Aún seguía en el mismo lugar después de media hora, sentado en mi oficina, con la boca abierta, mirando hacia la puerta. Esa mujer me va a enloquecer, eso no me cabe duda. Aún no entiendo como tuvo el descaro de responderme así, sabiendo que soy su jefe, jamás alguien había tenido el valor de contrariarme. Quizás, solo quizás, se me fue un poco la mano hoy con ella porque aún me queda el resentimiento de ayer pero no era la manera de contestarme a mí.
En estos momentos no entiendo que es lo que pasa conmigo, por un lado la detesto, es insoportable y malhumorada por otro lado admiro su carácter fuerte y su firme presencia, además de que enciende mi parte baja solo con hablar pero recordar lo que hizo ayer hace que deje todo lo positivo de lado. Al diablo, con esa mujer.
Mojé mi cara en el baño para aclararme y dejé todo ordenado para salir de la empresa e ir con mi hija.
Afortunadamente vivo a quince minutos, por lo que llegué bastante rápido a casa.
-Paaaaaapi.- Vino mi niña corriendo hacia mí para abrazarme.
-Hola princesa, ¿cómo te ha ido hoy?
-Siéntate, siéntate tengo muuuuuuuuuucho para contar.
-De acuerdo, que te parece si preparamos juntos la cena y mientras me cuentas.
-Siiii
Elegimos juntos los ingredientes para la cena y nos dispusimos a cocinar o mejor dicho mi hija se puso a charlar.
-¿Te acuerdas de Jim papi?
-Claro, ¿qué ocurre con él?
-Hoy me dió un beso.- No me corté el dedo meñique con el cuchillo de casualidad.
-¿¡Qué!?
-Me dio un beso papi.
-¿¡Cómo que te ha dado un beso Isabel!?
-Sii papi porque le presté mis juguetes.
-¿Y dónde te ha dado el beso?- Dije más calmado, cómo se atreve ese niño a besar a mi ángel.
-En mi mejilla.
-De acuerdo, prométeme que me dirás cuando un chico te bese.
-Siii papi.
-No dejes que se te acerquen.
-¿Por qué?
-Yo solo digo...
-¿Sabes que vamos a hacer una obra papi?- Dijo mi hija notando lo molesto que estaba por su comentario, me enloquece pensar lo rápido que pasan los años y que ya desde temprano tenga que pensar en los chicos que rondan a su alrededor.
-No cariño, ¿de qué es?
-Bueno la maestra Mel dijo que quiere que sea algo natural, no sé qué significa pero voy a hacer a una mami que cuida muuuuuuucho de su hija. Como tú me cuidas a mí papi.- Esta niña sabe como quitar mi mal humor con su ternura.
-Que hermoso cariño,¿y cuándo será la obra?
-En una semana. ¿Iras a verme?
-No me lo perdería por nada del mundo.
-¿Fue divertido el trabajo?
-No mucho cariño, prefiero pasar el tiempo contigo.
-¿Lexie estaba?
-Sí.
-¿Y....fue buena?
-No sé como responderte a eso Bel pero no quiero que hablemos del trabajo, quiero saber de ti que no te vi en todo el día.
Terminamos de cocinar, cenamos y charlamos un poco más sobre la escuela. Cuando estaba lavando los platos, Bel me agarró por sorpresa de la cintura.
-Papi.
-¿Qué mi cielo?
-Jim va a ser mi esposo.- Oh por Dios aquí vamos de nuevo.
Después de arropar a Isabel en la cama, darle una larga charla sobre los chicos y advertirle que no pase mucho tiempo con Jim, fui al living a buscar mi tan necesitado vaso de whisky.
Luego de tener mi tiempo a solas para pensar llamé a Jacob.
-Mark, ¿cómo va todo?
-Estresado, ¿tú?
-Oh ya ha vuelto el viejo Mark.¿Qué te tiene tan estresado anciano?
-Un chico que besa a mi hija y una mujer que me va a enloquecer y no en el buen sentido.
-Por Dios Mark, Bel es una niña y ya te preocupas por los niños, relaja un poco hermano, con respecto a esa mujer, olvídate, este fin de semana consigues una con quién pasar la noche y asunto olvidado.
-Como si fuera todo tan fácil.
-No entiendo por qué haces un gran problema de todo.
-Soy así.
-Relájate, bebete otro trago más de whisky y ve a dormir.
-Como diga señor.
-Tú eres el anciano que llama por sus preocupaciones, consiguete un terapeuta.
-No es una mala idea.
-Estás loco.
-Lo sé, te dejo. Nos mantenemos en contacto.
-Adiós anciano.
Para finalizar con la ronda de llamados, marqué el número del psiquiátrico, los martes me dan un informe de Amy.
-Buena noches, centro psiquiátrico L´Etang.
-Buenas noches, ¿se encontraría la señora Banks?
-¿De parte?
-Mark Turner.
-Enseguida lo comunico.
Luego de unos minutos respondieron en la línea:
-Buenas noches Mark.
-Buenas noches señora Banks, ¿cómo ha estado Amy esta semana?
-Verás, ha progresado mucho, sus momentos de lucidez son cada vez mayores, en algunos momentos vuelve al período de niñez y comete actos que no corresponden con su edad pero estamos poniendo mucho esfuerzo en que mejore. Su hija, Christine, vino a verla ayer, desafortunadamente Amy tuvo un ataque gritando que ella no era su hija porque debería tener 5 años, allí está de nuevo esa pérdida espacial que tiene.
-Ya veo...
-No te desanimes Mark, es fuerte, logrará salir de esto.
-Lo sé, sólo que es duro ver que pase por todo esto.
-Te entiendo, si necesitas hablar no dudes en decirme.
-Lo sé, gracias.
-No es nada Mark, nos hablamos.
-Buenas noches.
Siguiendo el consejo de mi amigo fui por mi segundo vaso de whisky, definitivamente era un día para olvidar; subí a mi habitación, antes de acostarme revisé que mi hija se encontrara bien y fui a acostarme.
Con la mirada perdida en el techo comencé a replantearme si algún día lograría encontrar a esa mujer que necesito a mi lado, esa mujer que llene el lado derecho de mi cama, esa mujer sin la que no pueda vivir, esa mujer que logre ocupar mis pensamientos las 24 horas del día. Pensando en esa mujer fue como me dormí y caí en un profundo sueño, un sueño interrumpido por ojos azules mezclados con verde.
A la mañana siguiente me costó un mundo poder salir de mi cama, bañar a mi hija, darle el desayuno y llevarla a la escuela, ya llevaba quince minutos de retraso.
Para cuando llegué a la empresa mi padre ya me estaba esperando en mi oficina.
-Espero que esto no se haga una costumbre hijo.
-Lo siento papá, me retrasé con Bel.
-No le eches la culpa a la niña.
-Como digas papá, ¿necesitas algo?- Ya estaba logrando frustrarme, y desde la ventana podía ver a la maldita Lexie con su sonrisa burlona lo que no mejoraba mi situación.
-Necesito que vayas por Christine hoy a la escuela, su auto está en reparación.
-De acuerdo, ¿algo más?
-Sí, cuidado con el trato a mis empleados Mark.
-¿Ya te fue con el cuento la administradora?
-Ningún cuento, no voy a permitir que abuses de su horario.
-Lo que sea.
-No, Mark, lo que sea no. Madura y crece, esto es una importante empresa y no voy a dejar que lo arruines por un capricho.
-Fue inapropiado pero ya fue suficiente, te lo advierto Mark, basta.
-Está bien, necesito estar solo.
-Es por el bien de la empresa hijo.
-¡Lo sé, toda mi vida fue así!- Grité exasperado.
-Ya deja de comportarte como un chiquillo estúpido.
-¿Estás de broma? ¡No tienes corazón! ¡Te da igual ver a tu nieta llorar, te da igual los sentimientos de cualquier persona!¡No puedo creer todo lo que estás diciendo!
-Y yo no puedo creer tu comportamiento, sabes que me preocupo por ti, tu hermana e Isabel, ya deja el pasado atrás.
-Pues no puedo, al aparecer todo aquí es por el bien de la empresa, así que por el bien vete de aquí ¡Ahora!
Mis palabras fueron con doble sentido, el cual entendió y asintiendo con su cabeza se marchó. Mis palabras describían mi vida a la perfección, "por el bien de la empresa", siempre fue así, privándome de afecto o atención.
Estaba enojado, amargado, frustrado y lo único que quería era poder desaparecer, para empeorar la situación alguien tocaba la puerta.
-Adelante.- Dije entre dientes.
-Mark, amor, escuché tus gritos.
-¿Qué quieres Sara? No estoy de humor.
-Ya veo, quería saber si estabas bien.
-Pues no, ya puedes irte. Necesito estar solo ¿puedes entenderlo?
Como la astuta seductora que es se acercó provocativamente a mi escritorio, en el cual se sentó rozando con su pierna mi zona baja y dejando ver su ropa interior al abrir sus piernas. Me disgustaba ver lo fácil y desvergonzada que era.
-Podríamos hacer algo esta noche para sacarte ese mal humor ¿qué opinas?
-Yo opino que no estás bien de la cabeza, te recuerdo que tengo una hija que por cierto también es tuya a la que debo cuidar y además lo nuestro ha acabo, mételo en tu cabeza. Y por favor ten un poco de respeto por ti misma.
-De acuerdo, de acuerdo. Que humor tienes, llámame si cambias de parecer.
No pude contener la rabia y cuando cerró la puerta arrojé un cenicero contra esta, encontrándome con la mirada de asombro de Lexie desde la oficina de en frente. Genial, ahora yo seré el loco. Suspiré resignado y cerré los ojos por un momento olvidando todo, tratando de transportarme a un lugar donde no tuviera problemas, un momento de paz, al abrirlos ella estaba parada frente a mí.