Lexie
Quedé petrificada en mi lugar luego de que dijera las palabras mágicas "Tú y yo nos vamos a casar". Apenas hace unas pocas horas pude decidirme sobre darnos la oportunidad de conocernos y él ya piensa en el casamiento. Definitivamente voy a enloquecer con este hombre.
-¿Qué ocurre?-Dijo Mark notando mi parálisis.
-Tú...
-¿Es por lo que acabo de decir?- Solo asentí.-Tranquila Lexie, no te lo estoy pidiendo pero estoy seguro de que lo nuestro va por buen camino.
-¿Y qué es lo nuestro?
-Tú me dirás cuando estés lista.
-¿Y si nunca logro estar lista?
-Entonces te esperaré el tiempo que haga falta.
Me acerqué para abrazarlo y apoye mi cabeza en su hombro, un hombre así no se encuentra todos los días y no quiero dejarlo escapar por ser tan terca. El se acostumbró a mi abrazo y acarició mi espalda para tranquilizarme.
-¿Mejor ahora?- Dijo después de un par de minutos abrazados.
-Mucho.
-Me alegro mi ángel rubio.
-¿Qué?
-He decidido que en vez de llamarte por la palabra p te diré mi ángel rubio, así es como siempre te he visto. Mi ángel rubio.
-Es muy largo, ¿por qué no solo Lex?
-Te llamaré Lex y mi ángel. ¿Qué dices?
-Me parece bien, aunque demasiado empalagoso.
-Es lo que hay, aprende a conformarte.
-De acuerdo, si no queda otra opción...
-Ahora pongámonos a trabajar que hay mucho por hacer o mandaré todo al diablo y te secuestraré.
-No es necesario, ya comienzo con los contratos.
Ambos reímos y trabajamos juntos el resto del día no sin interrumpirnos por un par de besos y caricias.
Como cada semana Mark me dejó en casa aunque antes de retirarse pasó a ver a Christine. Tomamos los tres juntos el té y así Mark pudo enterarse de cómo iban las cosas en la escuela ya que él es quien paga sus estudios como tutor legal. La noche caía y él se marchó dándome uno de sus perfectos besos.
Cuando quedamos a solas Chris me atacó a preguntas
-¡Díos mío! Estás saliendo con el tío Mark, son novios, lo sabía. ¿Debo llamarte Lex o tía?. Santo cielo, esto es genial.
-Para Chris, no somos novios.
-Claro y yo soy la mujer maravilla. Vamos, Lex. Si ustedes no son novios hoy, lo serán mañana, los observo cuando están juntos parecen dos adolescentes y mira la cara que tienes después de ese beso que acaba de darte.
-Habló la anciana.
-Yo solo digo lo que veo...
-Bueno, suficiente.
-Hey, no te enojes.
-Lo siento, es que me incomoda hablar de Mark.
-De acuerdo...no toco más el tema, sólo quiero decirte que me gustaría que fueras parte de la familia.
-Gracias por eso Chris.- Dije sonriéndole, iba a echar muchísimo de menos su compañía cuando se fuera- ¿Estás de acuerdo con lo de irte a vivir con Jacob un tiempo?
-Me agrada Jacob, lo veo muy compenetrado en querer ayudarnos y eso me gusta. Hace mucho nadie se preocupaba por ella sacando de lado al tío Mark. Quiero que mamá tenga una vida normal, quiero que pueda disfrutar de la vida, que tenga amigas, que pueda conocer a su sobrina, que disfrute del amor, que me de consejos, simplemente quiero que tenga la oportunidad de ser feliz.
-Te entiendo, es tu madre por supuesto que es lo que quieres para ella y yo creo que con la ayuda de todos ella va a poder salir adelante.
-Eso espero.
-No lo dudes y yo voy ayudar.
-¿En serio?
-Sí, mañana iré a visitarla por la tarde.
-Gracias, Lex.
-Shh ni lo digas.
-En serio me alegra haberte conocido, en todo este tiempo que llevo conociéndote te ganaste un lugar muy importante en mi vida. Eres excelente como persona y no dudo que seas una madre estupenda.
-Pero no lo soy, no soy madre.- Dije bajando la cabeza para contener las lágrimas que no quería derramar.
-Sí que lo eres, tu hija habrá partido. Estará en un lugar mejor, pero eso no quita que haya dejado de ser tu hija. Siempre será tuya.
No aguanté más y solté el llanto que tanto venía conteniendo, Chris vino de inmediato a mi lado y me atrajo en un fuerte abrazo.
-Shh, tranquila, lo siento. No quería hacerte llorar.- Dijo mientras acariciaba mi pelo.
-Lloro de nostalgia Chris, lo que has dicho es hermoso. Este último tiempo la sentí muy presente, la extraño horrores pero sé que no puedo cambiar nada.
-Si puedes, puedes darte la oportunidad de ser feliz nuevamente. Es lo que ella querría como yo lo quiero para mi madre. Te mereces cosas buenas pero no dejas que entren a tu vida, tu hija siempre va a estar contigo. Esté dónde esté me imagino que debe estar sonriendo en estos momentos.
-Gracias por las cosas que has dicho, necesitaba escucharlo de alguien.
-Al menos pude ayudar en algo en mi estadía.- Dijo sonriendo.
-Más de lo que crees.
-¿Vemos una película y pedimos helado?
-Idea perfecta, voy por el número.
Buscamos dentro de la caja de películas alguna comedia que nos levantara el ánimo, después de nuestra charla que involucró tantos sentimientos una romántica nos deprimiría más y tampoco estábamos para ver una de acción o terror. Vaciamos ambos potes de helado y una vez llenas nos fuimos a nuestros cuartos.
Me dormí pensando en lo rápido que venían sucediendo todas las cosas, en lo rápido que venían cambiando mis sentimientos y emociones, en lo rápido que Mark se estaba metiendo en mi vida, y aunque no sepa cómo terminará todo espero que no me traiga más complicaciones.
El calor que siento me despierta, me cuesta abrir los ojos y tener que levantarme. Sonrío por el sueño que tuve en la noche. Uno que muy pronto me gustaría revivir. ¿Quién aparecía en él? Fácil, Mark. Cuando finalmente logro despertarme me doy cuenta que el calor no proviene ni del sol que entra por la ventana ni de mi habitación.
Sonrío porque al darme la vuelta en la cama veo la imagen de Mark, el sueño me dejó afectada. Sin embargo lanzo un grito cuando descubro que no es nada de mi imaginación. Mark está aquí. En mi cama.
Él se despierta sobresaltado por mi grito.
-¿Qué?¿Qué?¿Qué ocurre?
-¿Qué estás haciendo?
-Oh yo...lo siento. Un pajarito me contó que no estabas muy bien.
-¿Chris te llamó?
-Solo quería que estuvieras bien.
-Y lo estoy.
-¿De verdad?
-Sí, solo que tuvimos una charla muy emocional que me trajo muchos recuerdos.
-¿Puedo abrazarte?
-Mmm...¿si?
-Ven aquí.
Me acurruqué en su cálido pecho, me sentí segura en sus brazos como si perteneciera a él. Sus manos viajaban hacia arriba y hacia bajo por mis brazos, erizando cada centímetro de mi piel. Él me dio un suave beso en la cabeza y dijo:
-Lex, quiero que sepas que puedes contar conmigo. No importa la hora que sea, quiero que estés bien y si algo te entristece quiero que puedas abrirte y hablarlo conmigo. Quiero poder consolarte cuando te sientas mal, estar para apoyarte o incluso si estás aburrida. Lo que sea, siempre que necesites de mí sólo aprietas una tecla de tu celular y listo.
-No sé que decirte sinceramente.
-Que eso es lo que harás.
-Esto es muy nuevo para mí, jamás dependí de alguien.
-No se trata de dependencia sino del hecho de que ahora cuentas con alguien que se preocupa por tu bienestar y quiere pasar contigo el mayor tiempo posible.
-¿Eso es así?- Dije sonriéndole.
-¿Y lo dudas?
-Creo que ya no.
Me aferré más a su cuerpo y cerré los ojos para hacer uso del resto de mis sentidos. Llenarme de su aroma perfecto para conservarlo en mis noches, sentir su suave piel bajo mis manos, escuchar el latido de su corazón repiqueteando contra su pecho, probar el dulce sabor de sus labios en un beso perfecto. Mark me volverá loca, no caben dudas.
-Mark...
-¿Si?
-De verdad quiero que lo nuestro funcione, me haces bien. Estás sanándome de alguna manera y sacas la parte más linda de mí. Hasta hace muy poco tiempo podría haber sido considerada como un monstruo sin sentimientos.- Mark bajó la cabeza y reprimió la risa.
-¿Qué es lo que te causa gracia?
-Era lo que yo pensaba.
-Bueno saberlo.- Dije dándole un puñetazo en su brazo.
-Auch.-Dije pasando su mano sobre el lugar donde recibió el golpe.
-¿Ahora piensas lo mismo?
-Por supuesto que no, pienso que eres una mujer increíble llena de amor que por las injusticias de la vida perdió mucho pero estoy dispuesto a darte todo.
-Ya basta de decirme esas cosas.
-¿Qué cosas?
-Esas cosas tiernas que se te ocurren.
-Es sólo lo que siento, quizás algún día tengas algo lindo para decirme y eso nunca lo voy a olvidar.
-Espera sentado. No va a ocurrir.
-No pierdo las esperanzas.
Desayunamos juntos y nos fuimos hasta la oficina en su auto.
Al llegar, cientos de pares de ojos estaban acechándonos y no pasarían más de unos minutos para que los chismes corrieran por la empresa.
Mark notó mi nerviosismo y tomando control de la situación se dirigió hacia todos los empleados diciendo:
-¿Se les paga por no hacer nada? La respuesta es no, muévanse y trabajen que para eso están aquí.
-Gracias por eso Mark.- Dije susurrándole en el oído.
-No es nada.
-Sí que lo es, sé que no te gusta tratar así a los empleados.
-Era necesario en este caso. Cualquier problema que tengas me avisas, ¿si?
-De acuerdo.
-Perfecto. Te veo después, mi ángel.- Guiñándome un ojo se fue a la oficina.
Antes de comenzar con mi trabajo fui a la cocina a buscar mi jarro de café pero me vi interrumpida por la llegada de Frank.
-¿Qué demonios fue eso?
-¿Qué?
-Esa entradita con el jefe. ¿Te acuestas con él cierto?
-¿Qué?¿Estás hablando en serio? De todas las personas que conozco en empresa eras una de las que menos esperaba que llegara a pensar una cosa así de mí. Veo que me equivoqué contigo. Adiós, Frank.
Tomé mi jarro y salí de la cocina. Frank vino detrás de mí y se aferró a mi brazo.
-Lo siento, lo siento. Soy un verdadero idiota. No quería decir eso. Sé que no lo harías. Fueron los celos.
-¿Celos?- Dije sorprendida.
-Lexie, necesito que hablemos. Pero no ahora. ¿Este fin de semana?
-De acuerdo.
-Lo siento de verdad.- Dijo con cara de tristeza, sólo asentí y él se marchó cabizbajo.
Entré a mi oficina y me sorprendió ver a la ex mujer de Mark sentada en mi silla.
-¿Disculpa?- Dije para que notara mi presencia.
-¡Oh! Al fin llegaste creí que el jefe había dicho bien claro "todos a trabajar" pero parece que tú estás exenta. ¿Te gusta acostarte con él no? Zorra. Solo quieres escalar más alto. Pero escúchame bien rubiecita hueca, Mark es mío siempre será mío, no hay forma de que esté con otra mujer. No me conoces y es mejor que no me conozcas. Manten tus manos fuera de él. ¿Entendido?
-Primero que nada, lo que haga o deje de hacer con Mark no es de tu incumbencia. No sé si estás enterada pero tienes un divorcio firmado querida. He tratado con gente peor, tú no me conoces a mí. No tengo nada que entender. Tengo que trabajar porque yo sí trabajo duro por mi sueldo. Nada más que decir.
Se levantó hecha una furia y con sus ojos inyectados en sangre dijo:
-No digas que no te lo advertí.
Cerró de un portazo pero sinceramente me tiene sin cuidado, puedo manejar esta situación. El divorcio está firmado por lo que Mark no corre peligro, nunca haría algo que lo afectara.
Entré a mi oficina y me sorprendió ver a la ex mujer de Mark sentada en mi silla.
-¿Disculpa?- Dije para que notara mi presencia.
-¡Oh! Al fin llegaste creí que el jefe había dicho bien claro "todos a trabajar" pero parece que tú estás exenta. ¿Te gusta acostarte con él no? Zorra. Solo quieres escalar más alto. Pero escúchame bien rubiecita hueca, Mark es mío siempre será mío, no hay forma de que esté con otra mujer. No me conoces y es mejor que no me conozcas. Manten tus manos fuera de él. ¿Entendido?
-Primero que nada, lo que haga o deje de hacer con Mark no es de tu incumbencia. No sé si estás enterada pero tienes un divorcio firmado querida. He tratado con gente peor, tú no me conoces a mí. No tengo nada que entender. Tengo que trabajar porque yo sí trabajo duro por mi sueldo. Nada más que decir.
Se levantó hecha una furia y con sus ojos inyectados en sangre dijo:
-No digas que no te lo advertí.
Cerró de un portazo pero sinceramente me tiene sin cuidado, puedo manejar esta situación. El divorcio está firmado por lo que Mark no corre peligro, nunca haría algo que lo afectara.
El resto del día pasó volando. Mark tuvo reuniones continuas durante toda la jornada por lo que no pude verlo. Cuando faltaban cinco minutos para irme tomé mis cosas y llamé al psiquiátrico para verificar que aún podía hacer la visita.
-¿Te vas?- Dijo Mark desde la puerta. Su simple presencia hizo a mis piernas temblar, mi cuerpo se estremece cada vez que lo tengo en frente.
-Sí.
-Te llevo.
-No hace falta, olvidé decírtelo esta mañana pero iré a visitar a tu hermana. ¿Te molesta?
-Por supuesto que no, pero Lex...ya sabes como está ella, quizás no sea lo mejor.
-No hay problema, de verdad necesito hacer esto.
-Está bien, si eso quieres...
-Bien, me voy entonces.
-Escucha todavía me quedan cosas por terminar ¿por qué no vienes a cenar a casa luego del psiquiátrico y me cuentas qué tal fue?
-Puedo llamarte...
-¿No notaste el sarcasmo verdad? Es una excusa, no pude tenerte en todo el día, por lo menos acepta verme unas horas fuera de la oficina.- Dijo frunciendo sus labios como si se tratara de un niño.
-Ya, de acuerdo. Está bien. Te envío un mensaje cuando termine.
-Así me gusta.
Tomé mi bolso y me dirigí hasta los ascensores pasando a de largo a Mark.
-¿Y no hay un misero beso?
-Estaba esperando a que lo pidieras.
Lo atraje con mis manos a mi cuerpo y lo besé como tanto estuve deseando durante el día. Luego con un delicado beso en sus labios me despedí y salí de la empresa.
Tomé un taxi para llegar al psiquiátrico. En la recepción me atendió la misma enfermera que estuvo el día que vine con Mark. Ella se sonrojó al verme aunque no logro entender por qué. Me condujo hasta el parque donde se encontraba Amy y antes de dejarme a solas con ella me avisó que se encontraba lúcida, lo que agradecí internamente.
-Hola Amy.- Dije sentándome a su lado.
-Hola, tu cara me resulta familiar. ¿Te conozco?
-Soy Lexie, trabajo con tu hermano. ¿Recuerdas que fuiste a buscar a Isabella a mi casa hace un tiempo?
-Tengo vagos recuerdos pero creo que sí. De todos modos ahora sé que eres la mujer de la que tanto habla Mark.
-¿Mark te habla de mí?
-Mucho. A veces piensa que estoy dormida y él empieza a contar su día, sólo que se resume en una palabra: Lexie.
-Oh no sabía eso. ¿Sabes que estoy viviendo con Chris?
-¿Qué hace ella ahí?
-Nos hacemos compañía.- Ella bajó su cabeza y pude ver una lágrima bajar de sus ojos.
-Lo siento.
-¿Por qué?
-Lo siento por ser una madre loca, por ser un asco de persona. Debería ser yo la que le hiciera compañía a mi hija pero no puedo porque en cuanto la tengo cerca me transporto a los momentos de mi embarazo, las duras palizas que me daba mi novio, las veces que me daba de su droga para que dejara de quejarme, las veces que intenté no consumir por Christine pero a pesar de todo algo me ataba a él. Lo amaba. Sabía que había tenido una vida horrible que lo llevaba a hacer cosas que no quería pero lo amaba. Demonios. Me dejó sola.- Me impactó que me contara algo tan personal de ella. Comenzó a llorar desconsoladamente y yo no pude hacer más que abrazarla.
-Tranquila Amy, a todos nos ha pasado algo que nos arruinó la vida. Incluso a mí pero estoy tratando de recomponer los pedazos rotos y tú debes hacer lo mismo y no sólo por Chris, debes hacerlo por ti misma y por ese hombre que te espera afuera.
-¿Quién?
-Jacob.
-¿Jacob?
-Sí, se ve muy interesado en ti.
-Eso es porque siempre fui como su hermana.
-Yo creo que te ve como algo más.
-Eso es porque no lo conoces.
-Quizás no, pero tu te darás cuenta.
Pasamos una tarde agradable, afortunadamente Amy es una persona muy tranquila cuando está lúcida pero no deja de tener un carácter muy fuerte y se nota en su manera de responder. Cuando me despedí de ella le envíe un mensaje a Mark para avisarle de que iba para su casa.
Mark me abrió la puerta apenas había tocado el primer timbre.
-Lexie, antes de que entres mi hija está con un amigo...o eso quisiera yo ¿Crees que podrás soportarlo?
-Si no lo intento nunca lo sabré.
-Eso quería escuchar, vamos.
Cuando me llevó hasta el living los niños estaban jugando con bloques. Los dos voltearon al escuchar mis pasos y se levantaron de sus lugares.
-¿Ella es la novia de tu papá?- Escuche que le decía el niño.
-Sí.
Ambos creían que no podía oírlos pero sus susurros eran claramente audibles.
-Hola Lexie.- Dijo Isabella saludándome enérgicamente con su mano.
-Hola Isabella.- Dije sonriéndole.
-Hola, soy Jim.- Dijo el pequeño.
-Hola Jim.
-¿Eres la novia del papá de Bel?
-No. No lo soy.
-Bel dijo que sí.
-Bueno, no lo soy. Ya está aclarado.
-Quiero que Bel sea mi novia.
-¿No son muy chicos?- Dije sorprendida por el atrevimiento del niño. Mark no estaba a mi lado cuando Jim dijo sus intenciones hacia Isabella.
-Ella me dijo que sí pero no me deja darle un beso.
-Diuuu Jim no. Yo solo quiero jugar.
-Pero eso no es ser novios.- Le dijo el niño.
-Entonces no quiero ser tu novia.
-Que complicadas que son las niñas. Está bien, sólo seremos amigos.
Me reí por el pequeño drama infantil que habían armado. Mark llegó a mi lado y me dijo:
-¿De que te ríes?
-De estos dos.
-El niño no me cae tan mal, hasta parece bueno.
-Uno nunca sabe...
-¿A qué te refieres?
-Nada. Mejor dejémoslo ahí.
-¿A qué te refieres?
-Nada. Mejor dejémoslo ahí.
-¿Comemos?
-Claro.
Isabella tomó asiento a mi lado y Mark se sentó junto a Jim. Si alguien nos viera desde afuera creería que somos la familia perfecta pero eso es lo más lejos de la realidad que existe.
-¿Te vas a quedar a dormir Lexie?-Dijo la hija de Mark.
-No, debo ir a casa con Christine.
-Papi me contó que está en tu casa y mi prima de dijo que se divierte mucho. ¿Puedo quedarme algún día?- Dijo sonriendo.
-Yo...
-Esta bien si no quieres.- Dijo bajando su cabeza, vi la tristeza en los ojos de Mark. Demonios no quería verlo así por mi culpa y sorprendentemente me di cuenta que no quería ver mal a Isabella tampoco, sólo quería ver una sonrisa en su rostro como la que tenía hasta hace unos pocos segundos.
-No he dicho nada. Claro que puedes venir.
-¿En serio?
-Sí.
-Iuuuuuupi. ¿Escuchaste eso papi?
-Sí, princesa.- Dijo mirándome a mí, haciendo mímica con sus labios pude leer un "Gracias".
Una sonrisa apareció en mi rostro, ver que pude hacer feliz a Isabella con unas simples palabras y ver la felicidad en el rostro de Mark, me llenó el corazón y en ese instante supe que estaba avanzando, mi ser frío va quedando poco a poco en el tiempo.