lunes, 26 de mayo de 2014

Capítulo 4

Mark


Aún seguía en el mismo lugar después de media hora, sentado en mi oficina, con la boca abierta, mirando hacia la puerta. Esa mujer me va a enloquecer, eso no me cabe duda. Aún no entiendo como tuvo el descaro de responderme así, sabiendo que soy su jefe, jamás alguien había tenido el valor de contrariarme. Quizás, solo quizás, se me fue un poco la mano hoy con ella porque aún me queda el resentimiento de ayer pero no era la manera de contestarme a mí. 
En estos momentos no entiendo que es lo que pasa conmigo, por un lado la detesto, es insoportable y malhumorada por otro lado admiro su carácter fuerte y su firme presencia, además de que enciende mi parte baja solo con hablar pero recordar lo que hizo ayer hace que deje todo lo positivo de lado. Al diablo, con esa mujer.
Mojé mi cara en el baño para aclararme y dejé todo ordenado para salir de la empresa e ir con mi hija.
Afortunadamente vivo a quince minutos, por lo que llegué bastante rápido a casa.
-Paaaaaapi.- Vino mi niña corriendo hacia mí para abrazarme.
-Hola princesa, ¿cómo te ha ido hoy?
-Siéntatesiéntate tengo muuuuuuuuuucho para contar.
-De acuerdo, que te parece si preparamos juntos la cena y mientras me cuentas.
-Siiii
Elegimos juntos los ingredientes para la cena y nos dispusimos a cocinar o mejor dicho mi hija se puso a charlar.
-¿Te acuerdas de Jim papi?
-Claro, ¿qué ocurre con él?
-Hoy me dió un beso.- No me corté el dedo meñique con el cuchillo de casualidad.
-¿¡Qué!?
-Me dio un beso papi.
-¿¡Cómo que te ha dado un beso Isabel!?
-Sii papi porque le presté mis juguetes.
-¿Y dónde te ha dado el beso?- Dije más calmado, cómo se atreve ese niño a besar a mi ángel.
-En mi mejilla.
-De acuerdo, prométeme que me dirás cuando un chico te bese.
-Siii papi.
-No dejes que se te acerquen.
-¿Por qué?
-Yo solo digo...
-¿Sabes que vamos a hacer una obra papi?- Dijo mi hija notando lo molesto que estaba por su comentario, me enloquece pensar lo rápido que pasan los años y que ya desde temprano tenga que pensar en los chicos que rondan a su alrededor.
-No cariño, ¿de qué es?
-Bueno la maestra Mel dijo que quiere que sea algo natural, no sé qué significa pero voy a hacer a una mami que cuida muuuuuuucho de su hija. Como tú me cuidas a mí papi.- Esta niña sabe como quitar mi mal humor con su ternura.
-Que hermoso cariño,¿y cuándo será la obra?
-En una semana. ¿Iras a verme?
-No me lo perdería por nada del mundo.
-¿Fue divertido el trabajo?
-No mucho cariño, prefiero pasar el tiempo contigo.
-¿Lexie estaba?
-Sí.
-¿Y....fue buena?
-No sé como responderte a eso Bel pero no quiero que hablemos del trabajo, quiero saber de ti que no te vi en todo el día.
Terminamos de cocinar, cenamos y charlamos un poco más sobre la escuela. Cuando estaba lavando los platos, Bel me agarró por sorpresa de la cintura.
-Papi.
-¿Qué mi cielo?
-Jim va a ser mi esposo.- Oh por Dios aquí vamos de nuevo.
Después de arropar a Isabel en la cama, darle una larga charla sobre los chicos y advertirle que no pase mucho tiempo con Jim, fui al living a buscar mi tan necesitado vaso de whisky.
Luego de tener mi tiempo a solas para pensar llamé a Jacob.
-Mark, ¿cómo  va todo?
-Estresado, ¿tú?
-Oh ya ha vuelto el viejo Mark.¿Qué te tiene tan estresado anciano?
-Un chico que besa a mi hija y una mujer que me va a enloquecer y no en el buen sentido.
-Por Dios Mark, Bel es una niña y ya te preocupas por los niños, relaja un poco hermano, con respecto a esa mujer, olvídate, este fin de semana consigues una con quién pasar la noche y asunto olvidado.
-Como si fuera todo tan fácil.
-No entiendo por qué haces un gran problema de todo.
-Soy así.
-Relájate, bebete otro trago más de whisky y ve a dormir.
-Como diga señor.
-Tú eres el anciano que llama por sus preocupaciones, consiguete un terapeuta.
-No es una mala idea.
-Estás loco.
-Lo sé, te dejo. Nos mantenemos en contacto.
-Adiós anciano.
Para finalizar con la ronda de llamados, marqué el número del psiquiátrico, los martes me dan un informe de Amy.
-Buena noches, centro psiquiátrico L´Etang.
-Buenas noches, ¿se encontraría la señora Banks?
-¿De parte?
-Mark Turner.
-Enseguida lo comunico.
Luego de unos minutos respondieron en la línea:
-Buenas noches Mark.
-Buenas noches señora Banks, ¿cómo ha estado Amy esta semana?
-Verás, ha progresado mucho, sus momentos de lucidez son cada vez mayores, en algunos momentos vuelve al período de niñez y  comete actos que no corresponden con su edad pero estamos poniendo mucho esfuerzo en que mejore. Su hija, Christine, vino a verla ayer, desafortunadamente Amy tuvo un ataque gritando que ella no era su hija porque debería tener 5 años, allí está de nuevo esa pérdida espacial que tiene.
-Ya veo...
-No te desanimes Mark, es fuerte, logrará salir de esto.
-Lo sé, sólo que es duro ver que pase por todo esto.
-Te entiendo, si necesitas hablar no dudes en decirme.
-Lo sé, gracias.
-No es nada Mark, nos hablamos.
-Buenas noches.
 Siguiendo el consejo de mi amigo fui por mi segundo vaso de whisky, definitivamente era un día para olvidar; subí a mi habitación, antes de acostarme revisé que mi hija se encontrara bien y fui a acostarme.
Con la mirada perdida en el techo comencé a replantearme si algún día lograría encontrar a esa mujer que necesito a mi lado, esa mujer que llene el lado derecho de mi cama, esa mujer sin la que no pueda vivir, esa mujer que logre ocupar mis pensamientos las 24 horas del día. Pensando en esa mujer fue como me dormí y caí en un profundo sueño, un sueño interrumpido por ojos azules mezclados con verde.
A la mañana siguiente me costó un mundo poder salir de mi cama, bañar a mi hija, darle el desayuno y llevarla a la escuela, ya llevaba quince minutos de retraso.
Para cuando llegué a la empresa mi padre ya me estaba esperando en mi oficina.
-Espero que esto no se haga una costumbre hijo.
-Lo siento papá, me retrasé con Bel.
-No le eches la culpa a la niña.
-Como digas papá, ¿necesitas algo?- Ya estaba logrando frustrarme, y desde la ventana podía ver a la maldita Lexie con su sonrisa burlona lo que no mejoraba mi situación.
-Necesito que vayas por Christine hoy a la escuela, su auto está en reparación.
-De acuerdo, ¿algo más?
-Sí, cuidado con el trato a mis empleados Mark.
-¿Ya te fue con el cuento la administradora?
-Ningún cuento, no voy a permitir que abuses de su horario.
-Lo que sea.
-No, Mark, lo que sea no. Madura y crece, esto es una importante empresa y no voy a dejar que lo arruines por un capricho.



-¡Un capricho¡¡Tienes que estar de broma!¡Es tu nieta, joder, no te preocupa en lo más mínimo como la hizo sentir esa mujer!
-Fue inapropiado pero ya fue suficiente, te lo advierto Mark, basta.
-Está bien, necesito estar solo.
-Es por el bien de la empresa hijo.
-¡Lo sé, toda mi vida fue así!- Grité exasperado.
-Ya deja de comportarte como un chiquillo estúpido.
-¿Estás de broma? ¡No tienes corazón! ¡Te da igual ver a tu nieta llorar, te da igual los sentimientos de cualquier persona!¡No puedo creer todo lo que estás diciendo!
-Y yo no puedo creer tu comportamiento, sabes que me preocupo por ti, tu hermana e Isabel, ya deja el pasado atrás.
-Pues no puedo, al aparecer todo aquí es por el bien de la empresa, así que por el bien vete de aquí ¡Ahora!
Mis palabras fueron con doble sentido, el cual entendió y asintiendo con su cabeza se marchó. Mis palabras describían mi vida a la perfección, "por el bien de la empresa", siempre fue así, privándome de afecto o atención.
Estaba enojado, amargado, frustrado y lo único que quería era poder desaparecer, para empeorar la situación alguien tocaba la puerta.
-Adelante.- Dije entre dientes.


-Mark, amor, escuché tus gritos.
-¿Qué quieres Sara? No estoy de humor.
-Ya veo, quería saber si estabas bien.
-Pues no, ya puedes irte. Necesito estar solo ¿puedes entenderlo?
Como la astuta seductora que es se acercó provocativamente a mi escritorio, en el cual se sentó rozando con su pierna mi zona baja y dejando ver su ropa interior al abrir sus piernas. Me disgustaba ver lo fácil y desvergonzada que era.
-Podríamos hacer algo esta noche para sacarte ese mal humor ¿qué opinas?
-Yo opino que no estás bien de la cabeza, te recuerdo que tengo una hija que por cierto también es tuya a la que debo cuidar y además lo nuestro ha acabo, mételo en tu cabeza. Y por favor ten un poco de respeto por ti misma.
-De acuerdo, de acuerdo. Que humor tienes, llámame si cambias de parecer.
No pude contener la rabia y cuando cerró la puerta arrojé un cenicero contra esta, encontrándome con la mirada de asombro de Lexie desde la oficina de en frente. Genial, ahora yo seré el loco. Suspiré resignado y cerré los ojos por un momento olvidando todo, tratando de transportarme a un lugar donde no tuviera problemas, un momento de paz, al abrirlos ella estaba parada frente a mí.


lunes, 19 de mayo de 2014

Capítulo 3

Lexie


Mi cabeza daba vueltas en la mañana después de una noche pasada de copas, yo sola en mi casa, bastante patético para mi edad pero necesitaba ahogar mis penas y borrar el dolor que sentía por el solo hecho de sentir a esa niña en mi cuerpo. No había tenido contacto con ningún niño luego de que Charlotte muriera y la situación me superaba. Ese abrazo fue demasiado intenso para poder soportarlo.
Como pude, apenas, logré vestirme y lucir lo más decente posible para ir rumbo a la oficina en mi segundo día de trabajo que rogaba porque fuera mejor que el primero. Ya llevaba media hora de retraso y lo único que pedía era que nadie lo hubiera notado.
Corrí para tomar el elevador y al llegar a mi planta me apresuré por ir a mi oficina, me quité el abrigo pesado por el frío y lluvioso día que hoy hacía en Londres y me puse a trabajar.
Realmente me gusta mi trabajo, soy buena para administrar cuentas y es una buena distracción que me permite tener la mente ocupada durante el día.
Me concentraba en una cuenta con una importante empresa japonesa cuando noté un par de zapatos negros al pie de mi escritorio, levanté mi cabeza para encontrarme con el hijo de mi jefe. Genial, luego de lo que pasó ayer con su hija me despedirá.



-Sr. Turner, buenos días.- Dije levantándome para saludarlo, él solo dio un paso hacia atrás y luego hablo.
-Bonitas horas para llegar Srta. Clark.
-Lo siento, yo...- No pude continuar porque el desgraciado me interrumpió.
-No quiero saber que excusas tiene, asegúrese de llegar a horario si planea seguir en la empresa de mi padre, acá le dejo unos documentos para que revise. Le doy hasta el final del día para que yo pueda verlos.
-Por supuesto.- Dije entre dientes. Sin más, se fue hacia su oficina que desafortunadamente era en frente de la mía, en estos momentos necesito una maldita cortina para poder gritar de frustración. Aunque debía dar gracias por no haber sido despedida después del espectáculo que hice ayer.
Aceleré el ritmo para poder llegar a tiempo a terminar todo el trabajo que tenía por hacer y poder tener un respiro en el almuerzo.
Números, números y más números. Mi cerebro trabajaba a la velocidad de la luz sin parar y necesitaba urgentemente una buena dosis de cafeína para poder seguir, por lo que fui hasta una pequeña cocina que hay en nuestra planta para el uso del personal que aquí trabaja, lo que nos ahorra el tiempo de tener que salir en busca de comida.
Preparaba un café expresso cuando escuché una voz detrás de mí:
-Yo quiero uno también preciosa.
-¡Frank! Me asustaste.


-Lo siento, linda. ¿Cómo estás? - Dijo besando mi mejilla, Frank trabaja en la empresa desde hace 5 años, tiene un importante puesto aquí, que se ha ganado con mucho esfuerzo y dedicación; fue él quien le ofreció empleo a Jack, ambos son mis dos únicos amigos aquí en Londres, sacando a Melissa. Aunque no tengo con Frank la confianza que tengo con Jack por alguna extraña razón de todos modos no deja de ser una persona buena y confiable.
-Aguantando al hijo del jefe de la mejor manera posible.
-Mmm...creí que estarías babeando por ese modelito.
-Y ahí está el punto por el que siempre dices estupideces.
-¡Hey! Yo sólo digo lo que escucho por los pasillos, todas hablan de él.
-Pues yo soy diferente.
-Lo sé, Lex.- Dijo con una pequeña sonrisa en su rostro.
Detrás nuestro alguien se aclaraba la garganta.
-Disculpen, que interrumpa el tierno momento pero esos papeles no se verán solos y mi tiempo vale mucho.
-Enseguida Sr. Turner.
Sin más se fue lanzando una mirada venenosa a Frank.
-¿Qué demonios has hecho para que te trate así? Todas dicen que es un "encanto", no veo la razón por la que no sería así contigo.
-No es nada.
-Lex....
-Está bien, está bien. Su hija me abrazó ayer y yo la aparté bruscamente.
-Te metiste en un buen lío.
-Sabes como me afectan los niños Frank.
-Sí preciosa, pero no te preocupes. Ya se le pasará, sólo que te metiste con su hija....
-Oh sí, claro, seguro. Hice llorar a su hija y pedí a gritos que me la quitarán de encima, seguro se le pasará.
-Bueno desde ese punto de vista.....Tú has tu trabajo, no dejes que el hijo del jefe te afecte.
-Lo intentaré.
-¿Almorzamos juntos?
-Seguro.¿Y Jack?
-Almorzará con nosotros.
-Perfecto.
-Nos vemos luego, preciosa.
-Ya deja de llamarme así.
-Ya quisieras preciosa.
Soltando un bufido volví a mi tarea, sintiendo la mirada asesina de Mark desde la oficina de enfrente. ¿¡Por qué rayos no habían cortinas!?
Me esmeré por no cometer ni un error, no quería escuchar su voz quejándose nuevamente. Luego de dos horas sin parar mi mejor amiga llamó.
-Hola Mel.
-Ahora si contestas. ¿Dónde demonios te metiste ayer que no contestabas tu teléfono?
-No fue un buen día.
-Ya veo, conociéndote te habrás emborrachado.
-Me conoces bien.
-¿Te parece que nos veamos hoy?
-Perfecto, te aviso cuando termine.
-Genial, no te quedes hasta tarde.
-Todo depende de mi nuevo jefecito.
-Mmmm ya me contaras de ese jefecito.
-Nada bueno, te lo aseguro.
-Sí, sí lo que digas. Te veo después.
-Adiós.
Dejé todo a medio terminar para ir a almorzar cuando llegaba la hora del mediodía. Me reuní en la mesa con Jack y Frank.
-Hola, Lex.¿Cómo va el segundo día?- Preguntó Jack.
-Como el infierno con el jefe pero me gusta mi trabajo.
-¿Con el jefe?
-Sí, con Mark Turner.
-¿Y dices que un infierno?
-Sí, un infierno.
-Si que eres rara.
-Ya lo verás con tus propios ojos
-Lexie dice la verdad, hoy mismo vi como le hablaba, como si la rechazara, no le da respiro.
-Eso si es raro.
-Mmm no lo es, ayer tuve un problema con su hija. Sabes que no se me dan bien los niños.
-Ya veo...Lexie, no dejes que ese hombre te arruine, cualquier tipo de problema que tengas o sientas que abusa de su poder me avisas ¿está claro?
-Tranquilo papá, se cuidarme muy bien, pero te mantendré al tanto.
-Lo digo porque te quiero.
-Lo sé.
-Bueno pueden dejar las palabritas de amor y comer en paz.- Dijo Frank exasperado.
-Búscate una chica Frank  y deja al resto en paz.
-Pronto la tendré...Pronto.
Ambos lograron mejorar mi humor durante el almuerzo, este par era un salvavidas que cada vez que podía estaba dispuesta a agarrar para no ahogarme en la desesperación.
Luego de almorzar volví a los malditos papeles de Mark, fui muy detallista y cuidadosa. Revisé todo dos veces y cuando ya estuve segura me acerqué a su oficina.
-Adelante.
-Sr. Turner le traigo los papeles que me pidió.
-Ya era hora.- Conté hasta diez para no lanzar una lista de insultos.
-Disculpe la demora.
-Está bien, los revisaré.
-De acuerdo, si ve algún error avíseme. Con permiso me retiro, que tenga una buena noche.
-¿Perdón?¿A dónde piensa que va?
-Bueno... ya terminé los papeles y es mi horario de salida.
-Creo que no está en condiciones de decidir nada.
-Disculpe Sr. pero tengo un contrato, en el cual está estipulado mi horario de entrada y de salida. Mi retraso de esta mañana ya lo he compensado y me esmeré haciendo estos papeles. Lamento lo sucedido ayer con su hija, pero no voy a tolerar tal maltrato por su parte. Ahora sí, hasta mañana Sr. Turner.
Sin más me fui de su oficina dejándolo con la boca abierta y la palabra en la boca, no quería escucharlo, estoy harta de este hombre insufrible me desespera lo calculador que está siendo conmigo y su abuso hacia mí. Sé que no tuve una buena acción con su hija, pero él no me conoce y no sabe por qué reaccione así.
Frustrada tomé mis cosas y salí de la empresa. Me subí a un taxi y marqué el número de mi mejor amiga.
-Mel, acabo de salir de la empresa. ¿Paso por tu casa?
-Perfecto, ya casi estoy lista. Encontré un nuevo lugar de comida cerca de casa, te encantará.
-Genial, muero de hambre. En diez minutos estoy.
-Te espero.
-Hasta luego.
Durante el trayecto en el auto traté de relajarme, despejar mi mente, enfocarme en las frías y mojadas calles de Londres, este lugar se asemeja a como me siento por dentro, fría, ni un poco de calor brota en mi interior, esa sensación se fue de mí y dudo volver a encontrarla. Por otro lado, descubrí que no estoy del todo muerta por dentro, Mark Turner hizo que sacara mi parte fuerte, mi sangre caliente.


Tratando de ser más positiva le pagué al conductor y subí al piso de mi amiga, con ella volvería la alegría.
Apenas toqué el timbre se abalanzó sobre mí para abrazarme.
-Al fin mujer, te  he extrañado.
-Sólo fueron tres días Mel, no exageres.
-Para mí ha sido una eternidad.
-Bueno, ¿ya estás lista?
-Sí, vamos yo también estoy hambrienta.
El lugar resultó perfecto, acogedor, no muy grande, con una luz tenue que hacía al ambiente más cálido, y el menú hacía a mi estómago rugir. Elegí unos rolls de pollo con una ensalada caesar y Mel un plato de sushi, su favorito.
-Bueno...vamos cuéntamelo todo.
-Mmm veamos, mi fin de semana fue normal películas, limpieza y correr. El lunes había empezado perfecto, me dieron una muy linda oficina, el trabajo no fue agotador pero al salir mi jefe me presentó a su hijo...
-Ese que llamas jefecito.
-Ese mismo, el hombre es perfecto es todo un modelo, el problema es que tiene hija...
-Oh Lex....¿y qué pasó?
-La niña estuvo ayer y me abrazó.
-Lex...¿qué hiciste?
-La saqué a los gritos.
-Lo supuse, ¿qué dijo el padre?
-Pues imagina, el hombre me odia.
-¿Y hoy que tal estuvo contigo?
-Quería hacerme trabajar hasta más tarde, tuve que darle un buen sermón para poder salir.
-Esa es mi amiga, demuestra tu fortaleza.
-Pues sabes que así soy, no voy a dejar que nadie me pase por encima. Este hombre llega a desesperarme.¿Que tal tú?
-Yo enfocada en mi arte, trabajo en una nueva obra con la escuela, sé que no te gustan los niños pero hice algo especial y quiero que lo veas. ¿Podrías ir el próximo fin de semana a la escuela?
-Mel....
-Por favor, por favor, por favor...
-Ya basta está bien, no sigas.
-Gracias, eres la mejor, te gustará.
-Eso espero.
Tuvimos una agradable noche juntas siempre lo pasaba bien con ella, no nos quedamos hasta muy tarde ya que mañana es día laboral y no puedo arriesgarme a llegar tarde nuevamente.
Al llegar a casa me di un relajante baño y me acosté, me sentía tan agotada que caí rendida en un profundo sueño, un sueño interrumpido por ojos azules.

lunes, 12 de mayo de 2014

Capítulo 2

Mark

La había visto trabajando, la observé por un largo tiempo como acataba todo lo que la Sra. Mitchell le decía pero ella no notaba lo que yo hacía, no me había visto a los ojos, ni siquiera sabía que yo existía. Mi primer día de trabajo en la oficina de mi padre y me había enamorado de la administradora, Lexie, la perfecta Lexie.
Jamás en mi vida había visto una mujer tan hermosa como ella, su pelo rubio me invitaba a acariciarlo, tenerlo en mis manos, sus ojos entre un verde y azul me hipnotizaban y su perfecta sonrisa la iluminaba aunque no sonreía mucho por lo que observé ayer. La quería a mi lado, quería hacerla mía.
Debo admitir que mi ex mujer, Sara, me atraía mucho pero jamás de la manera que me atrae ella.
Por fin pudimos llegar a un acuerdo con Sara, a ella jamás le importó Isabel, nuestra hija, lo cual fue uno de los factores que influyeron para que nuestra relación acabara, ahora mi hija vivirá conmigo y sólo los fines de semana y fechas patrias lo pasará con su madre si es lo que quiere, cosa que dudo porque siempre está ocupada con trabajo o con su importante círculo de amigas. Ella también trabaja en la oficina de mi padre, así la conocí, una de las cosas que no va a gustarme de trabajar aquí va a ser tener que verla todos los días.
Hoy estaba decidido a que mi padre me presentara ante aquella hermosa administradora y con la excusa de que tenía que conocer al personal él la interrumpió antes de que se fuera de la oficina.
Acá la tenía frente a mí, no podía ocultar mi felicidad, tenía una sonrisa de oreja a oreja y el hecho de que mi pequeña princesa estuviera conmigo lo hacía aún mejor ya que deben llevarse bien porque estoy seguro con mi vida que ella va a ser mi mujer para siempre. Sólo con su camisa, chaqueta, falda y un simple rodete lucía imponentemente hermosa.
-Disculpe que interrumpa su salida pero quería presentarle a mi hijo Mark Turner, él está trabajando en la empresa como vicedirector. Hoy es su primer día.- Dijo mi padre.- Oh y ella es mi nieta Isabel Turner.




Le sonreí ampliamente pero ella sólo asintió diciendo:
-Sr. Turner un placer conocerlo.
-Por favor, sólo Mark, el Sr. Turner es mi padre y no creo ser tan viejo.
-Como usted prefiera.- Vaya, no tenía un carácter fácil pero eso no importaba. Me gustan las mujeres fuertes y con carácter.
-Bel saluda a la señorita Lexie.- Le dijo mi padre a mi pequeña.
Sin previo aviso Isabel se lanzó a Lexie y la abrazó. Lo que sucedió a continuación me dejó pasmado, la cara de Lexie se contrajo en disgusto y sacudiéndose dijo:
-Quitala, quitala. Con un apretón de manos bastaba niña.- Mi hija me miró con los ojos llorosos pensando que había hecho algo malo, quien demonios en este mundo le niega un abrazo a un niño y quien demonios le pide un apretón de manos. Nadie jamás hará llorar a mi bebé por lo que a partir de este momento odio a Lexie Clark, quien se cree que es, podrá ser la mujer más hermosa del mundo o la última que quede en este planeta pero meterse con mi hija es lo peor que pueden hacer.
-Lo siento.- Se disculpó ella.- Me tengo que ir.
Salió disparada sin esperar contestación pero ya poco me preocupaba lo que hiciera esa mujer.
-Si que contratas bien al personal.- Le dije a mi padre.
-No sé porque reaccionó así hijo, pero contrato por sus capacidades no por su afectividad a los niños, quizás no le gusten pero si de algo estoy seguro es que es una luz para los números y no la pienso despedir.
-Nadie dijo que lo hicieras, pero la mantendré vigilada.
-No te pases de la mano.
-No, si me disculpas voy a mejorar el humor de mi  hija que por lo visto tu empleada la dejó hecha un mar de lágrimas.
Cargué a mi hija en el auto, le coloqué el cinturón y mientras manejaba pensaba a donde la llevaría para que estuviera contenta. Bel es una niña increíble, en un mes cumplirá sus 5 años, es inteligente, valiente, carismática y de más está decir que es hermosa es por eso que me enferma verla llorar por cosas que no debería. Maldita Lexie.
-Bel, ¿estás bien bebé?
-Lexie es mala.


-Lo sé  princesa, no hiciste nada malo. 
-¿Por qué no le gustan los abrazos?
-No lo sé, tampoco quiero saberlo. ¿A dónde quieres ir?
-¿Helado?
-¿De frambuesa?
-Siiiii.
Mi hija era fácil con sus cambios de ánimo, ojalá los adultos tuviéramos esa capacidad. La llevé a su heladería preferida, tomó su helado y luego a la jugetería a comprar la muñeca que hace una semana venía rogando por tener. Me encantaba verla sonreír cuando le compraba lo que le pedía, sé que la malcrío y le doy todo lo que pide pero llegó al mundo para iluminar mi vida y es lo menos que puedo hacer por ella.
Cuando llegamos a casa preparamos juntos una linda cena y luego jugamos un rato hasta que se quedó dormida en el sillón, la cargué hasta su habitación y la arropé, es un ángel hermoso durmiendo.
Más tranquilo y poniendo un poco de orden en la sala, me senté y me serví un vaso de whisky, el día de hoy me había frustrado por completo cerré mis ojos luego de beber todo de un sorbo pero la paz se vió interrumpida por el sonido de mi celular. Miré la pantalla considerando ignorar la llamada pero era mi mejor amigo y no podía colgarlo después de todo lo que me ha soportado estos meses.
-Jacob, ¿cómo va todo?
-Mark, acá ando, todavía trabajando, este proyecto nuevo está matándome. ¿Y tú?
-Hoy fue el primer día, nada nuevo, ya empezaré a estresarme te lo aseguro.
-¿Qué tal si salimos hoy?
-¿Te recuerdo que tengo una hija? La cual es tu ahijada.
-Lo sé, lo sé. Pero te vendrá bien salir, distraerte, conocer alguna sexy mujer con la que desahogarse.
-Ni lo digas, creí haber conocido al amor de mi vida ayer y hoy en la mañana la mujer resultó ser un monstruo que odia a los niños.
-Hey, recuerda que no todas las personas quieren hijos, sólo estas así porque es por tu hija.
-Sea como sea Jacob, es un demonio.
-Bueno, ya ves necesitas salir.
-¿El fin de semana?
-Perfecto, ¿qué harás con Bel?
-Quizás se la deje a mis padres.
-Avísame cualquier cosa.
-De acuerdo, hablamos mañana.
A Jacob lo conocí a los 16 años, como mis padres no me prestaban la debida atención me acerqué a un grupo de chicos que no eran la mejor influencia para mí, por suerte antes de que me metiera con ellos Jacob apareció, desde allí nos hicimos amigos inseparables, es mi hermano y mi cable a tierra. No tuvo una vida fácil, sus padres murieron cuando era niño y quedó con su abuela, luego ella murió cuando tenía 18 años y desde ese momento mis padres lo acogieron como un hijo más, ahora ya es un reconocido arquitecto y vive no muy lejos de mi casa. Siempre fue un mujeriego y la llegada de mi hija lo cambió todo ya que con ella no podemos salir de la misma manera como solíamos hacerlo antes pero de vez en cuando le doy sus gustos y lo acompaño. A soportarlo ahora el fin de semana, pero a decir verdad necesito una distracción aunque sea de unas horas y si consigo algo mucho mejor, ya que hace más de seis meses que no tengo un buen revolcón y la abstinencia me está matando, tener una hija lo complica todo pero no imagino una vida sin ella.
A la mañana siguiente me levanté de mejor humor que el día anterior, me preparé para tener el desayuno listo y fui a despertar a mi bebé.
-Bel, andando ángel, ya es hora de ir al jardín.
-Un ratito más paaaaapi.
-Vas a llegar tarde y tu maestra se va a enojar.- Como si hubiera dicho las palabras mágicas se levantó como un resorte de la cama, ella amaba a su maestra y no haría nada que la enfadara.
La ayudé a cambiarse y bajamos por el desayuno, mientras mi hija agarraba sus cereales comenzó a comentarme todo lo que haría durante el día, es una buena charlatana.
-El papá de Jim, lo lleva todos los dias a ver las prácticas de soccer ¿es lindo no?
-Que bueno por Jim.
-Sí, pero el papá de Jim no tiene pelo y está gordo.
-Eso es porque es mayor Bel.
-Tu pelo es más largo que el de los otros, eso es bueno entonces. No eres mayor como los demás.- Mi hija me sacó una carcajada, no sé como hace para decir las cosas que dice.
-Hija, soy mayor pero no como el resto de los padres.



-¿Por qué?
-Porque llegaste a mi vida cuando yo era joven.
-Eres el papá más lindo.
-Gracias princesa, y tú la hija más linda del mundo, no espera, del universo.
-¿Qué es el universo?
-No lo entenderías pequeña, pero es algo bueno, andando que vamos tarde.
Después de escucharla media hora más hablando la dejé en su escuela, se sentía un vacío en el coche al no escuchar su voz.
Para cuando llegué a la oficina la Sra. Mitchell estaba esperándome:
-Buenos días joven Turner.
-Buenos días Sra. Mitchell, ¿qué tal está?
-Muy bien, gracias. Su padre lo espera en la oficina.
-Muchas gracias, la veo luego.
Fui con mi padre, con el correr de los años puedo decir que fue ablandándose jamás se preocupó lo suficiente por mi al igual que mi madre pero tratan de enmendarlo con Isabel y mi hermana Amy, aunque no haya forma de volver el tiempo atrás. Ella tuvo una vida un tanto más complicada que la mía, las malas influencias la llevaron a tener una hija a los 17 años, el padre murió de una sobredosis de cocaína lo que dejó devastada a Amy, hoy en día está internada en un psiquiátrico, tiene sus momentos en los que es consciente de todo y lleva una vida normal pero otra veces es imposible estar con ella. Mi sobrina, Christine, la visita a diario. 
Llegando a la oficina de mi padre lo encuentro parado detrás del escritorio.
-Buen día papá.
-Hola hijo, ¿cómo fue ayer?
-Logré calmar a Bel, recién la dejé en su escuela.
-Fantástico.
-Voy a necesitar que la cuiden el fin de semana ¿podrían?
-Seguro, tu madre estará encantada.
-Perfecto, ¿cuál será mi oficina entonces?
-De eso quería hablarte, no quiero que te alteres pero no quedaba otra opción.
-¿Qué sucede?- Lo seguí por los pasillos hasta que se detuvo.
-Mark, esta será tu oficina.- Genial una hermosa oficina pero opacada por tener que ser justo la que está en frente de la de Lexie. Lo que faltaba, joder.
-¿No podía ser otra?
-Créeme que si hubiera otra te la daría, pero sólo queda esta o al menos hasta que se desocupe otra.
-Si no hay más remedio...
-Ten paciencia Mark.
-Lo intento.
Finalmente mi padre me dejó solo, acomodé mis pertenencias que aunque eran pocas son muy valiosas para mí. A diferencia de la oficina de Lexie la mía tenía cortinas lo que me daba más privacidad, cuando me acerqué a abrirla para tener más luz observé que ella entraba a su oficina. A pesar de todo no pude evitar mirar cada movimiento que hacía.


Seguía siendo tan malditamente hermosa, se quitó su chaqueta dejando ver un poco el escote de su camisa, se recogió el cabello de manera verdaderamente sexy, me dejaba sin habla, pero su actitud de ayer me hacía verla como la mujer más horrible del mundo. Ignoré mi erección y comencé a trabajar, no tenía tiempo para perder con esta mujer y cuanto antes llegara el fin de semana mejor.

lunes, 5 de mayo de 2014

Capítulo 1

Lexie


5 de mayo de 2014

Un año se ha cumplido desde la muerte de mi pequeña, un año en el que creí morir de desesperación y angustia, la depresión me consumió, envidié a cada niña que vi con sus padres, no lograba comprender el por qué. 
Finalmente después de probarlo todo, desde terapias hasta actividades físicas me resigné, acepté que no podía hacer nada para cambiar lo sucedido, estar así no me devolvería a mi niña y yo empeoraría, decidida a cambiar el rumbo de mi vida me mudé a Londres, dejando a mis padres en Estados Unidos. Realmente necesitaba cambiar de aire.
No sé que me trajo hasta aquí ni se si lo que me tiene preparado el futuro será bueno o malo pero ya nada me importa, vivo el día a día, tengo un buen trabajo en una importante empresa como administradora, tres amigos geniales y un buen lugar donde vivir, a pesar de todo estoy incompleta pero no queda más remedio que seguir adelante con mi vida. 
Soy una persona más firme y decidida comparada a lo que era hasta hace un año, muchos creerán que soy fría pero sinceramente no me importa lo que piensen de mí. Además, dentro de mi reducido grupo de amigos cuento con el apoyo de mi mejor amiga de la infancia, Melissa, ella me acompañó en cada minuto de mi vida, en las buenas y en las malas, me comprende a la perfección y agradezco tenerla a mi lado, me sigue a donde quiera que vaya y sé que sin ella me derrumbaría.
Durante el año que estuve aquí en Londres me dediqué a tomar unos meses de descanso y el resto a trabajar en una pequeña empresa en la que prácticamente era explotada, duré apenas tres meses y luego decidí apuntar a mejores lugares de trabajo, ¿cuál fue el resultado? obtener el empleo en la mejor empresa multinacional de Londres "Turner Inc." gracias a Jack. 
A él le debo mucho, lo conocí los primeros días que llegué al país, ambos recién llegados tratando de descubrir cómo llegar a nuestras respectivas nuevas casas cuando al final de cuentas caímos en que eramos nada más y nada menos que vecinos; es una persona carismática, bondadoso, alegre y realmente en estos momentos de mi vida es lo que necesito para quitarme la amargura.
Hoy es mi primer día después de la semana de capacitación con la secretaria del Sr. Turner. Si fuera la misma de antes estaría nerviosa y torpe, pero no es el caso.
Me presento puntual a las 8 de la mañana para que me dirijan a mi nueva oficina.


-Buenos días Sra. Mitchell.- Le digo a la secretaria que me estuvo capacitando, es una mujer grande de unos 50 años, estatura media y cabello cobrizo. No es una bruja pero tampoco la Madre Teresa por lo que nos limitamos a un trato cordial.
-Buenos días señorita Clark, ¿emocionada por el día de hoy?
-Sólo espero ser capaz de seguir todas sus instrucciones.
-Estoy segura que sí, vamos acompáñeme a su oficina.
No esperaba una oficina tan grande honestamente, sé que el dinero aquí llueve pero este lugar es un despilfarro, mi escritorio es de vidrio, la silla de cuero, un amplio ventanal desde el que se ve la ciudad, alfombra que por el material luce cara, pero no soy yo la que paga todo esto así que allá ellos con lo que quieran hacer con su dinero.
-¿Le gusta su oficina?- Pregunta la Sra. Mitchell al ver que no emito comentario.
-Sí, es más de lo que esperaba.
-Tienes un intercomunicador en el escritorio, cualquier cosa que necesites hablar con el Sr. Turner me llamas a mí y te comunico con él ¿Entendido?
-Por supuesto.
-Bueno, le deseo un buen día, con permiso me retiro.
-Gracias, que tenga un buen día usted también.
Pasadas unas horas me acostumbré al ambiente frío de la oficina, se podía decir que era elegante y linda pero esa maldita puerta de vidrio no daba privacidad por lo que podía ver todo lo que ocurría fuera de la oficina y los de afuera me veían a mí.
Me concentraba en una importante cuenta que había que revisar para un trato cuando un destello de cabello rojizo pasó por la puerta. Una niña. Genial. Una niña. Justo lo que necesitaba en este momento. Aparentaba tener la misma edad que mi hija, maldición.
No pude evitar hacer contacto visual con ella y al mirarla a los ojos lo volví a sentir nuevamente, volví a sentir el dolor. No otra vez por favor. No ahora. Pero ya era tarde, ya me había transportado.

5 de mayo de 2013

-¡Maaaaaami!¡No quiero ir!
-Lo sé pequeña, sé que no quieres ir pero recuerda lo que te expliqué papi y mami ya no están juntos, y tuvimos que hacer un trato, para que te quedes conmigo papá te vería los fines de semana. Hoy es fin de semana y tienes que ir con él, son sólo dos días y estarás conmigo ¿si?
-Está bien- Dijo poniendo su cara de cachorrito.
-Esa es mi princesita, ¿le das un abrazo a mami?
-Siiii.- Se abalanzó encima mío y me dió uno de esos abrazos que no me dan ganas de soltarla nunca más.
-Voy a buscar a papá para que entre, ve a buscar tus cosas para irte.
-Sí mami.
Pasados unos minutos mi ex esposo llegó.
-Hola Lexie.
-Hola, ¿tienes todo?
-Sí, ¿por qué te preocupas tanto? Son sólo dos días.
-Porque es mi hija y me preocupo por ella, además ¿es necesario llevarla a la casa de tu mujer? Ese camino es horrible.
-Puedes relajarte mujer, quiero que conozca a su familia y debemos ir, según la custodia soy yo quien decide qué hacer los fines de semana. Además quiero probar a mi nuevo amigo, ¿viste mi nuevo auto? A Charlie le encantará.- Resignada suspiré. Luego de descubrirlo con la secretaria tuvo el descaro de admitir en mi cara que ya no me amaba y que por eso recurría a ella, ahora son una feliz pareja y sólo puedo sentir rechazo por ellos.
-Lo que sea, te está esperando dentro.
Entramos a la casa y James se paró al pie de la escalera.
-¡Charlieeee! Baja a darle un abrazo a papi, bebé. Vamos que se nos hace tarde.
-Paaaaaapi.
Corrió y se tiró en sus brazos, mi hija daba amor sin parar.



-Hola bebé, ¿como te portaste esta semana?
-Bieeeeen, ayudé a mami con toooodo y fuimos al cine a ver una película por sacar una estrellita de felicitaciones en mi clase.
-¡Qué bueno Charlie! Despídete de tu mamá así vamos.
Le coloqué su abrigo y su gorrito, y la llevé cargada en brazos hasta el auto.
-Te amo hija, cuídate y pórtate bien.
-Sí mami, te amo.- Con un beso en la mejilla y un fuerte abrazo le dejé en el asiento trasero.


-Por favor James, avísame cuando lleguen.
-Sí Lexie, quédate tranquila, nos vemos el lunes.
-Adiós, cuídala.
Mi corazón se estrujaba al ver como el auto se alejaba y Charlotte se despedía por la ventana.
Cuando mi hija no estaba en casa, todo se sentía frío y vacío, me dediqué el resto de la tarde a lavar sus ropas y ordenar su cuarto que por lo general era un desastre.
Me preparé una comida rápida al llegar la noche y me acosté a mirar una película en el sillón del living, mis ojos estaban por cerrarse cuando comprobé que ya eran las 9 de la noche y  no tuve llamado de James, lo normal en él.
Marqué su número y al tercer tono atendieron, sin esperar a que hablara grité:
-¡James! ¿Por qué diablos no me has llamado?
-Disculpe, ¿es usted familiar del Señor James Bennett?- Me paralicé al descubrir que la voz al otro lado del teléfono no era la del padre de mi hija.
-La ex mujer.
-Señora, su ex esposo tuvo un accidente.- Sentí morirme por dentro en ese mismo momento.
-¿Qué ocurrió?
-Yo no fui testigo, pero al parecer iba a una velocidad acelerada y se estampó contra un auto estacionado.
-¿Mi hija?
-Señora, no puedo decirle más, su hija y su ex marido están en el Springhill Hospital.
-Gracias, voy de inmediato.
Sin preocuparme por mi apariencia, tomé un taxi hasta el hospital. Durante el camino recé todas las plegarias habidas y por haber para la salud de mi hija.
Pagué el viaje y fui hasta la recepción.
-Disculpe, ¿dónde se encuentran James y Charlotte Bennett?
-Segundo piso a la izquierda.
Corriendo por las escaleras ya que no podía perder tiempo en esperar al elevador busqué en el segundo piso algún doctor que me ayudara. Finalmente encontré a uno.
-Disculpe doctor, ¿usted sabe algo de James y Charlotte Bennett?
-Oh sí, ¿es usted familiar?
-Ex esposa y madre de Charlotte.
-Soy el Dr. Evans acompáñeme por favor.- Nos sentamos en las sillas de la sala de espera y me explicó la situación.
-Señora, verá, su esposo iba a una alta velocidad por lo que el impacto del accidente fue bastante fuerte. La situación actual de él es estable aún no despierta pero fue por el impacto, tiene fracturas y tuvimos que extirparle un pedazo de vidrio del abdomen que afortunadamente no tocó ningún órgano. La parte difícil es que su hija iba en el asiento de al lado del conductor.- Maldito James, yo había puesto a la niña en la parte trasera del auto- Si la niña hubiera ido atrás quizás habría sobrevivido, pero lamentablemente debo informarle que su hija no sobrevivió, aún se encuentra en su camilla por si quiere despedirse, lo siento mucho, créame que hicimos todo lo posible.
Me morí en ese momento, me fui con mi hija, mi corazón se destrozó, perdí el sentido de vivir, quería dejar de respirar. El doctor trató de consolarme, pero nadie podía hacerlo. Odié a James, maldito bastardo, nunca debí dejarlo ir con ella, le advertí que era un camino peligroso y se tomó la libertad de conducir rápido. Fui a ver a mi hija a cuidados intensivos, yacía pálida en la cama y magullada, la peor escena que me tocó ver en toda mi vida. Acaricie su rostro y susurré:
-Te amo bebé, descansa en paz angelito. Siempre vas a estar conmigo.

5 de mayo de 2014
La realidad me golpeó de lleno en la cara, la niña de cabello rojizo me miró, asintió y sonrío, dejándome perturbada por los recuerdos y su actitud, se fue saltando.
Había sido un día agotador y sólo necesitaba estar sola en la calidez de mi hogar, quizás con una botella de alcohol para borrar la angustia que me trajo la niña al recordar la muerte de mi hija. Tomé mis cosas y me dirigí a la salida.
-Señorita Clark.- Genial, ahora tenía que dialogar con el jefe. Me di la vuelta y le sonreí falsamente.
-Señor Turner, buenas tardes.
-¿Qué tal su día?
-Muy bien, gracias. Ya he terminado mi horario.
-Oh, sí lo sé, disculpe que interrumpa su salida pero quería presentarle a mi hijo Mark Turner, él está trabajando en la empresa como vicedirector.- Allí estaba parado un hombre de cabello negro y ojos azules con una estúpida sonrisa de felicidad, y por si fuera poco la niña estaba con él sonriéndome también. Soy mujer no voy a negar de que el hijo de mi jefe es realmente atractivo pero eso a estas alturas ya me parece insignificante, últimamente no he pensado en hombres, de hecho el único hombre en mi vida fue James- Oh y ella es mi nieta Isabel Turner.
Genial la familia feliz estaba presente y yo quería ahogarme con una botella de vodka en mi casa. Necesitaba salir de ahí de inmediato.