martes, 11 de noviembre de 2014

Capítulo 28

Mark

Su cabeza estaba apoyada en el hueco entre mi cuello y mi hombro, se la veía tan relajada descansado después de días tan estresantes que no quería despertarla por lo que con sumo cuidado la cargué en mis brazos haciendo la mayor fuerza posible y la subí hasta mi habitación.
La dejé sobre la cama y quité su vestido para que pudiera dormir cómoda, no puedo negar que la lencería que llevaba puesta me daba ganas de despertarla en ese mismo instante pero no podía ser tan egoísta. Le quité sus zapatos, la metí dentro de las sábanas y una vez que me quité mi disfraz me metí en la cama con ella.
Acaricié su pelo y su rostro, mientras me deleitaba viéndola dormir, observando como su pecho subía y bajaba al compás de su respiración. Ella sencillamente me transmitía paz solo estando dormida.
Me odiaba por el hecho de haber discutido con ella y darme cuenta que estuve por muy poco de perderla y tenerla fuera de mi vida. Ahora sé que no hay modo de que ella pueda estar alejada de mí, ya comprobé que es una tortura y no pienso volver a pasar por eso.
No pude dormir por alguna extraña razón por lo que me quedé a su lado, disfrutando del contacto de su piel. No sé cuánto tiempo pasó hasta que ella se removió en la cama y abrió sus ojos.

-¿Cómo llegué hasta aquí?.- Dijo con voz somnolienta.
-Quizás un superheroe te ha cargado hasta aquí.
-Dale las gracias a Superman entonces.- Dijo riendo.
-Puedas dárselas tu misma.- Dije besándola.
-Mmm podría...pero yo lo quería en persona. Tenía una forma de agradecerle.
-¿Ah si?¿Y se puede saber cuál es esa forma?
-No debería pero si insistes...

Como supuse ella se enredó en mi cuerpo y agradeciendo por volver a tener esta oportunidad pude estar nuevamente dentro de su cuerpo. Mi hogar.






Luego de haber tocado las estrellas juntos logramos cerrar los ojos y abrazados finalmente nos dormimos.
A la mañana siguiente me alarmé al comprobar que el lado izquierdo de la cama estaba vacío. Sin perder un segundo más bajé a la cocina para encontrármela con unos boxers míos junto a una vieja camiseta.

-Creo que cualquier mujer podría envidiarte ahora mismo.- Dije besando su cabeza.
-¿Por qué lo dices?- Dijo ella.
-Porque hasta con esa ropa te ves hermosa.
-Adulador.
-No me culpes por decir lo que pienso.
-Mmm entonces si debo decir lo que pienso, creo que deberías andar solo en boxers todo el día.
-Ah la señorita se levantó pervertida.- Dije abrazándola por detrás de la silla en la que se encontraba sentada.
-Alguien perturba mi mente.
-¿No será ese al que llamas Superman no?
-Sí, pero no se lo digas. Es un secreto.
-No se lo diré.- Dije riendo.
-Es hora de ponernos serios, ¿qué haremos hoy?
-Veamos, necesito que me acompañes a la oficina solo por un momento estuve muy ausente esta semana y necesito terminar un solo contrato. Luego, podemos ir a pasear con Bel, si tu quieres claro.
-Por supuesto.
-Entonces tenemos el plan.
-Iré a despertar a Bel ¿te parece?
-Ve, se va a poner contenta.
-Eso espero.- Dijo con una sonrisa en su rostro.

Dejé que fuera a despertar a mi hija, luego de preparar el desayuno para ellas subí a mi habitación para poder bañarme. Traté de hacer lo más rápido posible, me afeité y luego me cambié. Al salir del cuarto me encontré a Lexie tendida sobre la cama.






-¿En qué piensas mi ángel?- Dije sentándome a su lado.
-En cómo ha cambiado mi relación con Bel.- Dijo suspirando.- ¿Recuerdas aquel primer día en que la alejé casi girtando?
-Como olvidarlo... Debo decir que te odie por hacerla llorar.
-No te culpo, yo también lo haría.
-Pero ahora todo cambio...
-Sí, y me sorprende. No pensé que sería capaz de avanzar tanto. Creí que quedaría estancada en el dolor. Nunca se me hubiera ocurrido volver a tener una relación así de cercana con un niño pero Bel me enseñó todo lo contrario. Mark, quizás esto no te resulte apropiado o te incomode pero yo ya la siento como sí fuera mía y he tenido un par de sueños...
-¿Qué clase de sueños?
-Sueños en los que mi hija aparece y me dice que la busque en Bel.
-Eso es fuerte cariño.
-Sí, lo sé. No debería haberlo dicho.
-No, no. Al contrario. Me alegra que confíes en mí para contarme esto pero quizás quién sabe tu hija de verdad te está dando señales.
-No creo en esas cosas Mark pero sí creo en el destino.
-Entonces allí tienes tu respuesta.
-Tal vez. Bueno, ya he cambiado a Bel y la dejé desayunando será mejor que bajemos.
-Andando entonces.

Bajamos hasta la cocina y allí nos esperaba Bel con su cara manchada por la leche. Ambos reímos al verla.

-¿De qué se ríe?- Preguntó ella riéndose también.
-De tu cara.- Dije yo.
-¿Qué tiene de malo mi cara?- Dijo esta vez enfadándose.
-Ven aquí cielo, tienes tu cara manchada.- Dijo Lexie. Ella se acercó a mi hija y tomando una servilleta la limpio.- Listo. Mucho mejor.
-Bel, iremos un rato a la oficina. Solo serán unos minutos. Puedes quedarte junto a Lexie si quieres y de allí iremos a pasear ¿qué te parece?
-Siii. Iremos a pasear como los papis de mis amigos.- Vi una lágrima correr por el rostro de Lexie.
-Si princesa, como los papis de tus amigos. Vamos.

Los tres subimos al auto y tratando de conducir lo más rápido pero hasta el límite permitido llegamos a la empresa.
Subimos a nuestra planta y luego de dejar a Bel con Lexie en su oficina subí dos pisos a buscar el contrato que necesitaba. Al llegar escuché ruidos por lo que luego de bajar del ascensor me escondí detrás de una pared. 
La sorpresa me la llevé yo al comprobar que no era nada más ni nada menos que el amigo de Lexie quién salía con una extraña cara de una oficina.






Después de asegurarme que él ya se había ido entré a la oficina. Nunca había entrado a esta antes porque era la de seguridad, donde todas las contraseñas, videos y cuentas se encontraban.
Las piezas empezaron a encajar rápidamente en mi cabeza como si de una película se tratara. Frank no debería estar en este piso, ni siquiera en esa oficina, la cinta del día del robo había desaparecido. Solo quedaban dos opciones o estaba ayudando a alguien a cubrirlo o él era el culpable de todo. 
Sin perder más tiempo marqué rápidamente el número del detective que tenía contratado.

-Sr. Turner.- Dijo al contestar.
-Buen día detective.
-¿Surgió algún problema?
-Llamaba para saber si había alguna nueva noticia.
-Verá sigo intentando recolectar datos pero es una investigación muy complicada.
-Quizás un nuevo nombre pueda ayudarle.
-Usted dirá...
-Su nombre es Frank Cooper.
-De acuerdo. Ya está en la lista. Se hará una nueva investigación entonces.
-Estupendo por favor no tengo mucho tiempo.
-Lo sé, hago todo lo que puedo.
-Y se lo agradezco. Es que esta situación me tiene tenso.
-Lo entiendo.
-Gracias por su ayuda.
-No hay de qué. Nos mantenemos en contacto.
-Por supuesto.
-Hasta pronto.
-Adiós.

No quise demorar más tomé los papeles, los revisé unas dos veces y luego de colocar mi firma en ellos bajé a mi planta.
No había rastros de Frank. Maldito bastardo. Seguí mi camino y me coloqué detrás de la puerta de la oficina de Lexie para escuchar lo que hablaba con Bel. Sé que no es una buena acción pero me tentaba saber de qué hablaban tanto estas dos.

-Y entonces mi papi te gusta.
-Así es pequeña.- Dijo Lexie riendo.
-A mi me gusta que te guste papi.
-¿Ah si?
-Sí, me gusta que te quedes en casa, me gusta que pases tiempo con nosotros. Es como tener una mamá ¿sabes?
-A mi me gusta sentir que eres mi hija.- Dijo ella con un tono de voz quebrado.
-¿Nunca tuviste hijos?- Dijo Bel. Pensé que se vendría el fin del mundo con esa pregunta pero Lexie supo resolverlo con altura.
-Sí.
-¿Y dónde están?
-Tengo una niña.
-¿Y la puedo conocer?
-Me temo que no princesa.
-¿Por qué?
-Porque ella ahora vive en otro lado.
-¿En dónde?
-En el cielo.
-¿En el cielo?
-Sí, en el cielo.
-Woe, como un ángel.
-Así es y si tu quieres puedes hablarle ella va a escucharte. Su nombre es Charlotte.
-Charlotte...me gusta.

Dejé pasar un par de minutos y consideré que ya era momento para entrar.

-Listo señoritas, ya terminé con el trabajo.
-Uff...papi. Yo quería seguir hablando con Lexie.- Dijo Bel.
-Tienes todo el día para hablar con ella cielo.
-No.
-¿Por qué no?
-Porque tú me la robas.
-¿Así que yo te robo a Lexie?- Dije acercándome a ella.- Me parece que alguien está muy celosa.
-Mentiroso.
-Yo no digo mentiras.

Me acerqué más a ella para hacerle cosquillas y hacerla girar en el aire mientras Lexie nos veía y reía por la situación.

-Bueno, ¿vamos a pasear?
-Siii.- Dijo mi hija.
-Andando entonces.

Volvimos al estacionamiento para buscar el auto, nos subimos y conduje buscando un lindo lugar para comer y luego poder pasear por allí mismo.
Luego de dar un par de vueltas finalmente nos decidimos y estacioné.
Opté por ir al restaurant dónde llevé a Lexie en nuestra primera cita por Picadilly Circus.
A Bel se la veía realmente contenta por poder compartir esto juntos.
El almuerzo fue estupendo, la conversación entre los tres fue fluída y las ocurrencias de Bel hicieron que lloráramos pero de risa.
Luego de terminar la comida y admirar la vista decidimos salir a caminar.
Cualquiera que nos viera pensaría que somos una perfecta familia aunque a decir verdad no se encuentra tan lejos de la realidad.
Caminamos sin rumbo hasta que a lo lejos pudimos distinguir a Christine sola.

-Esperenme aquí. Ya vuelvo.- Les dije a Bel y Lexie.
-Aquí estaremos.

Caminé directo hacia ella y al verme se sorprendió.

-¿Qué estás haciendo?- Dije al llegar a su lado.
-¿Ahora tengo que dar explicaciones por todo?- Dijo enfadada.
-Si hay alguien que debe enfadarse ese soy yo, no tú.
-Como digas.
-No, esa actitud de niña caprichosa no lo voy a tolerar.
-Deja de actuar como si fueras mi padre.






-Tienes razón, no soy tu padre pero soy tu tutor legal te guste o no.
-Ya, claro...
-Basta Christine, ¿qué rayos te ocurre?
-Estoy cansada,
-¿Cansada de qué?
-De depender de todos, de no tener a nadie, de que por mi culpa hayas terminado todo con Lexie.
-A ver Chris... por Dios, eres ya casi una adulta no dependes completamente ni de mi ni de Jacob pero debes respetarnos, no estás sola, estamos todos para acompañarte. Por otro lado, no he terminado con Lexie. Mira hacia allá, ¿las ves? Estamos juntos.
-¿De verdad?
-Claro.
-Oh Dios, que alivio. Pensé que había arruinado todo.
-Casi.
-Lo siento.
-Ya está, ya pasó. Ven aquí.- La atraje en un abrazo.
-Te quiero tío Mark.
-Y yo a ti pequeña, prométeme que no volverás a hacer otra locura.
-Lo prometo.
-Así me gusta.
-Vayamos con las chicas.
-Vamos.

Más relajados después de conversar volvimos con Lexie y Bel dispuestos a pasar una hermosa tarde los cuatro juntos.

lunes, 3 de noviembre de 2014

Capítulo 27

Lexie

Me quedé con la boca abierta y las lágrimas escurriendo por mi rostro cuando lo vi marcharse ¿cómo podía tratarme así? Sabe que aprecio mucho a Christine y jamás haría nada que le hiciera daño, solo quise ayudarla porque pensé que era un chico que le interesaba. Creí que Mark me conocía, creí que sabía que yo sería incapaz de hacerle daño a un niño, adolescente o quién fuera. Al parecer me equivoqué con él.

Salí de la piscina, me di una ducha en el club y tomé mis cosas. Volví sin ánimo a casa y sin comer me metí en la cama.
A la mañana siguiente no tenía fuerzas para mover mis piernas de la cama, ni siquiera sabía si podría ser capaz de mirar a Mark a los ojos.
Como si de un muerto se tratara me levanté y prendí la ducha para despejarme y poder aliviar mi rostro de la hinchazón que el llanto había provocado en mis ojos.
Me preparé un café después del baño y luego de cambiarme salí rumbo a la oficina.
Al llegar a mi piso pude notar que todos los ojos estaban posados en mí, me sentí incómoda al ser el centro de atención con las miradas expectantes clavadas en mí hasta que sentí un alivio al ver una cara amiga en la puerta de mi oficina.

-Frank, ¿por qué todo el mundo está mirándome?
-Eso mismo puedes decírmelo tú.
-¿Qué?
-Mark ha llegado hecho una furia, ha dado órdenes de una manera grotesca y trae un humor de perros.
-Hemos discutido.
-Ya veo...
-Puedo ver tu sonrisa Frank y no estoy para eso ahora, si quieres luego hablamos.
-Está bien pero déjame decirte que aunque me alegra que no estés con él no quiero verte sufrir.
-Por favor Frank, ya vete.
-De acuerdo, de acuerdo. Te veo luego.

Me quité mi abrigo y me desplomé en mi silla ¿qué iba a hacer ahora?¿cómo podría concentrarme? Sabía que algo como esto pasaría, sabía que lo bueno no duraría por mucho tiempo, sabía que no tenía que decir que lo quería pero no deja de doler aún así.
No pude dilatarlo más y comencé a llorar, me parecía absurdo llorar por un hombre después de haber llorado por perder a mi hija pero en realidad perdía mucho más que a un hombre, perdía amor, perdía una familia, perdía una oportunidad.
Fui a mi baño y me lavé la cara para poder comenzar a trabajar. Mi cabeza punzaba del dolor después de haber llorado tanto pero hice el intento de concentrarme. El día se me hizo interminable y lo único que quería era poder llegar a casa a descansar. Cuando la hora de salida llegó agradecí internamente no haberme cruzado con Mark en todo el día, tomé mis cosas y volví a emprender el camino hasta mi casa.
Cuando quedaban solo unas pocas cuadras para llegar mi celular sonó con un mensaje de Mark, tuve miedo de abrirlo pero ya no había nada más que perder:

"Escribo para avisarte que mañana será el cumpleaños de Isabella por si piensas ir. Ten cuidado en la calle"

Así de breve y seco fue su mensaje. No tenía ánimo para disfraz, no tenía ánimo para niños, no tenía ánimo para fiesta pero aún así no quería decepcionar a Bel en su cumpleaños por lo que tragaría mi orgullo e iría a su fiesta.
No contesté el mensaje de Mark, una vez calmada en casa decidí llamar a Christine para asegurarme que se encontraba bien que era lo que en realidad importaba más allá de todo.

-¿Hola?- Dijo ella.
-Chris...
-Hola Lexie.
-¿Cómo estás?
-Podría estar mejor.
-¿Cómo pudiste haber hecho eso Chris?¿En qué estabas pensando?
-Por favor Lexie. No tú también ya bastante tuve aguantando a Jacob y el tío Mark.
-Y con mucha razón, ¿cómo puedes recurrir a eso viendo lo que le ocurrió a tu madre?
-Fue un momento de debilidad.
-¿Debilidad? Por favor Chris a mí con esas excusas no.
-Está bien, el chico me gusta y quería agradarle. Es el chico malo por así decirlo y me dió para probar corriendo la mala suerte de que la policía nos atrapara y de allí mi estupidez ¿contenta?
-No, no podría estar contenta Christine. Mira lo que ha ocurrido.
-¿El tío Mark se enojó contigo verdad?
-Sí.
-Por mi culpa.
-No Chris, tú no me obligaste a mentir.
-No, pero te suplique.
-Ya está hecho.
-No, yo lo arraglaré.
-Las cosas ya se dijeron y las heridas ya están hechas.
-¿Tan grave?
-Sí.
-No quiero verlos separados.
-Ya no te preocupes por eso pero prométeme que te cuidarás y no volverás a hacer algo así de estúpido de nuevo.
-Lo prometo.
-De acuerdo, te llamaré pronto.
-Está bien...y Lexie...
-¿Sí?
-No pierdas las esperanzas.
-Ya veremos que sucede. Adiós.
-Adiós Lex.

Corté la llamada y más tranquila al saber que lo de Chris no había sido más que un susto volví a mi habitación. Me sentía sola, cómo si la protección que hasta hace poco sentía que me envolvía se hubiera esfumado, sin mi mejor amiga, sin Mark, sin mi familia, sin ningún apoyo excepto Frank que lo único que quería era alejarme de Mark.
Preparé algo rápido de cenar y luego de haber limpiado busqué dentro de mi armario el vestido que había comprado para el tercer cumpleaños de Charlotte que serviría como disfraz de princesa.
Dejé todo alistado para la mañana siguiente e inmediatamente me fui a dormir.
Cuando desperté tenía otro mensaje de Mark igual de distante que el mensaje anterior.

"La fiesta será en casa."

No podría cambiarme en su casa por lo que tuve que aguantar la vergüenza y salí a la calle con el vestido ya puesto. Pedí un taxi en la esquina de mi casa y pude ver como el conductor me sonreía por el espejo retrovisor.

-Bonita princesa.- Dijo el hombre cariñosamente ya que era un hombre grande que podría pasar fácilmente por mi padre.
-Gracias.- Dije tímidamente.
-¿Pero esa cara?
-Una pelea.
-¿Con tu príncipe?
-Algo así.
-Déjame decirte algo princesa. Algún día tuve tu edad y perdí al gran amor de mi vida por una tonta pelea, nunca más volví a verla y no hay momento en el día a día que no me acuerde de ella. Aprovecha tu oportunidad, no la desperdicies. Lucha por lo que quieres.
-Es todo tan difícil.
-Por supuesto que sí.
-Haré el intento.
-Bien así me gusta.

El trayecto hasta la casa de Mark con el taxista hizo que me relajara. El hombre fue muy amable conmigo y su historia de vida me conmovió.
Al llegar me recordó que siguiera su consejo y luego de agradecerle bajé del auto.
Tomé un par de respiraciones y toqué timbre. Esperé unos minutos hasta que la puerta se abrió pero no venía a nadie hasta que bajé mi vista.

-Vinisteeee y de princesaaa.- Dijo Bel abrazando mis piernas.
-Claro que sí. Feliz cumpleaños pequeña. Toma tu regalo.
-Iuuupi un regalo.

Ya tenía pensado que Bel querría lo mejor para su nuevo perro por lo que elegí comprarle el juego de platos y su cucha.

-¡Wow! Es para mi perritooo.
-Sí lo es.
-Gracias Lexie.
-De nada.
-Ven al patio, mis amigas van a querer verte. Recuerda que eres una princesa.
-Por supuesto.

Salimos al patio y creí morir al ver a Mark vestido de Superman.




-Mira paaapi, Lexie ha venido.- Dijo Bel entusiasmada.
-Hola Lexie.- Dijo él haciendo un amago de sonrisa.
-Hola Mark.
-Papi, ¿por qué estás así con Lexie?
-No es nada cariño.
-Está bien, voy a ir a jugar con Jim.
-Diviértete.- Dijimos Mark y yo al únisono encontrándonos con nuestras miradas.
-Gracias por haber venido.- Dijo una vez que estuvimos solos.
-No iba a dejarla.
-Claro...bueno iré a ver la comida.
-De acuerdo.
-Adiós.
-Adiós.

¿Adiós?¿Iré a ver la comida? Esto tenía que ser una maldita broma. Cómo luego de haber tenido tanta conexión y de que el haya dicho que me quería podíamos pasar a estar tan distantes. Sé que metí la pata con Christine pero ¿en verdad fue para tanto? Terminar todo de una manera abrupta por el simple hecho de creer que estaba ayudando a su sobrina me parecía absurdo.
Con el mal humor instalado en mí traté de poner una sonrisa para no arruinarle el cumpleaños a Bel y actué por unos minutos de princesa con el resto de los niños.
Luego de que se sacaran fotos conmigo y peinar a las niñas Bel se acercó hasta mí.

-Lexie, ¿puedo preguntarte algo?- Dijo ella.





-Claro pequeña.
-¿Por qué tú y papi están mal?
-No estamos mal cielo.
-Soy chiquita pero no boba.
-Sé que eres una niña muy inteligente.
-No me cambies de tema.
-Y si que lo eres.- Dije riendo.-Está bien, papi y yo tuvimos una discusión.
-¿Fue por mi culpa?
-No cariño, claro que no.
-¿Entonces por qué?
-Una pelea tonta.
-¿Pero volverás a estar con papi?
-No lo sé.
-Yo quiero que estés con papi. Papi es feliz contigo y yo también.- Los ojos se me llenaron de lágrimas al pensar en toda la ilusión que había puesto en Mark y su familia, y que rápidamente se estaba esfumando.
-Yo también soy feliz con ustedes.
-¿Entonces por qué no están juntos?
-No lo sé.

Bel se acurrucó en mis brazos y me dio un fuerte abrazo, ya no pude aguantar las lágrimas y volví a llorar. Quería quedarme más tiempo por Bel pero simplemente estaba agotado emocionalmente. Me disculpé con ella por tener que irme antes y volví rápido a mi casa.
Al entrar me quité el vestido de un tirón y tirando todas las cosas entré a mi cuarto para llorar desconsoladamente. Me sentía desgarrada por dentro, sabía que no podría hacerle frente a otra decepción. A esto era a lo que tanto temía y de lo que trataba de protegerme.
Iba a acostarme en la cama cuando escuché ruidos en el living. Tomé un libro pesado en el caso de que fuera un delincuente y tuviera que pegarle con algo contundente. 
Fui a paso sigiloso hasta el lugar del que procedía el ruido y me llevé una sorpresa al ver a Mark allí con una foto de Charlotte y mía en sus manos.
Al verlo me llenó de ira y a punto de colapsar le quité la foto.




-¿¡Por qué miras eso!?- Grité.
-¿Lexie?- Preguntó asustado.
-¿Qué demonios haces aquí?
-Lexie, por Dios ¿qué te ocurre?
-¡Quiero que te vayas!¡Sal de mi casa ahora!¡Sal de mi vida!- Dije sin parar de llorar.
-Lexie, amor, tranquila. Tranquila.
-¿Amor?¿Tranquila? Tienes que ser una maldita broma.
-De acuerdo, de acuerdo. Sé que me he pasado de la raya pero no pensé que te había afectado tanto.
-¿Que no me había afectado tanto? Maldito estúpido idiota. Te dije que tenía miedo a una relación, te dije que tenía miedo a perderlo todo, te dije que no quería encariñarme con Bel, te deposité mi confianza sabiendo todo lo que había perdido y aún así crees que no me afecta lo que pase entre nosotros. Estoy destrozada Mark. Destrozada. ¿Puedes entender eso?
-Shh, lo siento. Lo siento.-Dijo atrayéndome a sus brazos, brindándome ese calor que tanto necesitaba.- Soy un imbécil lo sé. Puedes gritarme y todo lo que quieras. Me enojé. No quería que Chris pasara por lo mismo que Amy. Sé que no le harías daño. La ira me cegó. Te quiero más que a cualquier cosa y no quiero tenerte lejos.
-Te odio.
-Lo sé y yo te quiero mucho. ¿Podrás perdonarme?
-No lo sé.
-¿Por favor? Me he caminado todas estas cuadras en traje de superheroe para llegar a ti.
-Te ves sexy así.- Dije sonriendo.
-Esperaba que conservaras tu vestido pero así nos ahorramos un paso.
-¿Y cómo estás tan seguro de que voy a aceptar?
-Por esto.

Su boca se estampó en la mía y volví a cobrar el aliento cuando sus labios comenzaron ese sensual baile que hacen cada vez que me besan. Sentí que renacía en ese momento. Así volví a la vida.




-¿Y bien?¿Estoy perdonado?
-Mmm creo que sí.
-Lo sabía. Por más que quisiera tenerte ahora mismo para mí te pediría si vienes conmigo a terminar con el cumpleaños de Bel.
-Claro. Deja que me ponga el vestido.
-Yo te ayudo.

Luego de veinte minutos en los que Mark "me ayudó", por así decirlo, con mi vestido salimos camino a su casa.
Cuando Bel nos vió a Mark y a mí de la mano vino corriendo hasta nosotros y dijo:

-Siii, este es mi mejor regalo.
-Te queremos pequeña, feliz cumpleaños.- Dijimos ambos.

Nos dimos un fuerte abrazo los tres y una sonrisa volvió a mi rostro. Esta ya se había convertido en mi pequeña familia sin darme cuenta.
Pasamos una hermosa tarde juntos, amigos y familia de ellos comenzó a llegar con el correr de las horas y una vez que el cumpleaños terminó acostamos a Bel en su cama mientras Mark y yo ordenábamos el desastre.
Cuando terminamos nos desplomamos sobre el sillón, Mark tomó mi mano y dijo:

-Gracias.
-¿Por qué?
-Por haberme perdonado, por permanecer aún a mi lado.
-No me lo agradezcas, gracias a ti por no rendirte.
-¿Cómo podría? Ya a esta altura no veo una vida sin ti.
-¿Lo dices en serio?
-Por supuesto.

Nos dimos un delicado beso y acurrucándome en sus brazos coloqué mi cabeza en su cuello para poder dormir.