo de arriba a abajo, llevándome a la locura. Se deshizo de mis pantalones y se arrodilló en el suelo. Cuando su boca recibió mi miembro creí ver las estrellas, ella comenzó a succionar como si desde siempre lo hubiera hecho. Cuando estaba a punto de correrme la alejé, tiré todo lo que se encontraba en el escritorio y rompiendo sus braguitas me introduje en ella que ya estaba muy húmeda.

-Dios Mark, más rápido.- Dijo ella.
-¿Qué quieres mi ángel?
-Duro y rápido.
-Como tú digas.

Comencé a embestirla cada vez más fuerte y rápido, acelerando mis movimientos y llevándonos a ambos al borde de la locura. 
Luego de un par de minutos no aguantamos más y nos liberamos al mismo tiempo quedando desplomados sobre el escritorio.

-He cumplido mi fantasía.- Dije.
-Puedo decir que yo también.- Ambos reímos.
-Por cierto...¿qué es lo que hacías en sostén?
-Me había manchado la camisa con café.
-Bendita camisa.

Luego de que se cambiara y arreglara en el baño fuimos hasta el auto y la llevé a su casa, después de asegurarme de que entrara fui hasta el jardín para buscar a Bel.

-Hola mi cielo.- Dije al verla.
-Hola papi.
-¿Cómo te ha ido hoy?
-Bien, la nueva maestra es muy buena.
-Me alegro cariño.
-¿Podemos invitar a Jim a casa hoy papi?
-Bel, ya estás demasiado tiempo con Jim acabas de verlo espera hasta mañana. 
-Pero papi...-Dijo haciendo un puchero.
-No Bel, mañana lo verás.
-De acuerdo.- Dijo frunciendo el ceño y cruzándose de brazos, me causaba risa su actitud pero no podía reírme en ese momento que quería demostrar mi firmeza. No es que no me agrade el niño pero creo que el tiempo que pasan juntos es más que suficiente.

Al llegar a casa seguimos con la rutina, un baño, comida y a la cama. Al día siguiente, luego de haberme puesto en contacto con un detective para que siguiera a Sara, dejé a Bel en la escuela y yo fui a la empresa.
Cuando llegué ella ya estaba allí trabajando por lo que supuse que sería su hora extra ya que sabía que la sacaría de allí fuera como fuera.
Nos saludamos con un beso desde lejos, yo me metí en mi oficina a trabajar.

El día se me hizo eterno contando los minutos para sacar a Lexie de la empresa. Al principio volvió a resistirse pero al ver que yo no cambiaría de idea dejó que la llevara.

-¿A dónde vamos?- Dijo una vez dentro del auto.
-A un lugar que te encantará.
-¿Lejos o cerca?
-Que impaciente eres mujer, ya verás.

Cuando llegamos Lexie quedó impresionada por la belleza de la naturaleza del lugar y yo me deleité con su enorme sonrisa.

-Mark este lugar es precioso.
-Lo es, ¿verdad?
-Sí, ¿sueles venir seguido aquí?
-Cuando necesito un tiempo solo o con Bel.
-Me encantaría venir un día con ella aquí también.
-Seguro.- Dije sonriendo.

Colocamos una manta en el césped para poder sentarnos y saqué del auto la cesta con comida.

 
   


-No puedo creer que hayas traído tarta de chocolate Mark.- Dijo al abrir la cesta.
-No podía olvidarme.
-Gracias.- Dijo besándome.- Aunque a este ritmo con todas las tartas que vengo comiendo saldré rodando colina abajo.- No pude evitar reírme por su comentario.
-Con el cuerpo que tienes mi ángel, lo dudo.
-¿Ah si, y cómo es mi cuerpo?
-Perfecto.- Dije esta vez depositando un beso en su hombro.
-Gracias por todo esto Mark.
-No debes agradecérmelo, lo hago porque sé que es bueno para ambos.
-Sí, necesitaba un momento lejos de todo.
-Lo supuse.
-¿Has sabido algo de Sara?
-Lex...
-¿Qué?
-Te traje aquí para que no pensaras en nada.
-Sí, tienes razón.
-De todos modos estoy en ello aunque aún no hay noticias.
-Bien.
-Cierra los ojos.
-¿Qué?
-Recuéstate en la manta y cierra tus ojos.
-De acuerdo...
-¿Qué sientes?- Dije una vez que cerró los ojos.
-Paz, el viento soplando en mi cara, tranquilidad.
-Bien, y ¿qué ves?
-¿Nada?
-Eso es lo que sería mi vida sin ti Lex.- Dije besándola. Una lágrima se escapó por su mejilla.
-Mark...
-Lo siento debía decirlo Lex, pusiste mi mundo de cabeza y si te perdiera ya no sería lo mismo.
-Puedo decir eso también, yo me había resignado Mark mi vida estaba acabada pero llegaste tú con tu sonrisa brillante y cambiaste todo.
-Me alegra haberlo hecho.
-Y a mi también.

Pasamos la tarde entre besos y abrazos, cuando se hizo la hora de buscar a Bel levantamos todo y conduje hasta su casa primero para luego ir al jardín por mi pequeña.

-¿Cómo estuvo el picnic papi?
-Muy bien pequeña, Lexie quiere ir contigo un día.
-Siii.
-¿Después de tu cumple?
-Sii. ¿Vendrá Lexie a mi cumple papi?
-Claro que sí princesa.
-¡Iupi!

Llegamos a casa y mientras Bel se daba un baño yo fui hasta la cocina a preparar la comida para ambos.
No habían pasado más de diez minutos cuando mi teléfono sonó.

-¿Diga?- Dije sin mirar la pantalla.
-¿Sr. Turner?
-Sí, él habla.
-Lo llamo desde la comisaría, soy William Hachem y hoy tuvimos que detener a su sobrina por consumir drogas en la vía pública.
-¿¡Qué!?
-Así es, la joven se encontraba con un muchacho. Por ahora están detenidos y voy a necesitar de su presencia como tutor legal.
-De acuerdo. Ya mismo voy.
-Lo espero.

Perfecto. Lo que me faltaba. Ahora mi sobrina en las drogas. Confié en Lexie, le pregunté si estaba segura de él y así responde.
Antes de ir con la policía necesitaba aclarar este asunto.
Fui hasta su casa pero nadie respondió, al principio me asustó el hecho de que nadie contestara pero luego supe a dónde debía dirigirme. La piscina.
Conduje lo más rápido que pude y al llegar me bajé inmediatamente del auto.
Caminé con paso firme hasta ella. Lexie no se percató de mi enfado y al verme solo dijo:

-¿Qué haces aquí? Si quieres puedes unirte.




-Oh, sería buena idea pero no puedo porque debo ir a la comisaría a buscar a mi sobrina detenida por consumir drogas en la vía pública con un joven.- Dije irónicamente.
-¡Oh por Dios!
-Eso mismo digo yo ¡Oh por Dios! Confié en ti Lexie, te pregunté si estabas segura de él y me dijiste que sí, mira el camino que ha tomado Christine.
-Mark yo...
-¿¡Tú qué!?
-No sabía que estaban metidos en eso.- Dijo llorando.
-Ya es tarde Lexie, debo irme solo quería que lo supieras y por favor no llores, si hubieras pensado las cosas todo esto no sería necesario.

Me fui indignado y volví a montarme en mi auto. Odiaba la situación. Odiaba ver que mi sobrina siguiera el camino de sus padres, odiaba que me haya mentido, odiaba que Lexie fuera cómplice, odiaba que ella también me haya mentido y sobre todo me odiaba a mi por no controlar la situación y haber arruinado las cosas con Lexie.

martes, 21 de octubre de 2014

Capítulo 25

Lexie

Al abrir mis ojos en la mañana me encontré con el rostro de Mark pegado al mío sonriendo.  


-¿Quieres matarme del susto?- Dije.
-Ouch, ¿tan feo soy?
-Eres perfecto.- Dije depositando un delicado beso en sus labios.- Pero no estoy acostumbrada a tener a alguien mirándome por la mañana.
-Entonces tendrás que acostumbrarte porque debo decirte que me encanta ver como duermes.
-¿Cómo duermo? Por Dios Mark.
-Bueno...solo roncas un poco pero por lo demás te ves hermosa.
-Mentiroso, yo no ronco.
-¿Debo aclarar que estaba despierto hace rato?
-No vas a convencerme.
-Como quieras...
-¡Que no ronco!
-¡Que si!
-¡Que no!

No pude contestar porque de un segundo a otro me tumbó debajo suyo y logró callarme con un salvaje beso.

-Adoro callarte a besos.- Dijo.- Y no, no roncas mi ángel, eres demasiado perfecta.
-Ja, lo sabía.

Sentí su miembro rozar mi entrada aún sensible por toda la actividad de la noche pasada. Mi sexo palpitaba a la espera de poder sentirlo dentro mío, pero todo se vió opacado.
La puerta se abrió de golpe y Mark volvió a su posición lo más rápido posible.

-¿Papi?¿Por qué estabas arriba de Lexie?
-Emm...estaba buscando una cosa en la mesa de luz.
-¿Qué cosa?
-¿Qué haces tan temprano despierta?- Dijo Mark tratando de salvarnos de esta embarazosa situación.
-Me duelen los ojos y la cabeza.
-¿Los ojos y la cabeza?
-Si papi, me duele la vista.
-¿Te sientes bien cariño?
 -No.- Dijo Bel sosteniendo su cabeza. Nunca la había visto tan seria y eso me alarmó de inmediato.
-Vamos ya mismo al doctor.- Dije poniéndome de pie y llevando conmigo una de las sábanas para cubrir mi desnudez.
-Espera Lex, no creo que sea nada grave.- Dijo Mark.
-¿Estás de broma Mark? No voy a quedarme sentada esperando a que algo pase. Ya me sucedió una vez.- Dije demostrando que mis palabras nunca fueron tan sentidas.

Entré directamente al baño para ducharme y cambiarme de ropa. Mark entró detrás de mi.

-Lo siento, Lex. 
-¿Qué sientes?
-Tratar todo con tanta liviandad, no tuve en cuenta lo que te ocurrió a ti.
-No tengo ganas de hablar de eso.
-Lo sé pero quería que supieras eso.
-Está bien.
-Te dejo bañarte. Voy a cambiar a Bel.
-De acuerdo.

Mark cerró la puerta detrás de él y yo me metí en la ducha inmediatamente. No me gusta tener que discutir con él sobre estos temas tan delicados pero ¿cómo puede conservar la calma al ver así a su hija? Sé que la ama y se volvería loco si algo le pasara pero su tranquilidad me desespera.
Me bañé y cambié lo más rápido que pude para bajar a buscarlos luego. Al llegar a la cocina ellos ya estaban listos.

Subimos al auto y al cabo de unos minutos ya estábamos fuera del hospital.
Mark se acercó a la recepcionista y yo tomé asiento junto a Bel en una de las sillas.

-¿Cómo te sientes pequeña?
-Me sigue doliendo la cabeza.
-Ven, apoya tu cabeza en mis piernas.- Ella me hizo caso y yo comencé a dar suaves masajes en su cabeza.-¿Mejor?
-Sí.- Dijo ella.
Mark se sentó a mi lado y al mirarlo a los ojos pude ver que en verdad estaba preocupado.
-Tranquilo.- Dije.
-Dijeron que el oftalmólogo la llamará en unos minutos.

El tiempo no pasaba y los minutos se hacían eternos, de un momento a otro Bel comenzó a removerse desesperada en piernas.

-¿Bel qué te ocurre?- Dije ya colapsada.
-Me duele, me duele.- Dijo llorando.
-¡Mark, llama ya mismo a un médico!
-¿Qué?
-Mueve tus piernas maldita sea y llama a un médico.

Una enfermera se acercó a ayudarnos rápidamente y calmando a Bel la llevaron a una habitación para poder colocarle suero y mantenerla hidratada hasta que el oftalmólogo llegara a revisarla.
Mark y yo permanecimos en silencio junto a ella, luego de haberle gritado no tuve el valor para volver a hablarle.
La puerta finalmente se abrió y el doctor entró por ella.





-Disculpen la demora, soy el Dr. Williams.¿Qué le ocurre a esta jovencita?
-Esta mañana se ha despertado con un fuerte dolor de cabeza, un agudo dolor de vista y hace unos minutos un ataque.- Dije.
-Ya veo...Bueno, procederé a revisarla y ver qué le ocurre.

El doctor se tomó su tiempo para hacerle sus preguntas y revisarla adecuadamente, le hicieron un par de placas y después de media hora volvió a la habitación.

-Bien, ya tenemos los resultados.
-¿Y bien?- Dijimos Mark y yo al mismo tiempo.
-Bueno, según los estudios y a mi parecer no es nada grave. Pueden quedarse tranquilos. Según tengo entendido Isabella nunca había venido a un control, ella no tiene una visión óptima por lo que el esfuerzo que hizo en este último tiempo agotó su vista provocando fuertes dolores de cabeza y de ahí la razón de estos. Podemos solucionarlo con lentes por lo que verán que no es nada de lo que haya que preocuparse.- Mark y yo soltamos el aire que veníamos conteniendo, aliviados por la noticia.

Luego de agradecerle al doctor por su atención a Bel, Mark firmó unos papeles y finalmente pudimos volver a su casa. Isabella subió a su habitación para poder descansar y yo preparé unas tazas de té en la cocina. Cuando Mark regresó tomé asiento junto a él.

-Mark, siento la forma en la que te he tratado hoy.
-Está bien Lex.
-No, no está bien. No debería haberte gritado como lo hice. Me asusté y la situación me superó.
-Lo sé.
-¿Escuchaste lo que acabo de decir?
-Si estás esperando a que no te perdone o qué me enoje estás equivocada. Ya te he dicho que lo sé, sé que todo esto es horrible para ti. Sé que no fue tu intención gritarme. Sé que eres una mujer extremadamente fuerte por haber llevado adelante este día. Yo también entré en pánico y solo puedo agradecerte por quedarte a mi lado.
-Estaba preocupada.
-Lo sé mi ángel, ven aquí.

Me sostuvo en sus brazos permitiendo que soltara mis lágrimas y me desahogara.

-Estoy tan asustada Mark.
-¿De qué?
-De todo, estoy asustada por cualquier cosa que le pase a Bel, estoy asustada por todo lo que estoy sintiendo contigo, estoy asustada por perder mi trabajo, estoy asustada de mi ex esposo y Sara, simplemente estoy asustada.- Dije ya colapsada.
-Tranquila, tranquila. A ver mi ángel, no quiero que vivas preocupada por Bel está bien, es una niña sana y quiero que la disfrutes no que estés nerviosa porque algo pueda pasarle. Por lo nuestro no eres la única que está asustada Lex, todo nos está sucediendo tan rápido pero a la vez no me arrepiento de nada por lo que hemos pasada. Quizás hubiera evitado algunas discusiones pero todo fue necesario para poder llegar hasta este punto.
-Lo sé, yo tampoco cambiaría nada.- Dije sonriendo.
-El trabajo no lo perderás pase lo que pase y yo me aseguraré de ello. Por tu ex esposo y Sara déjame a mí que averigüe en qué andan, quiero que te sientas protegida Lexie, yo voy a estar a tu lado siempre ¿sí?
-¿Lo prometes?
-Lo prometo.

Me quedé hasta el atardecer con ellos, jugué con Isabella, aprendí a hornear con Mark y vimos juntos una película. 
Luego, salí después de haber tenido una mini discusión con Mark ya que quería traerme a casa en auto.
Quedaban unas pocas cuadras para que llegara a casa cuando alguien me tomó por el cuello y me estampó contra una pared de ladrillos.






-¡Déjame!- Grité como pude al ver que las manos que me apretaban eran las de James.
-¡Zorra! Dijiste que nada tenías con ese jefecito y mira como te lo tiras puta.- Dijo escupiendo mi cara y afirmando su agarre.
-Suéltame.- Dije llorando.
-¡No! No te dejaré en paz hasta que te entre en la cabeza que tú eres solo mía.
-No puedes...hablar en serio...encima que engañas a quien era tu amante con otra, eres pura basura.
-¿Cómo sabes que hay otra?- Dijo sorprendido.
-No importa, solo lo sé.
-Contesta.- Dijo con los ojos inyectados en sangre impidiéndome respirar adecuadamente.
-Lo...di..cen...en la....oficina. Varios...los...vieron.- Mentí.
-Maldición. Debo irme ahora, tengo varias cosas para arreglar pero no te vas a librar tan fácil de mí.- Tomó mi rostro a la fuerza y metió su lengua en mi boca por unos segundos, luego me dejó tirada en la calle.

Me sentía sucia, denigrada, me daba asco verme al espejo. Las marcas estaban tatuadas en mi cuello como recordatorio de lo que podía ser capaz. No pude resistir por más tiempo y comencé a llorar.
Cuando me había prometido no volver a llorar nunca más en un mes había roto esa promesa con creces.
Traté de comer aunque fue en vano ya que mi estómago no podía tolerar comida por lo que decidí llamar a Mel para distraerme un poco y saber de ellos.

-¡Lexie!¿Cómo estás?¡Tú eres la que no responde mis llamados!
-Lo siento, fue un día complicado.¿Cómo llegaron?
-Muy bien por suerte, esto es alucinante Lex. Me encantaría que estuvieras aquí conmigo.
-Que bueno que sea así.
-¿Lex?
-¿Sí?
-¿Qué es lo que te pasa?
-Nada.
-Puedo estar a bastantes kilómetros pero tonta no soy, ya mismo me dices que te ocurre o ya mismo tomo el primer vuelo a Londres.
-¿Estás loca?
-Muy, así que te conviene hablar.
-Está bien, está bien. Ocurrió algo con James.
-¿Qué hizo ese desgraciado?- Pensé en contarle como me había atacado pero ¿cómo podría ser tan cruel y arruinarle sus vacaciones con su novio?
-Nada, solo discutimos. Lo de siempre.
-Oh Lex, me asustaste. ¿Segura que es solo eso?
-Sí, Mel.
-Escucha no me siento segura sabiendo que estás sola por favor deja que Mark te cuide.
-Por Dios, tú también con eso.
-¿Ya te lo ha dicho?
-Sí.
-Ese hombre me gusta.
-Tú ve con el tuyo.
-Bueno...huelo celos por aquí.
-Estás demente.- Dije riendo.
-¿Te das cuenta lo increíble que soy? Hasta a la distancia logro hacerte reír.
-Lo sé, eres única.
-No es noticia.
-De acuerdo...alguien se cree demasiado...te dejo y mañana hablamos.
-De acuerdo y contesta tu teléfono.
-Entendido.
-Adiós.
-Adiós, te quiero.
-Y yo a ti.

Más tranquila después de hablar con Melissa fui a bañarme, decidí llenar la bañadera y sumergirme en un baño de sales para relajarme y que el agua se llevara los rastros de James.
No sé cuánto tiempo estuve pero apenas terminé me apliqué crema y me metí inmediatamente en la cama.
Al día siguiente miré horrorizada en el espejo como las marcas en mi cuello habían adoptado un color morado. Decidí cubrirlo con un poco de maquillaje y una bufanda, como si fuera poco el día era espléndido como para andar abrigándose.
Desayuné rápido y salí camino a la empresa para cumplir con mi trabajo, bastante ya venía fallando.

Al llegar a mi oficina me encontré con Christine de pie allí, detrás de mi escritorio.



-¿Chris?¿Qué haces aquí?
-Tengo una cita...
-Mmm con que por eso estabas tan arreglada.
-Sí...
-¿El mismo chico de siempre?
-No...
-¿Cómo que no?¿En qué andas Chris?
-No importa.
-Claro que sí, ¿con quién vas a verte?
-No tengo ganas de hablar Lex.
-¿Ah no? Entonces para qué has venido.
-Venía a pedirte que convencieras al tío Mark de que le dé permiso a Jacob para que me deje salir.
-¿Planeas que ahora mismo lo convenza y más sin yo misma saber con quién vas a verte?
-Por favor Lexie, nunca más volveré a molestarte.
-Dios...mira en el lío que me metes. Está bien, iré a hablar con él.
-Gracias, eres la mejor.- Dijo abrazándome.

Fui hasta la oficina de Mark y lo encontré en su escritorio muy concentrado en sus papeles.

-Buenos días mi ángel.- Dijo sin levantar la vista.
-¿Cómo sabías que estaba aquí?
-Puedo sentir tu perfume a kilómetros.
-¿Uso demasiado?
-No, es perfecto.- Dijo levantando su vista.-¿Qué haces con una bufanda en pleno día soleado?
-Sentí un poco de frío.- Mentí.
-¿Tú con frío? Han habido días helados y tú no has usado bufanda.- Dijo poniéndose de pie.
-Bueno...hoy quería usar.
-De acuerdo...hagamos como creo lo que dices ahora quitatela que quiero besarte.
-No es necesario que me la quite.
-Lexie...
-¿Para qué quieres que me la quite?
-Porque sí.
-Bueno, yo no quiero.
-Yo sí.
-Basta Mark.- Dije alejándome de él.

No sé cómo lo hizo pero en un astuto movimiento logró sacarme la bufanda dejando al descubierto las marcas en mi cuello. Pude ver el horror en sus ojos al verme.

-¿Qué demonios tienes ahí?
-Nada.- Dije cubriendo mi cuello con mis manos instintivamente.
-Déjame ver.
-No Mark.
-¿Quién te hizo eso?- Dijo aún más preocupado.
-De verdad, no es nada.
-Demonios, maldita sea. Dime quién te ha hecho eso.
-Mark...por favor...
-¡Por favor te lo pido yo!
-Fue James.- Dije soltando una lágrima.
-Eso es todo, voy a acabarlo aunque me cueste la vida en ello.- Dijo con decisión.
-Mark, por favor no hagas locuras.
-¿Locura?
-Locura es lo que él te ha hecho.
-Lo sé pero yo puedo controlarlo.
-¿Puedes? Mira como te ha dejado. Te dije ayer que te acompañaba pero al parecer no quieres entender.
-¡No fue mi culpa, demonios!¿Qué querías que hiciera?
-Que escuches cuando te hablo. Nada es seguro en estos momentos.
-¿Y crees que no lo sé?
-Al parecer no.
-Está bien Mark, has lo que quieras.

Intenté marcharme pero Mark impidió que lo hiciera tomando mi brazo.

-Dios, lo siento. Soy un imbécil. Habrás tenido un momento horrible y yo lo empeoro pero tengo terror por ti.
-¿Me abrazas?
-Claro, amor. Ven aquí.

Sus palabras entraron en mi pecho como dos dagas atravesándolo. Ya estaba todo dicho. Mark ya tenía el poder para destruirme.

-¿Qué has dicho?
-¿He dicho algo malo?
-Me has llamado amor.
-Yo...
-¿Mark?¿Qué nos está pasando?




lunes, 13 de octubre de 2014

Capítulo 24

Mark

Luego de insistir a Lexie que no se juntara con su amigo me di cuenta que era un caso perdido discutir por semejante estupidez. Las cosas venían funcionando de maravilla entre nosotros y no quería arruinarlo por mi parte celosa.
Con Bel fuimos a hacer las compras para la casa mientras ella no dejaba de hablar de lo mucho que se divertía con Lexie y de la fiesta por su cumpleaños.

-¿Papi puede venir Lexie a mi fiesta?
-Claro, cariño.
-Luego voy a llamar para invitarla.
-Me parece perfecto.
-¿Puede venir una princesa a la fiesta?
-¿Una princesa?
-Si papi, porfis quiero una princesa en mi fiesta.
-Está bien...buscaré una princesa.
-Y un superheroe.
-¿Qué?
-Porfis, porfis. Si las niñas tenemos una princesa los niños deben tener un superheroe sino se van a aburrir.
-¿Y de dónde voy  a sacar un superheroe Bel?
-Del mismo lugar que saques a la princesa.
-Haré todo lo que pueda.
-Gracias papi, eres el mejor.
-Lo que sea por verte feliz.

Los pedidos de mi hija suelen ser extravagantes y por eso no me sorprende que haga estos planteos a pocos días de su cumpleaños, ya me esperaba un pedido de estos. ¿Y ahora de dónde voy a sacar una princesa y un superheroe?
Volvimos a casa y dejamos las compras en la cocina. Mientras Bel dejaba su bolso en su cuarto yo fui al mío para cambiarme pero me llevé una sorpresa al encontrar a mi mamá llorando en mi cuarto.

-¿Mamá?
-Oh, Mark. No pensé que llegarías hasta dentro de un rato.- Dijo quitando las lágrimas de su rostro.




-¿Qué haces aquí?
-Pasaba a visitarlos.
-¿Por qué estás llorando?
-No es nada.
-Mamá, sabes que puedes contarme lo que sea. A pesar de que no tengamos la mejor relación eres mi madre y estoy para escucharte.
-¿Me das un abrazo hijo?
-Claro.

Me acerqué a ella y la contuve en un fuerte abrazo. No recuerdo la última vez que abracé a mi madre. Quizás en algún cumpleaños o tal vez el día que nació Bel pero extrañamente abrazarla me transmitió paz.

-¿Ahora vas a decirme que ocurre?
-Solo una discusión con tu padre.
-¿Por qué?
-No tiene sentido.
-Mamá...
-Está bien, discutimos por esa empleada que sale contigo. Tu padre no te quiere con ella de ningún modo, a pesar de que yo también elijo a Sara creo que si esta chica te hace feliz deberías luchar por ella. Sin embargo, tu padre no está de acuerdo con eso y por esa razón discutimos.
-Mamá, puedes dejar que papá diga lo que quiera, no quiero que se peleen entre ustedes. Su opinión no me importa, por mi puede irse al infierno que yo seguiré con Lexie cueste lo que cueste.
-Hijo, no hables así de tu padre.
-¿Y todavía lo defiendes?
-Mark, no quiero pelear. Estoy de acuerdo con que estés con esa chica pero no debes faltarle el respeto a tu padre.
-El me lo ha faltado por muchos años.
-Cariño, se que no lo entiendes pero tu padre y yo no tuvimos una buena infancia e hicimos todo lo que pudimos para darte a ti y a tu hermana lo mejor.
-Creo que equivocaron conceptos. No necesitaba plata, necesitaba una familia.
-Lo siento hijo, quizás no hicimos las cosas bien o no tomamos las mejores decisiones pero todo lo hemos hecho por el bienestar de ustedes.
-Si y mira como ha terminado Amy.
-Ya Mark, es suficiente.
-Está bien mamá, es mucho por hoy.
-¿Dónde está Bel? Quiero verla.
-En su habitación.
-De acuerdo, iré por ella.

Me duché para calmar mi humor y poder pensar tranquilamente. En verdad en el fondo quiero a mis padres, a pesar de no haberme dado el cariño que necesitaba no puedo odiarlos por darme la vida. Claramente no tengo una buena relación pero al menos los tengo. No puedo avalar el hecho de que nos hayan abandonado prácticamente a Amy y a mí pero he visto casos peores y no puedo quejarme. Afortunadamente, aprendí a no cometer el mismo error con mi hija.
Dejé que el agua se llevara todos mis pensamientos y una vez relajado salí del baño para cambiarme. 
Bajé al living y encontré a mi hija jugando con sus muñecas.

-¿Y la abuela?- Pregunté.
-Se acaba de ir.
-¿Por qué?
-Dijo que tenía cosas por hacer.
-Ya veo...¿Qué quieres que hagamos?
-Siéntate papi.
-De acuerdo...
-¿Recuerdas que te dije que quería un perrito?
-Sii.
-¿Podría ser mi regalo de cumpleaños?
-Bel...
-Porfis, porfis.
-Hija, un perro es mucho más que solo jugar, necesita que lo alimenten, que lo saquen a pasear, llevarlo al veterinario. Es una responsabilidad enorme.
-¿Qué es una responsabilidad?
-Algo que debes cumplir.
-Prometo cuidarlo papi, porfis.
-Eso dices ahora Bel.
-No papi, lo prometo. Por favooooor.
-No lo sé...
-Lo juro, me portaré bien, voy a ayudarte, cuidaré del perrito. Porfis.
-Está bien, está bien. Tendrás un perrito. Pero estarás a prueba.
-Siiiii, papi eres el mejor del mundo.

Mi hija se abalanzó a mis brazos y comenzó a repartir besos por toda mi cara. Yo la tomé en el aire y la coloqué debajo de mí para hacerle cosquillas y darle más besos.

-Basta paaaapi.- Dijo entre risas.
-Tu lo iniciaste.
-Paz, me rindoooo.
-De acuerdo.- Dije separándome.- ¿Sabes que te amo con todo mi corazón hija?
-Y yo a ti papito.
-¿Merendamos?
-Sii.

Fuimos hasta la cocina y decidimos preparar una torta para el té. Luego de lograr un completo desastre con los ingredientes limpiamos hasta que la preparación se cocinara.
Cuando terminamos de ordenar todo decoramos la torta y finalmente pudimos comerla.

-Mmm papi eres el mejor cocinero del mundo.
-¿Te gustó?
-Mucho, ¿por qué no eres chef papi?
-Porque alguien debe encargarse de la empresa.
-¿Eso quiere decir que tampoco voy a poder ser lo que yo quiera?
-No cielo, tú seguirás tu camino y serás lo que quieras ser. Yo estaré a tu lado para apoyarte en todo lo que elijas.
-Gracias papi.
-No me lo agradezcas pequeña. ¿Qué te gustaría ser en un futuro?
-Mmm me gustan mucho los animales y la ropa.
-Dos cosas muy distintas pero tienes mucho tiempo aún y espero que pase muy pero muy lento.
-¿Por qué papi?
-Porque eres mi pequeña y un día me dejarás.
-Nunca voy a dejarte papi.
-Eso espero.

Terminamos de tomar el té y luego de jugar un rato juntos nos sentamos en el sillón del living, pude notar en el rostro de mi hija el mismo vacío que yo sentía al no tener a Lexie junto a nosotros en la casa, su presencia se notaba y el no tenerla cerca también.

-¿Estás pensando lo mismo que yo papi?
-¿En Lexie?
-Sii, llámala para que venga a jugar conmigo.
-Cariño, creo que necesita un descanso de nosotros.
-Porfis, porfis.
-No creo que sea adecuado.
-Es que ella juega comigooo.
-Y yo también cariño.
-Si pero ella es nena.
-Voy a ponerme celoso.
-Te quiero papi.
-Está bien, la llamaré.

No quería molestarla, quizás estamos agotándola pero ver que mi hija pide por ella me da mucha ternura y no puedo negarle aunque sea el intento de que Lexie venga.

-Hola Mark.- Contestó ella.
-Hola Lex, escucha, sé que ya debes estar cansada de tenernos todo el tiempo encima tuyo pero Bel está pidiendo por ti ¿te molestaría venir a casa?
-Mark, para mí no hay nada más lindo que estar junto a ustedes y no es una tortura, hace mucho tiempo no tenía una familia con la cual compartir mis momentos aunque quizás esa familia que había armado era una mentira.
-¿Está todo bien?
-Solo una cosa no muy agradable que me he enterado.
-¿Es por culpa de Frank?
-No, en cuanto llegue te cuento.
-De acuerdo, te espero.
-Nos vemos.

No pude evitar quedarme preocupado al oír el tono de su voz, me intrigaba saber qué fue lo que la había puesto así. Sabía que juntarse con ese hombre no iba a dar nada bueno como resultado, puedo ver en sus ojos que muere por Lexie pero no me permitiré perderla y mucho menos por él.
Afortunadamente, no tardó mucho en llegar y Bel corrió a abrirle la puerta.

-Hola pequeña.- Dijo besando en la cabeza a mi hija.
-Hola Lex. Ven, quiero mostrarte una nueva muñeca que papi me compró.- Dijo tironeando de su brazo.
-Bel espera, con calma. No es un juguete. Lexie no se va a ir.
-No hay problema Mark.- Dijo Lexie riendo.- Subiré con ella y luego hablamos nosotros.
-De acuerdo, prepararé las cosas para la cena.
-Perfecto.

Ambas subieron las escaleras con una sonrisa en sus rostros que de alguna manera contagiaba.
Preparé la comida para luego solo calentarla y puse la mesa.
Con Lexie decidimos hablar del tema cuando Bel se durmiera para así estar tranquilos y sin interrupciones.
Cenamos como si fuéramos una familia realmente ensamblada, como si de hace años se tratara. Me sentía vivo junto a mis dos mujeres.

Mientras yo limpiaba en la cocina Lexie subió a contarle un cuento a Bel para que se durmiera.
Cuando terminé subí a la habitación de mi hija para poder ver si ya estaba dormida. Desde un pequeño hueco en la puerta pude ver como Lexie acomodaba a mi hija que ya estaba dormida y al despedirse dijo:
-Descansa hija.
Quise llorar en ese mismo instante pero no quería que Lexie se sintiera espiada por lo que me apresuré en llegar al cuarto y esperarla allí tratando de calmar mis emociones.

-Listo, se ha dormido.- Dijo al entrar en la habitación.
-Gracias.
-Fue un placer.
-Ven.- Dije extendiendo mi mano para que se acostara junto a mí en la cama. Ella aceptó, y se acurrucó en mi pecho.- ¿Vas a contarme ahora?
-Estoy teniendo sospechas Mark.- Dijo seria.
-¿Sospechas de qué?
-De quién robo el dinero.
-Puedes decirme.
-Creo que ha sido Sara.
-¿Sara?
-Sí, eso creo.
-Lex, sé que Sara es detestable e incluso podría hacer cosas en mi contra pero no creo que llegue al punto de robar. No tiene sentido.
-Mark, no te pido que me creas o confíes en lo que pienso solo te estoy dando mi opinión. Además Frank la ha visto besándose con mi ex esposo en el estacionamiento y el tampoco es de fiar.
-¿Qué?- Dije sobresaltado.



-Lo que has escuchado.
-Lex, yo confío en ti pero es que todo esto es tan rebuscado...Mira yo la investigaré, seré su sombra y si ella llega a estar implicada en esto juro que su vida será un infierno.  Nadie va a dañarte ¿entendido?
Ella asintió y se acurrucó aún más en mi pecho. 
-Créeme que no te mentiría, si lo digo es porque creo que estoy en lo correcto.
-Lo sé mi ángel pero ya no quiero que te preocupes por esto aunque sea por esta noche olvídate del tema.
-De acuerdo...
-Esta semana es el cumpleaños de Bel y ella quería invitarte.
-Me encantaría ir.
-Y debo pedirte un favor...
-¿Qué?
-Necesito que seas una princesa.
-¿¡Qué!?
-Bel quiere una princesa y ¿quién mejor que tú?
-No, de ninguna manera. No puedo Mark.
-¿Por qué no?
-Es ridículo.
-No mi ángel, incluso yo debo buscar a un superheroe.
-Mmm veamos, acepto ser la princesa pero con una condición.
-¿Cuál?- Dije entrecerrando mis ojos.
-Que tú seas el superheroe.
-Ah no de ningún modo.
-Entonces no hay princesa.
-Eres desesperante.
-Y tú más.
-Extrañaba que me pelees.
-Yo también.- Dijo sonriendo.
-Está bien, acepto.
-Trato hecho entonces.

Bel se había dormido y yo lo único que necesitaba era estar nuevamente dentro de la hermosa mujer que tenía a mi lado.
Coloqué una mano sobre su mejilla y con el pulgar la acaricié mientras ella inclinaba su cabeza contra mi mano cerrando los ojos. Acerqué mis labios a su boca para poder rozarlos y sentir el calor que desprendían, nuestras lenguas decidieron participar del juego y comenzaron un sensual baile entre ellas. 

Podía sentir como su respiración se agitaba e iba al compás de la mía.
Desabroché su camisa para poder sentir su delicada piel en mis manos, luego me deshice de su sujetador y su pantalón siguió el mismo camino.
Comencé un camino de besos por su cuello y espalda sintiendo con mi tacto como su piel se erizaba.

Dirigí mis manos a sus pechos que ya estaban duros producto de la excitación, los apreté y luego coloqué mi boca sobre ellos mientras ella gemía levemente.
Noté como Lexie se removía en la cama reclamando atención en su parte más íntima que sabía debería estar muy húmeda.

Me deshice de mi ropa en cuestión de segundos y no perdí más tiempo. Ella hizo el amago de tomar mi miembro pero la frené.
-Esta noche es toda para ti mi ángel, relájate.

Dirigí las yemas de mis dedos a su centro de placer acariciando sobre su braguita, comenzando una fricción entre la tela de esta y su clítoris. Lexie se aferraba a las sábanas al mismo tiempo que su cuerpo temblaba debajo del mío.
Luego quité esa barrera que impedía el contacto con su piel y posé mi boca sobre su parte más íntima. Comencé a lamer y degustar su dulce sabor. Ella tiró su cabeza hacia atrás y cuando comenzó a convulsionar decidí acallar sus gemidos con un beso en sus labios.

Mi miembro estaba palpitante por entrar en ella y colocando un preservativo abrí sus piernas para situarme entre ellas. Rocé su entrada con mi miembro para que sintiera como este ardía por ella y sin esperar más me sumergí en su profundidad viendo las estrellas. 

Nuestros ojos se conectaban transmitiendo mucho más que palabras, nuestras sonrisas reflejaban la felicidad que sentíamos al estar unidos de esta manera.
Mis embestidas comenzaron a ser más rápidas y bruscas. Sentía como sus paredes apretaban mi miembro amoldándose. El choque de nuestros sexos estaba volviéndome loco y cuando ya no aguantamos más nos liberamos al mismo tiempo quedando derrumbados en la cama.
La abracé por la cintura y aún dentro de ella le di un beso en su cuello para así quedar dormidos. Unidos.